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3500 Millones

Humanitarismo de tapadera

Por: | 31 de mayo de 2016

Captura de pantalla 2016-05-30 a las 23.58.26La Cumbre Mundial Humanitaria: que todo cambie para que todo siga igual. Foto: UNOCHA.

“Mientras continúan cada día las violaciones más escandalosas de la ley internacional humanitaria y los derechos de los refugiados, los participantes de la Cumbre Mundial Humanitaria (CMU) se sentirán obligados a expresar buenas y vagas intenciones sobre la necesidad de ‘hacer cumplir las normas’ (…). A base de buenas intenciones, la cumbre se ha convertido en una tapadera que permite que estas violaciones sistemáticas sean ignoradas, en especial por los estados”. El pasado 5 de mayo la organización internacional Médicos Sin Fronteras anunció su boicot a la primera Cumbre Mundial Humanitaria con un comunicado cuajado de frases como la anterior. Pocas semanas después, como para probar que MSF no se lo había inventado, las autoridades griegas comenzaron la evacuación forzosa de miles de refugiados de los campos de Idomenei. La casualidad (y la habilidad política de un mandril) quiso que el penúltimo capítulo de la vergonzosa actuación europea se produjese en paralelo a la inauguración de la cumbre.

En asuntos humanitarios, la UE padece un alarmante problema de presbicia. Sus principios brillan claros en África central, Venezuela o cualquier país lejano de nombre impronunciable, pero se difuminan a medida que los problemas se acercan a casa. En cierto modo, esto es una metáfora de lo que ha ocurrido en la CMU, donde 173 delegaciones oficiales (incluyendo 55 jefes de estado) demostraron una asombrosa capacidad para llegar a acuerdos firmes sobre los asuntos periféricos y arrinconar en el cajón de las declaraciones retóricas algunas las cuestiones que, literalmente, destruyen cada día la existencia de quienes deben ser protegidos y quienes los protegen.

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¿Es realmente tan difícil?

Por: | 26 de mayo de 2016

Durante esta semana, reflexionamos sobre la acción humanitaria con motivo de la cumbre de Estambul.

Hoy escribe Belén de la Banda @bdelabanda, periodista

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Campo de refugiados en el Kurdistán irakí. Imagen de Acnur/E.Dorfman

Dicen que estamos en la peor situación humanitaria global, por encima del hito histórico marcado por la II Guerra Mundial. Por hacer un repaso rápido: 60 millones de personas han tenido que salir traumáticamente fuera de sus lugares, y 125 millones tienen sus vidas destruidas por distintos tipos de tragedias evitables. Demasiada gente que se ha quedado sin nada, devastada por el sufrimiento y los traumas, demasiado que superar sin nada entre las manos. Un panorama del mundo que a nadie le gusta, y que en cambio resulta tan difícil de mejorar. ¿Es tan difícil realmente?

Esta semana he seguido con mucho interés los dos días de Cumbre Global de Ayuda Humanitaria: era importante que se planteara una reunión así para poner sobre la mesa lo más importante que está pasando en nuestro mundo y la necesidad de abordarlo de una vez. Creo que ha habido cosas muy buenas, como la presencia y la palabra de personas directamente afectadas por las diferentes crisis, o el reconocimiento a las organizaciones locales, que son las primeras en movilizarse y las que se quedan cuando desaparece la atención mediática y la inversión internacional.

Pero desgraciadamente una vez más todo se queda demasiado corto, en el ámbito de las buenas intenciones, o ni siquiera: en el de las intenciones sencillamente. Y me resulta muy peculiar, por dos motivos a los que les estoy dando muchas vueltas últimamente. 

El primero es una paradoja. Sabemos que la acción humanitaria es muy compleja, requiere la colaboración y la coordinación de diversos actores: autoridades locales, regionales, internacionales, organizaciones con diferentes especialidades, expertos y, sobre todo, las propias personas afectadas. Pero curiosamente, cuando hablas con las personas que participan directamente de ese trabajo descubres que, a pesar de la complejidad, los actores suelen coordinarse bien y funcionar muy eficazmente ante las situaciones de emergencia real. Hay organizaciones que son un modelo de criterio, de rapidez y de eficacia. En los lugares a los que se puede llegar, cuando se permite la acción en medio del conflicto y se cuenta con mínimos medios, lo que se despliega es increíble. Se salvan muchísimas vidas porque existen una experiencia, un conocimiento, una capacidad y un compromiso que lo permite. Es muy difícil, pero es posible. Y se hace cada día. 

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Más educación, menos conflictos

Por: | 24 de mayo de 2016

Por Sara García de Blas y Valeria Méndez de Vigo (@vmendezdevigo), de @Entreculturas. En estos días está teniendo lugar en Estambul la Cumbre Mundial Humanitaria.

Captura de pantalla 2016-05-22 a las 9.41.58Estudiantes sirias refugiadas en Líbano. Foto: Entreculturas.

“En Alepo estaban cerradas todas las escuelas. Estaba feliz y emocionada por salir del país”, cuenta Israa Cheikh Karrouch, de 15 años, estudiante en uno de los programas educativos que gestionamos en Líbano. Israa es una de los 44 millones de niños y niñas en países asolados por conflictos armados que no están escolarizados. Una de cada cuatro personas solicitantes de asilo en Europa tiene menos de 18 años. Hay niños y niñas que no pisan el colegio desde que comenzó el conflicto armado en Siria, hace ya cinco años. 

La Unión Europea firmó el 18 de marzo un acuerdo con Turquía en el que se acordó, entre otras medidas, devolver a este país a las personas inmigrantes y refugiadas que lleguen a Grecia. Pero Turquía está sobrecargada –acoge a casi tres millones de personas sirias que han huido de la barbarie- y no tiene capacidad para garantizar el derecho a la educación de todos los niños y niñas refugiados. De hecho, en el curso actual, unos 400.000 mil niños y niñas sirios se han quedado sin educación en Turquía. Algunos padres no saben si sus hijos pueden matricularse en la escuela o no saben cómo hacerlo. Los niños y niñas afrontan múltiples dificultades al no hablar la lengua y muchos se ven obligados a trabajar para poder subsistir.

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Una oportunidad para una acción humanitaria en riesgo

Por: | 23 de mayo de 2016

Durante esta semana seguimos con atención la Cumbre Humanitaria Mundial que comienza hoy en Estambul.

Hoy escribe José María Vera, Director General de Oxfam Intermón

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Campo de refugiados en Gaga (Chad), tras la crisis de Darfur. Imagen de Pablo Tosco/Oxfam Intermón 

La defensa del derecho internacional humanitario es central en la identidad de Oxfam. Hace más de 70 años, la Grecia ocupada por los nazis sufría un bloqueo por parte de los aliados que impedía el acceso de comida al país, provocando una terrible hambruna. Oxfam denunció e hizo campaña para poner las vidas humanas por encima de cualquier consideración bélica o política. Se trata de un ejemplo de tantos que hemos visto estas décadas, impulsados por el compromiso de organizaciones humanitarias amparadas en las Convenciones de Ginebra y en la Convención sobre el Estatuto de Refugiados. Hoy necesitamos más que nunca exigir la defensa de ese derecho que ampara la vida humana en las situaciones máxima vulnerabilidad y riesgo.

El hecho es que nos encontramos ante una combinación devastadora: más personas afectadas, recursos insuficientes y rotura del sistema humanitario. Aunque el número de crisis se ha reducido, éstas afectan a más población, sobre todo civil y en condiciones más duras y duraderas. 60 millones de personas han tenido que huir de sus hogares, expulsados por la violencia y la persecución. Hasta 125 millones de personas están afectadas por crisis humanitarias, espoleadas muchas de ellas por el cambio climático.

En el lado financiero, la ayuda humanitaria global ha crecido –no en España por supuesto, donde se ha derrumbado-. Y sin embargo la brecha entre lo disponible y los recursos necesarios es mayor que nunca. Las organizaciones y agencias humanitarias, los gobiernos nacionales y las organizaciones locales, tenemos déficit de financiación para responder de forma adecuada, con rapidez y calidad, como las personas se merecen y nuestro mandato marca. Esto es así especialmente en crisis olvidadas, como las de Sudán del Sur o República Centroafricana, o en crisis masivas y enquistadas como la de Yemen.

Tanto o más grave que la brecha financiera son las numerosas vulneraciones del derecho internacional humanitario, que llevan a concluir que el sistema está roto. La protección de civiles se obvia, el acceso humanitario se deniega, las organizaciones humanitarias son atacadas o criminalizadas, las rutas de escape de los conflictos son inseguras y en manos de mafias, quienes huyen son devueltos “en caliente” antes del debido proceso que les permita solicitar asilo y refugio y se venden armas a partes en conflicto. Sí, éste es el marco en el que los próximos días 23 y 24 de mayo, líderes de todo el mundo se reunirán en Estambul en la Cumbre Humanitaria Global (WHS).

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Un Derecho Humano a la solidaridad

Por: | 22 de mayo de 2016

Por José Mª Medina Rey, Director de PROSALUS.

Captura de pantalla 2016-05-22 a las 9.10.18Niños sirios juegan con el fotógrafo en medio de la guerra. La foto es de Pablo Tosco.

Desde la aprobación de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948, el derecho internacional de los derechos humanos ha ido evolucionando, buscando respuestas a los nuevos desafíos, ampliando el catálogo de derechos, avanzando en los mecanismos de protección. En ocasiones nos parece que es un derecho “débil”, poco exigente, con poca fuerza de obligar, pero ha hecho y sigue haciendo aportes importantes para construir una comunidad internacional más digna, más justa y más pacífica.

Con la irrupción del fenómeno de la globalización y la constatación de la existencia de problemas mundiales que desbordan a la persona individual y al Estado, han comenzado a darse los primeros pasos en el desarrollo de una nueva generación de derechos humanos en el ordenamiento internacional, derechos cuyo titular es la colectividad, como es el caso de los derechos humanos al desarrollo, a la paz y a la solidaridad. Cada uno de estos derechos, en la medida que consiguen reconocimiento internacional, establece unas obligaciones a los Estados y empuja, aunque sea lentamente, para acercarnos a esa sociedad más justa.

En la actualidad se está trabajando en la definición del derecho humano a la solidaridad, que se apoya en el art. 28 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: “Toda persona tiene derecho a que se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos”.

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Así somos las mujeres de Gaza

Por: | 20 de mayo de 2016

 Por Enrique Mestre, Comité Internacional de Cruz Roja.

En ocasión del pasado Día Internacional de la Mujer, pedimos a la fotógrafa palestina Samar Abu Elouf que hiciera una serie de fotografías que mostrasen a las mujeres que se hallan a su alrededor. Queríamos saber cómo es ser mujer en Gaza hoy. En las fotos de Samar, algunas mujeres llevan una guirnalda de ramas de almendro. Preguntamos por qué. "Son las primeras plantas que florecen. Nos dicen que el invierno y las penurias tocan a su fin", explicó Samar. "Representan el coraje. Son las primeras flores que se ven en todo Medio Oriente después del invierno".

Seham El Assar (1)

Siham El Assar, 54 años, de Nusairat. Casada, con siete hijos; ama de llaves del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) desde hace 10 años.

En Gaza, las condiciones son muy difíciles. Es como vivir en una cárcel; nunca sabemos si los pasos fronterizos estarán abiertos o cerrados; el gas y la luz se cortan con frecuencia y el desempleo es muy alto. Soy el principal sostén de tres familias y mi trabajo me permite ayudar a mis hijos. Mis hijos y sus éxitos son mi orgullo.

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Shaymaa Almoamar, 27 años. Responsable de salud del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Jan Yunis.

Viví mi momento más feliz cuando me gradué en una universidad que me encantó. Sentí que había logrado algo y que, a partir de ese momento, podría cuidar de mí misma. Estoy orgullosa de hacer trabajo humanitario. En diez años me veo casada, con hijos, educándolos para que sean fuertes.

 

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Fósiles fuera

Por: | 18 de mayo de 2016

Por Anna Pérez Català (@AnnaPerezCatala), coordinadora de campañas de Climate Tracker.

00 Marcha de protesta en mina de carbón en Alemania

Protesta en una mina de carbón y central térmica en Alemania. 

Abril ha batido otro record. Este pasado abril de 2016 ha sido el más cálido de la historia, igual que lo fueron enero, febrero y marzo. El aumento global de la temperatura ya está alrededor de los 1,1ºC respecto la media entre 1951-1980. Según los meteorólogos, el 25% del aumento de temperatura desde la era industrial se ha producido prácticamente en el último año. Estamos llegando a un punto de no retorno.

Esta semana se resumen en Bonn las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Después del Acuerdo de París de diciembre pasado, donde los países se comprometieron a reducir sus emisiones, ahora deben decidir como implementarlo para 2020. Las reuniones, las grandes palabras, los pasillos del centro de convenciones en Bonn… nada de estas conferencias transmite la urgencia real de la problemática climática. El lema de estas negociaciones es “estamos acelerando la acción climática”, pero lo cierto es que aún no está claro como vamos a mantener el aumento de la temperatura a 1.5 grados, el nivel seguro para la tierra, mientras  estudios de Naciones Unidas y varias otras organizaciones independientes afirman que vamos a superar los 3 grados.

El sentimiento de urgencia lo impulsa la sociedad civil. Estas dos últimas semanas decenas de miles de personas alrededor del mundo participaron en la mayor oleada global de desobediencia civil en la historia del movimiento climático. Los activistas salieron a las calles, ocuparon minas, bloquearon líneas férreas, remaron en kayaks y organizaron reuniones comunitarias en 13 países y 5 continentes, yendo más allá de las protestas convencionales.

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Las fronteras de la caridad cristiana

Por: | 17 de mayo de 2016

Captura de pantalla 2016-05-16 a las 19.25.53Jorge Fernández Díaz: más Vírgenes condecoradas que refugiados admitidos. Foto: EL PAÍS/ULY MARTIN. 

Desde que la crisis de refugiados dinamitara definitivamente la utopía europea, los líderes que se han distinguido con una posición unívoca y constante en defensa de los derechos de las víctimas se cuentan con los dedos de una mano. El Papa Francisco es uno de ellos. Su gesto más reciente es el discurso pronunciado con motivo de la aceptación del premio Carlomagno que se concede a personalidades en el ámbito europeo. Ante los inanes responsables de las tres instituciones que han protagonizado la derrota legal y ética de Europa, Francisco denunció a un continente “cansado y envejecido” cuyos ideales “parecen haber perdido fuerza de atracción”

La contundencia del Papa solo es comparable a la de otros líderes que han hecho bandera de su catolicismo, como el ministro Jorge Fernández Díaz y sus altos cargos. Pocos días después de la denuncia de Francisco ante las instituciones europeas, el Ministerio del Interior condecoraba a ocho guardias civiles absueltos por un juez tras propinar una monumental paliza a un inmigrante subsahariano en la valla de Melilla y devolverle 'en caliente' a Marruecos amparados por la ingeniería legal del Partido Popular (ver vídeo). El ministro ha lamentado el "penoso incidente" sufrido por los guardias civiles, pero su caridad evangélica no se ha extendido al inmigrante que había sido depositado inconsciente al otro lado de la valla. En ocasiones, el delicado equilibrio entre los principios morales y la obediencia debida se distorsiona de forma obscena.

 

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Por Xosé María Torres Bouza (@XM_Torres), farmacéutico y portavoz de patentes de Farmamundi.

RADARESSINFRONTERAS

¿Nuevas propuestas peregrinas de ONG? Imagen de M. Gonzalo.

El ayuntamiento de Cayón, Cantabria, ha puesto en marcha con la bendición de la DGT un “radar solidario”. La expresión es chocante – casi un oxímoron como “banca ética” o “guerra humanitaria”- al ser los radares instrumentos punitivos, mientras que el término  solidario evoca mensajes contrarios. El detector se ha instalado próximo a dos centros educativos del municipio, en el cruce de una vía muy transitada.

Como las multas no suelen ser bien acogidas por la ciudadanía, han tratado de dulcificar la sanción. Así, parte de lo recaudado se destinará a una causa benéfica, según declara ufano el alcalde de la localidad, Gastón Gómez (PP): la atención a las 120 familias necesitadas del municipio.

Lo del marketing solidario es una estrategia que ya cuenta con numerosas experiencias, que van desde lo sensato hasta lo ambiguo; pero las ONG españolas, y desde luego Farmamundi, han sido testigos de propuestas estrafalarias, remitidas  por empresas, que a cambio de una cantidad económica fija o porcentaje de ventas, exhortan  a apoyar una campaña publicitaria.

Uno de las más escandalosos fue el Fondo Solidario Fortuna, creado en 1999 por Tabacalera bajo el lema For 0,7%, por el cual se donaba el 0,7% de la ventas a proyectos de ONG, y que originó críticas intensas, por unir una actividad dañina para la salud, el tabaquismo, con símbolos solidarios como el 0,7%.

Maratones solidarios, jornadas de Bancos de Alimentos (que tienen entre sus promotores a los propios supermercados, claro: ¡cuanto más solidaria es la gente, más caja hacen!), destinar la paga extra a causas benéficas… muchas de ellas son iniciativas mal diseñadas. El suelo del infierno está empedrado de buenas intenciones.

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Millones de vidas salvadas

Por: | 11 de mayo de 2016

Captura de pantalla 2016-05-10 a las 20.18.01Más seguros, a pesar de todo.

A lo largo del año 2007 los accidentes de tráfico provocaron la muerte de 14.000 vietnamitas y daños cerebrales graves en otros 30.000. La mayor parte de ellos eran usuarios de las pequeñas motocicletas que constituyen uno de los medios de transporte más populares del país. Un cálculo realizado en 2003 elevaba los costes económicos de este fenómeno a los 900 millones de dólares anuales, el equivalente al 2,7% del PIB nacional. Vietnam se había convertido en el escenario de una epidemia que se lleva cada año la vida de casi 1,3 millones de seres humanos en los países de ingreso medio y bajo, el doble de víctimas provocadas por la malaria.

Siete años después de esta fotografía, en 2011, el riesgo de muerte en accidentes de tráfico se había desplomado un 18% y el de lesiones graves un 16%. Un estudio de la Fundación Asia Injury Prevention publicado en 2014 estimó que en solo cinco años el país había conseguido evitar 20.600 muertes y 412.000 lesiones graves. La clave de este cambio dramático de tendencia estuvo en la introducción en 2008 de una norma que obligaba al uso de casco y que expandió el número de usuarios del 40% al 93% de los motoristas. La medida triunfó sobre la base del liderazgo político, la sencillez legal, un eficaz sistema de multas y el partenariado con compañías privadas nacionales y extranjeras para reducir el coste de los cascos.

El de los accidentes de tráfico en Vietnam es solo uno de los 10 casos de éxito destacados en Millones de vidas salvadas, un proyecto del think tank estadounidense Center for Global Development dirigido por Amanda Glassman y Miriam Temin, cuya tercera edición fue publicada hace pocas semanas y ya ha cosechado un considerable interés público. Las historias recogidas en este volumen ilustran la revolución que vive la salud global desde hace poco más de un par de décadas, así como las posibilidades extraordinarias de elevar la escala de experiencias locales que ya han demostrado su eficacia.

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Sobre los autores

3.500 Millones es un blog coral dirigido por Gonzalo Fanjul. Este espacio es el resultado de un esfuerzo colectivo en el que los protagonistas de la lucha contra la pobreza comparten su experiencia y sus propuestas.

Autor

  • Gonzalo FanjulGonzalo Fanjul lleva más de veinte años dedicado al activismo contra la pobreza, impulsa la iniciativa porCausa y colabora como investigador con diferentes think tanks, universidades y ONG

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