Ángeles Espinosa

Los WC del palacio

Por: | 02 de noviembre de 2011

OMAN6559

¿Intrigante verdad? Me refiero al título. Me ha costado casi tres días dar con él. Desde que llegué a Omán el sábado, me he estado devanando los sesos. No sólo por el encabezado, sino sobre todo por el contenido. El sultanato es uno de los países más agradables que conozco (además de una pieza clave en la estabilidad de esta convulsa región), pero sin embargo se trata de un lugar “poco sexy”, informativamente hablando.

Además, he venido para cubrir un discurso, no precisamente la más apasionante de las misiones. Sin embargo ha sido durante la intervención del sultán Qabús ante las dos cámaras que constituyen el Consejo de Omán, donde he encontrado la idea. O más precisamente, cuando acabó la ceremonia, celebrada en el palacio del Fuerte de Shomukh.

El lugar parece salido de un cuento. Está situado en la pequeña localidad de Manah, a 170 kilómetros al hsuroeste de Mascate, la capital. Aunque se accede a él por una “carretera privada”, el palacio es de lo más sobrio. Muros con revoco de barro e interiores decorados en colores tierra. El salón del trono tiene el artesonado de madera, lámparas de estilo otomano y ventanas altas con celosía. Buen gusto sin aspavientos. Todo muy omaní.

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Los periodistas llegamos al lugar en torno las diez de la mañana del lunes y poco a poco se fueron incorporando los próceres omaníes. Todos ellos elegantísimos con sus abas de ceremonia, esas capas de fina lana oscura con ribetes dorados que portan sobre las túnicas blancas en las ocasiones especiales, además de los elaborados turbantes omaníes.

También había unas pocas mujeres (la diputada elegida para la cámara baja, las tres senadoras designadas para la alta, alguna ministra), pero su vestimenta no destacaba tanto. Esta es una parte del mundo en la que el atuendo masculino es mucho más vistoso.

Cuando el monarca concluyó el discurso, pasaban de las doce del mediodía. Así que al salir, algunos preguntamos por los aseos. Un funcionario nos indicó una puerta lateral en el patio y allí, en un segundo recinto había aparcados cuatro grandes camiones militares. Uno de ellos tenía el símbolo que lo identificaba como el lavabo de señoras.

Ahí estaba la sorpresa. A diferencia de los contenedores a los que me acabé acostumbrando en los recintos militares estadounidenses en Afganistán o Irak, el interior estaba decorado como un cuarto de baño de una casa de la campiña de Yorkshire. Frente al verde militar de la caja, las cortinas y las toallas (con el escudo real) tenían ese tono pastel entre azul y verde tan típicamente inglés. Los jabones eran de Marks & Spencer y sobre una mesita baja, varios frascos de perfume entre los que destacaba el Amouage omaní, una esencia a base de incienso.

Que nadie me interprete mal o se lo tome como una irreverencia, pero inmediatamente pensé que aquel contraste constituía una metáfora del absolutismo benevolente con el que el sultán ha gobernado el país durante 41 años. Ni grifos de oro ni la extravagancia que uno asocia con el habitual estereotipo de los jeques árabes. Sólo la rigidez suavizada por unas formas exquisitas. En su discurso, sin embargo, el sultán había hablado de democracia, sociedad civil y libertad de expresión. Queda por ver que esas palabras se traduzcan en hechos. Para los omaníes, esa es la intriga.

Hay 8 Comentarios

Me ha encantado el comentario, con esa pizca de humor, y ha sido un muy agradable descubrimiento.
Me asalta solo una duda¿había papel, o esa miniducha para lavarse?
De que el discurso se cumpla yo no tengo dudas, tal como describes el resto. Ojala.

Buenas tardes,
Ayer se me olvidó agradecerle a Adela su post, he estado mirando, Saudita, no lo dudes si estás por la zona, qué suerte!
Antxon, entiendo perfectamente tu sentimiento. Es tu tierra (por cierto, bellísima) tus calles, tu ciudad, pisa fuerte amigo, (aparentemente) se acabó!
Un saludo

todos los que viven en Oriente Medio hablan maravillas de Oman...como si de una joya secreta se tratara. Yo vivo en el "paraiso" saudi....asi que espero visitar pronto Omán

Totalmente de acuerdo contigo, estupendo art. un abrazo desde por aquí, un placer léerte

@ E Me alegro de que así sea. Bastante nos está cayendo por todas partes como para tomarnos a nosotrso mismos en serio.

Quizá la libertad de expresión, democracia y sociedad civil , no sean aspectos tan relevantes para vivr en paz y con dignidad.
Soy de Euskadi, y después de la existencia de ETA, con el apoyo incondicional del nacionalismo, algunos vivimos mucho peor que las mujeres a las que hace mención, en Omán.
Asesinados, perseguidos, discrminados laboralmente, silenciados, los no nacionalistas somos aún traicionados una y otra vez por los partidos constitucionalistas de Madrid, en aras a obtener gobernabilidad con sucios pactos con el PNV.
Así, que....quizá sea mejor ser mujer en Omán!

Trabajé 5 meses en Mascate y coincido con la opinión de la periodista: es uno de los países más agradables y modernos que conozco. Con un gusto exquisto, sin caer en la ostentación. Es un país muy seguro y pacífico para viajar y tiene muchos lugares bellos para visitar, tanto monumentos como parajes naturales.

Ángeles, siempre me haces sonreir, muchas gracias!

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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