Programa contra la malaria en Sudán. Foto: Bobirjan Turdiyev/Fondo Mundial.
Uno de los logros más extraordinarios de las últimas décadas en el campo de la lucha contra la pobreza es la disminución de la prevalencia del VIH-SIDA. Lo que en los 80 y 90 parecía una pandemia imparable y de proporciones bíblicas, se ha convertido en este momento en una enfermedad crónica para la que en un tiempo razonable podría haber una vacuna. Entre 2003 y 2008, el número de personas que recibieron tratamiento antirretroviral contra el VIH se multiplicó por diez, alcanzando a más de 4 millones de pacientes. En ese esfuerzo -y en la atención de los 9 millones de pacientes pobres que carecen todavía del acceso al tratamiento- ha destacado el Fondo Mundial contra el SIDA, la Malaria y la Tuberculosis, que ayer presentó en Madrid los resultados de una década de trabajo en la que España ha jugado un papel determinante.