A gusto del consumidor

¿Por qué no podemos entrar al cine con nuestras palomitas...pero sí con las que venden las salas de cine?

Por: Ana Llorens

28 jun 2016

Ir al cine ya de por sí es caro pero si, además, adquirimos el refrigerio y las palomitas en los establecimientos de las propias salas de cine, la factura puede llegar a duplicarse. Por eso, muchos consumidores cinéfilos optan por llevarse las palomitas y la bebida puestas desde casa. El problema es que algunas salas no permiten la entrada con comida del exterior pero sí, si la compramos en su establecimiento. 

FACUA ya reveló en este estudio que ir al cine en España los sábados, domingos y festivos cuesta de media 7,27 euros, es decir, para una familia de cuatro miembros estaríamos hablando de casi 30 euros. Si además, ‘picamos’ y cedemos al capricho de acompañar la peli con bebida y palomitas, la broma puede alcanzar los 50 euros. La asociación de consumidores, que ya ha pedido al sector más ofertas y una tarifa plana mensual, arremete ahora contra las salas de cine por la prohibición de entrar con comida del exterior.

En concreto, FACUA-Consumidores en Acción ha denunciado al grupo Cinesa, propietario de 46 salas de cine repartidas por toda España. La asociación ha tenido conocimiento, tras la advertencia de varios usuarios, de que en dichas salas se ha impedido el acceso a personas que han querido entrar con comida y/o bebida comprada fuera de las instalaciones.

"Lamentamos informarte que, efectivamente, no se puede entrar a las salas Cinesa con comida o bebida del exterior", asegura por escrito la empresa a los usuarios.

La asociación recuerda que no permitir la entrada en el cine con comida y bebida puede constituir una cláusula abusiva prohibida por el Real Decreto Legislativo 1/2007, de 16 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios y otras leyes complementarias. En el artículo 82.1 se recoge que son abusivas aquellas estipulaciones que causen "un desequilibrio importante de los derechos y obligaciones de las partes que se deriven del contrato".

Una imposición abusiva

FACUA defiende que si el cine permite el consumo de alimentos y bebidas en sus instalaciones, es abusivo que no permitan que procedan del exterior, dado que su actividad principal no es la venta de tales productos, sino la exhibición cinematográfica. “La medida de no permitir alimentos sólo tiene sentido si se trata de un restaurante, por ejemplo, dado que su actividad principal es la venta de estos productos”, defiende FACUA.

La asociación ya ha tramitado denuncias contra otras salas de cine españolas. Recientemente, FACUA ya logró que los Cines Ábaco de San Fernando (Cádiz) retirasen el cartel en el que se indicaba la prohibición de entrar con alimentos y bebidas adquiridos fuera de las instalaciones. Las salas del grupo Kinépolis o las de Galicine son otros casos que FACUA ha denunciado recientemente.

Ahora falta saber cómo se resolverá la denuncia en los juzgados pero, a la espera del dictamen judicial, cualquiera diría que los empresarios de la salas de cine no quieren que vayamos al cine. ¡Nos lo ponen tan difícil!

Hay 7 Comentarios

lo q pasa es que un cine gana dinero con la venta de alimentos y muy poco con los ticket por eso no se deja ingresar alimentos. el detalle radica en que cada empresa tiene sus políticas ellos deciden q se puede y no se puede hacer en un cine por que sencillamente son los dueños del lugar

Me resultan graciosos los comentarios, quejandose sobre la molestia de la gente comiendo en el cine... cuando el articulo es sobre porque se prohibe la entrada de comida del exterior mientras se permite la venta en el interior. Esa es la cuestion. Si el problema fuera comer en el cine, deberian estar prohido ambas cosas, ya que parece tan problematico.

Tanto ruido hace comer una bolsa de patatas fritas comprada en el cine como traida desde el exterior, sin embargo lo segundo se prohibe, lo primero no. Todos sabemos que la razon de esto es simple y puro negocio, que les importa un pepino la comodidad del espectador, que ya ha pasado por caja.

No parece que a la sala le importe mucho el desorden y la suciedad, si se venden palomitas y otros en el mismo centro.

Ya, pero de lo que no se da cuenta la autora del blog, quizá, es que por lo menos, al autorizarse sólo lo que ofrece el cine, se regulan un poco los alimentos que se pueden consumir en él y en cierto modo, se evitan los abusos que se cometerían si se dejase llevar comida por parte de los espectadores. Creo que a veces, al escribir un artículo, hay que tener en cuenta las consecuencias o matices que se pueden derivar del mismo, no sólo una idea que queramos expresar. Hemos sido dos, las personas que hemos reaccionado así al blog. Aspecto que creo deberia tener en cuenta la autora del artículo. Defiendo simplemente, que un escrito tiene varias lecturas y consecuencias, no sólo un aspecto que se quiera destacar de él. Está genial la defensa del consumidor, es obvio, estaría bueno, y en muchas otras ocasiones lo aplaudo, pero en este caso, creo que proponer que el espectador se pueda llevar sus propios alimentos, es funesto y una falta de respeto hacia los que queremos disfrutar del cine en un entorno educado, cívico y cultural. Y ya sabemos que en este país, se lleva fatal, que te prohiban cualquier cosa, aunque sea de sentido común y favorezca la convivencia. !!Quien es nadie para prohibirme a mí que me lleve el tuper con la tortilla, si le molesta que no venga!!!!- En fin, hay tantos aspectos lamentables en la educación en este país..... sigue pareciendo simplista el proponer que se retire la prohibición de entrar con alimentos propios, porque claro, no van a registrar los bolsos, a ver si alguien lleva el bocata de sardinas, y creo que convertiría las salas de cine en bares con televisión. Por cierto, está también de acuerdo la autora del artículo en que nos podamos llevar a los bares nuestra comida? Creo que puede haber bastante similitud con lo de los cines. Porque a veces, Sra.LLorens, la defensa a ultranza de cierto tipo de consumidores en este país, puede llevar a que otro importante número de consumidores nos sintamos sin derechos. Creo simplemente que no ha tenido en cuenta otros aspectos de se pueden derivar de esta denuncia en concreto, que por otra parte, en muchas otras ocasiones, me parecen lógicas y de sentido común. Aprovecho para agradecer infinito a las salas de cine que ni venden ni permiten el consumo de alimentos en sus instalaciones. Lástima que sean tan pocas..... Sin acritud, que tenga Vd. también un buen día.

Muy bueno el articulo y especialmente ne he leido el comentario de Pixelin que arremete contra la autora del articulo pero el tema del articulo no es si se debe o no se debe dejar entrar con palomitad o llevarse el taper con comida al cine. El tema del articulo es otro . Por lo menos yo lo he entendido adi

Estimado Pixelin;

Lo primero que agradezco es que haya leído este post hasta el final y, de esta forma, se haya dado cuenta de que el tema del que se habla es del supuesto abuso contra el consumidor que supone que determinadas salas de cine permitan entrar a la sala con sus palomitas, refrescos y chocolatinas (las que ellos venden a precios sensiblemente superiores) pero impidan, sin embargo, la entrada con palomitas, refrescos y chocolatinas que procedan del exterior, es decir, que hayamos comprado más baratos en otro establecimiento. Se trata de algo que no se inventa la autora de este blog, sino que denuncia la asociación de consumidores FACUA como se detalla en el texto. Este, y no la conveniencia o no de permitir comer en una sala de cine, es el objeto del post. De igual manera, le agradezco que haya expresado su opinión sobre otro tema y lo haya hecho, además, con tanta educación y respeto hacia mi persona. Yo, al igual que usted, tampoco doy crédito. ¡Que tenga un buen día!

No doy crédito a lo que acabo de leer. Prácticamente he dejado de ir al cine por lo insufrible que me resulta ver comer a la gente a mi lado. Ruido al masticar, revolver las palomitas en el cubo gigante, rechupeteo de la pajita en la cocacola.... Un suplicio. Y no me considero especialmente maniático ni neuras. Conozco a cantidad de gente que le ocurre lo mismo. Y conozco a bastante gente también, que como yo, ha dejado de asistir a salas de cine por lo mismo. Se imagina Vd, autora de este artículo, a la gente llevándose patatas fritas, las deliciosas cortezas de cerdo, bocadillos de sardinas en aceite, la tortilla en el tuper, la bota de vino, etc. ? De verdad que Vd. disfrutaría en una sala con este ambiente? Me temo que poco le tiene que gustar disfrutar de una buena película, que además ha costado una pasta verla, en todo este ambiente. Para eso están los divertidos cines de verano en la costa. Pero no en una sala de cine como tal. No tenemos remedio. Seremos un país de paletos, cutres e insensibles hacia el arte. Por cierto, el otro día en el Thyssen, observé con verdadero estupor como un vigilante llamaba la atención a un auténtico especimen, que tranquilamente se iba comiendo !!!!una hamburguesa!!!! Su artículo me parece increíble. Es lo que tienen los blogueros cuando no se les ocurre nada. Lamentable.

Comer palomitas en el cine a quienes lo practican puede llegar a ser muy divertido, pero a los otros espectadores, el registrar los sonidos de la masticación puede ser que les resulte un caso de agresión. No me parece una buena costumbre, además de contribuir al desorden y suciedad de la sala.

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Sobre el blog

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Sobre el autor

Ana LLorens

Ana Llorens es periodista de información económica con más de doce años de experiencia en medios audiovisuales y prensa digital. Entre datos, cifras, balances y porcentajes saca un hueco para otra de sus pasiones: informar y defender a los consumidores.

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