[Esta entrada se publica de forma conjunta en el blog de ISGlobal Health is Global.]
Durante el mes de diciembre de 2014 el brote de ébola en África occidental había superado los 20.000 infectados y los 8.000 muertos, en una batalla peleada a partes iguales con recursos paliativos y heroísmo personal. Al mismo tiempo, en decenas de ciudades europeas, miles de enfermos de hepatitis C se movilizaban para exigir el acceso a una nueva generación de medicamentos que permite su curación completa en muchos de los casos.
Estos dos grupos de pacientes se desenvuelven en entornos económicos y sanitarios diametralmente diferentes. Sin embargo, tienen algo en común: los tratamientos que podrían salvar sus vidas dependen de un sistema de innovación y acceso a medicamentos construido de espalda a sus intereses. Para ellos -y para otros centenares de millones de individuos sin recursos tanto en los países pobres como en los más desarrollados- la reforma de este modelo constituye una cuestión de vida o muerte. Para todos nosotros, un reto público de primer orden.