Ir al cine ya de por sí es caro pero si, además, adquirimos el refrigerio y las palomitas en los establecimientos de las propias salas de cine, la factura puede llegar a duplicarse. Por eso, muchos consumidores cinéfilos optan por llevarse las palomitas y la bebida puestas desde casa. El problema es que algunas salas no permiten la entrada con comida del exterior pero sí, si la compramos en su establecimiento.