Un pequeño espera tumbado sobre las piernas de su madre para recibir atención médica en el centro de investigación sobre la malaria de Manhiça (Mozambique). /EFE
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A lo largo de la última década, los esfuerzos de España contra la malaria pueden haber salvado la vida de más de 100.000 niños y niñas. Solo este titular merecería figurar en las portadas de cualquier periódico, pero las conclusiones del informe que hizo público ayer el Instituto de Salud Global de Barcelona van bastante más allá. Vista en su conjunto, la diversidad de intervenciones que ha desplegado nuestro país en este campo se ha convertido en una fuente de prestigio internacional, desarrollo industrial, progreso científico, cooperación público-privada e influencia política.
En un momento en el que estamos enfrascados en una discusión bizantina sobre la Marca España y el mejor modo de promoverla, los resultados de este informe constituyen todo un estudio de caso acerca de los beneficios que reporta el liderazgo ético.