Hoy escribe Marta Foresti (@martaforesti), del Overseas Development Institute (ODI) de Londres. Este texto fue publicado originalmente en el blog del ODI.
Rescate en el mar. Imagen de UN.org
Las cumbres fracasan con facilidad. Con frecuencia parecen contener mucha charla y poca acción.
Cuando terminaron las dos cumbres de refugiados y migrantes en Nueva York la semana pasada, muchos comentaristas señalaron los decepcionantes resultados y los inciertos próximos pasos.
Pero lo que está ocurriendo es políticamente importante (aunque no cambie las reglas del juego) y ocurren más cosas entre bambalinas de lo que hay a la vista.
‘Un consenso politico entre los Estados europeos es impensable’
Dado el contexto politico de estas cumbres (el breve alto el fuego en Siria, los ataques a caravanas de ayuda, el Brexit, la retórica flamígera de la campaña presidencial de EEUU) es bastante significativo que los líderes mundiales se las hayan apañado para acordar una agenda que atienda el desplazamiento y la migración.
En la Cumbre para Refugiados y Migrantes de Naciones Unidas, 193 estados miembros acordaron por consenso una declaración conjunta: una que se queda corta a la hora de proponer soluciones tangibles, pero al menos ha puesto las bases para un proceso político muy necesario que tendrá lugar durante los dos próximos años para acordar un marco de acción (o ‘compact’, en la jerga de Naciones Unidas).
Como señaló Ban Ki-moon, un consenso político similar sería impensable entre los Estados europeos, así que fue bueno ver a la comunidad internacional bajo el liderazgo de Irlanda y Jordania dar unos pasos hacia el reto.
La Cumbre de Líderes sobre refugiados auspiciada por Obama produjo resultados más concretos. Sara Pantuliano, de Overseas Development Institute, que estuvo conmigo en Nueva York esa semana, hizo una declaración diciendo: "Los países pobres, que ya acogen al 86% de los refugiados del mundo, algunos países ricos y organizaciones del sector privado han respondido al reto con una serie de compromisos prometedores, como nuevas plazas de reasentamiento en Portugal y Argentina y el compromiso de Etiopía sobre acceso al empleo para refugiados".
Pero no hay cooperación global aún sobre vías legales para refugiados y migrantes
Más decepcionante fue la falta de progreso en la narrative general de la cooperación global sobre la movilidad humana. Lo que vi en Nueva York fue un mundo todavía dividido entre comunidades e instituciones separadas y a menudo competidoras, que están en el mejor de los casos hablando con fines enfrentados y en el peor compitiendo entre ellas
Por ejemplo, los países occidentales ricos hicieron casi puramente compromisos financieros pero se quedaron muy lejos de ofrecer vías seguras y legales para el asilo y la migración, que es la única solución pragmática para gestionar mejor la migración y el desplazamiento.
Las voces de los llamados países ‘de origen’ o ‘de tránsito’, interesados en la discusión más amplia para facilitar ‘una migración segura, regular y ordenada’, a la que se comprometieron los países cuando firmaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible el año pasado, han encontrado oídos sordos. He escuchado a representantes de Panamá, Nigeria, Nepal y Ghana hacer declaraciones en una mesa redonda en la que nadie del Reino Unido, Estados Unidos o la Unión Europea estaba allí para escuchar, y menos aún para contestar.
No hay frente unido sobre temas de refugio y migración
Unir a las comunidades de refugio y migración para la Cumbre de Naciones Unidas era controvertido, ya que muchos sienten que mexclar etas agendas no es sólo confuso sino también políticamente arriesgado, dado el carácter tóxico que tienen los debates sobre migración en tantos países.
Personalmente sentí que era una oportunidad de afrontar las múltiples realidades de la movilidad humana respetando las necesidades y derechos específicos que tienen las diferentes personas.
En términos generales, sin embargo, las dos comunidades no lograron encontrar suficiente terreno común para proponer un frente más unido y coordinado. El hecho de que la Organización Internacional para las Migraciones se uniera a la familia de Naciones Unidas podría ser un signo positivo, pero falta aún ver lo que significa esto en la práctica.
Mejores noticias sobre colaboración más estrecha entre los sectores de desarrollo y privado
Las noticias más esperanzadoras de esta semana vinieron de los eventos paralelos y la conversación en los márgenes.
El Banco Mundial está tomando un papel cada vez más proactivo, por ejemplo impulsando propuestas sobre cómo apoyar el ‘Global Compact’ sobre Migraciones (que se discutieron en una comprometedora y vivaz reunión en colaboración con ODI). El Presidente del Banco Mundial, Jim Kim, y Filippo Grandi, Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, han forjado una sociedad sólida y están colaborando en nuevas e innovadoras iniciativas sobre desplazamiento forzado, uniendo las áreas de especialidad de las dos organizaciones.
También me dio esperanza ver el grado de acuerdo en que las personas refugiadas necesitan trabajos, medios de vida y educación, así como seguridad y protección. Como señaló Grandi, uno de los resultados clave de la cumbre es el reconocimiento –por fin- de que la ayuda humanitaria y el desarrollo deben ir de la mano para atender el desplazamiento forzado.
Unas palabras finales sobre el sector privado: los responsables de las empresas pasaron un día entero durante la Cumbre de Concordia, compartiendo experiencias y discutiendo abiertamente con las agencias de Naciones Unidas, los medios y otras organizaciones, sobre lo que puede hacerse en la práctica para apoyar a los refugiados y, en menor medida, para hacer lo mejor posible con la migración.
Hay iniciativas interesantes que se están desarrollando para combinar las capacidades entre empleadores y refugiados y migrantes, con varias compañías invirtiendo en ideas de emprendimiento innovador para facilitar trabajos y oportunidades profesionales. No les he escuchado decir que la movilidad humana sea central en su modelo de negocio y un ingrediente clave de su éxito, pero creo que es sólo cuestión de tiempo. Esto ayudará a poner algo de presión sobre los políticos para que se lancen al reto.
Sólo los líderes politicos –no Naciones Unidas- pueden llevar a la acción
Salí con un fuerte –y posiblemente controvertido- pensamiento: no es una agenda que tenga que liderar Naciones Unidas. No se puede resolver con resoluciones, declaraciones o consultas globales.
Lo que necesitamos es el tipo de liderazgo político fuerte y resolutivo que Obama, Merkel y Trudeau han mostrado de diferentes formas durante el año pasado. Es el combustible que matendrá el motor en marcha durante los próximos dos años. Así que menos charla, más política, y después acción.
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