Eulalie Rasoarlalao y su bebé de cuatro meses, Francia, sonríen para las cámaras tras haberse vacunado en el centro de salud de Isotry (Madagascar). Foto: GAVI Alliance.
A pesar de sus diferencias, 40 millones de niños de sitios tan remotos como Bangladesh, Ruanda, Haití o Filipinas tienen una cosa en común: nacen en ‘desiertos de atención sanitaria’. De este modo ha descrito la organización Save the Children un entorno en el que los menores carecen de cualquiera de las seis rutinas básicas de inmunización (incluyendo la difteria, la tosferina o el tétanos) y no han recibido ningún tratamiento o recomendación para evitar las diarreas.
El modo en que estos niños sucumben ante enfermedades fácilmente prevenibles supone una violencia que cualquiera es capaz de comprender. La buena noticia es que este fracaso es la excepción en una batalla global contra la mortalidad infantil que se está ganando lentamente: hoy mueren anualmente 4,5 millones de niños menos que en 1990. En buena medida, esta victoria es el resultado de los esfuerzos masivos de vacunación.