Esta entrada ha sido escrita por Ignacio Uriarte, portavoz adjunto del Partido Popular en la Comisión de Cooperación del Congreso de los Diputados.
En las últimas semanas hemos vivido uno de los mayores ejemplos de sensibilidad globalizada de los últimos años, tras el rapto de las niñas nigerianas por parte de un grupo islamista radical. Sorprende y esperanza ver que el sufrimiento ajeno, en una parte del mundo constantemente castigada, ha conseguido generar esta solidaridad global, tan honda, que ha sacudido las conciencias de líderes y sociedades de todos los países.
Se ha escrito mucho sobre la velocidad del fenómeno en las redes sociales, algo menos de las causas que originan este drama y muy poco de lo que hay que hacer a partir de ahora para que no se vuelva a repetir. Yo quiero contribuir humildemente a poner el foco de atención en un debate que la humanidad aún no ha logrado afrontar con decisión: las interrelaciones directas del desarrollo humano global. Lo que ha sucedido en Nigeria nos debe interpelar y hacer actuar, no solo porque seamos personas buenas y solidarias, sino porque es el síntoma de una enfermedad que nos amenaza a todos.