Foto: Vacunación de un bebé en Sudán. Copyright Bill and Melinda Gates Foundation.
Olvídense del 0,7%. El asunto de moda en las políticas de lucha contra la pobreza es la irrupción de los grandes filántropos internacionales. Enraizadas en la cultura anglosajona de la financiación privada para actividades de interés público, las fundaciones creadas por grandes empresas o por individuos multimillonarios (casi siempre estadounidenses) se han convertido durante la última década en un referente básico en algunos asuntos como la educación, el hambre o la salud global. Una estimación reciente del Parlamento Británico elevó a 60.000 millones de dólares las contribuciones anuales de estos grandes filántropos a la ayuda internacional.
Son muchos recursos para que esto sea un mero lavado de cara, pero tampoco es oro todo lo que reluce: en algunas ocasiones, los filántropos pueden distorsionar la agenda del desarrollo hasta tal punto que muchos consideran que su mayor contribución sería desaparecer.