Diez millones de españoles o residentes en nuestro país viven en la pobreza. El deterioro de las condiciones de vida es el resultado de una crisis que golpea sobre una sociedad vulnerable, porque los años de expansión económica no fueron aprovechados para fortalecer las redes de protección social y reducir los niveles de desigualdad. Lo que está ocurriendo ahora no es una mera situación coyuntural: cuando la economía retome la senda del crecimiento, la sociedad española será más pobre, más desigual y más injusta. Y lo será durante mucho tiempo.
La miseria en la que viven los españoles es un asunto tan relevante como el desempleo, y a menudo desvinculado de él. Lo que interesa ahora es preguntarnos si existe alguna posibilidad de ponerle freno, dentro de los estrechos márgenes de maniobra que nos han impuesto (y los que nos hemos impuesto a nosotros mismos). ¿Existen alternativas, públicas y privadas, que permitan orientar los recursos escasos de manera más estratégica? ¿Pueden Gobierno y oposición recuperar la iniciativa en este ámbito? Porque tal vez no podamos eliminar en este momento todas las amenazas al Estado del Bienestar, pero seguro que podemos ganar alguna batalla. La de la pobreza extrema es una de las ineludibles.
Las recetas no son ciencia ficción. El profesor Luis Ayala –uno de los expertos más respetados en este campo- ha propuesto recientemente un paquete de medidas orientadas a proteger los ingresos y las redes de seguridad de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad. En su opinión, necesitamos trazar 'líneas rojas' que frenen el avance de la pobreza extrema y sienten las bases de una recuperación social equitativa cuando retorne el crecimiento económico. En concreto, se podría intervenir con una cantidad razonable de recursos en ámbitos como las pensiones mínimas, la protección de los grupos en riesgo de exclusión, las políticas de mantenimiento de rentas o los incentivos laborales y fiscales para grupos específicos, como jóvenes sin formación.
Muchos otros expertos coinciden con estas medidas u otras similares. El verdadero reto es construir un acuerdo político que permita llevarlas a cabo en un plazo y con unos presupuestos asumibles. Incluso en medio de este caos podemos alcanzar un Pacto Nacional Contra la Pobreza, al estilo de los que ya han tenido tanto éxito en países como Chile a mediados de los 90 o en Brasil durante la pasada década. Se trata de estrategias nacionales explícitas, que empiezan por aceptar que tenemos un problema que no es una mera derivada de la coyuntura económica. Un plan consensuado en el Parlamento a través de una comisión específica, dependiente de un organismo público propio y con objetivos y calendarios evaluables. Un modelo en el que participen los grandes partidos, pero también las organizaciones sociales, eclesiales y empresariales, que deben hacerse corresponsables de su aplicación.
El acuerdo debe considerar las limitaciones presupuestarias, claro está, pero no debe dejarse anular por ellas. Existe la posibilidad de reorientar el gasto, de modificar políticas y de crear nuevas herramientas a través de una innovación social que ya cuenta con numerosos ejemplos en nuestro país. Hay margen de maniobra.
No tengo duda de que el Gobierno estará interesado en escuchar las mejores ideas en este sentido y recuperar la credibilidad en un campo donde la ha perdido por completo (escuchar ayer a Montoro describiendo estos presupuestos como "los más sociales de la democracia" recordaba a una escena de Monty Python). La oposición de izquierdas podría encontrar en una iniciativa de este tipo una oportunidad de corregir su naufragio político e ideológico. Con un respaldo social amplio, el Pacto contra la Pobreza podría formar parte de la negociación con la UE y de las condiciones de cualquier forma de rescate. No es ninguna estupidez que resulte ajena a las preocupaciones de nuestros socios, porque, aunque a veces no lo parezca, seguimos estando en Europa, no en Arkansas.
Hay 7 Comentarios
Existe ya un pacto contra la pobreza (se llama pacto de estado contra la pobreza). Cierto es que tiene un enfoque más internacional, pero pacto es. Y, para qué sirve? pues para nada. Todos los compromisos políticos quedan muy bien para la galería, pero a la hora de la verdad, no sirve para nada. Más que un pacto, hace falta renovar completamente el sistema democrático español. Empezar desde lo más pequeño. Hay demasiada persona corrupta por las calles. Política o no. Y esta picaresca, que en el imaginario colectivo "más tonto es quien no lo hace", debería castigarse, denunciarse, reprobarse, criticarse duramente. Hace falta educar a la gente en valores, en el sentido de la autocrítica, en la participación para la construcción de la democracia (lo que hay ahora es un paripé con todas sus letras – también así lo refleja la baja participación en los diferentes comicios). En fin… muchas cosas hay que cambiar antes de firmar un pacto más.
Publicado por: Vero | 25/10/2012 11:45:20
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Publicado por: *BLOG LOS MEJORES CONSEJOS PARA TU DIETA* | 25/10/2012 4:28:00
Para salir de la pobreza hay que cambiar el modelo que necesita de la pobreza. Es posible y es necesario. La Renta Básica:
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Publicado por: Ramiro | 25/10/2012 0:20:41
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Publicado por: ★★LOS MEJORES VIDEOS DE GATOS LOCOS★★ | 24/10/2012 20:14:29
La pobreza extrema debería de sonrojarnos a todos, no a la sociedad en su conjunto, que también, sino a cada uno de nosotros. Todos deberíamos de sentirnos responsables de ella y todos deberíamos de apoyar las iniciativas para su erradicación. Por supuesto las instituciones son las que tienen que diseñar las políticas que conduzcan a su erradicación pero como no haya un sentimiento individual generalizado de deseo de combatirla las administraciones no lo considerarán un objetivo prioritario.
Publicado por: Amparo | 24/10/2012 11:21:22
¡Enhorabuena por la entrada! Muy pertinente en los tiempos que corren. El rostro de la pobreza, y de la pobreza extrema, cobra ahora nuevas formas y se extiende como el aceite entre aquellos colectivos más vulnerables (migrantes, jóvenes, personas mayores, mujeres). Independientemente de que un Pacto de Estado contra la Pobreza llegue a aprobarse (difícil con la lógica parlamentaria actual), el simple hecho de dinamizar esta iniciativa y que OSC y grupos parlamentarios minoritarios la arropen y defiendan puede tensar todavía más las contradicciones intrínsecas del modelo económico imperante. Quien sabe si a base de rascar al fin daremos con el hueso. ¿Y qué tal extender esta propuesta a la acción exterior del Estado? ¿Algo así como renovar, relanzar, el incumplido Pacto de Estado contra la Pobreza de 2007 incluyendo la perspectiva doméstica? Oxígeno para la cooperación española.
Publicado por: Ernest | 24/10/2012 10:12:23
Lamentablemente, creo que un Pacto contra la Pobreza no es posible. Y no es posible porque "tiene" que haber pobres. ¿Cómo si no, iban a bajar los salarios, contener la inflación, aumentar la competitividad? Muy fácil, con pobres que acepten cualquier trabajo, un trabajo que nunca les sacará de pobres. No hay que hacer un Pacto contra la Pobreza, sino un Pacto contra la Riqueza!
Publicado por: Jose | 24/10/2012 8:55:20