Este fin de semana he visto Black Gold, con Antonio Banderas en el papel de emir de Hobeika. No logré entradas para su estreno mundial en el Tribeca Doha Film Festival el pasado octubre y me quedé con las ganas. La prensa de Qatar subrayaba que la coproducción italo-franco-qatarí que ha dirigido Jean-Jacques Annaud rompía el estereotipo que identifica a los árabes como terroristas. Tal vez, pero la historia de las dos tribus que luchan por una franja de desierto con el trasfondo del descubrimiento del petróleo en los años treinta del siglo pasado, cae en todos los demás tópicos: árabe bueno / árabe malo, ambicioso modernizador / respetuoso de la tradición, rigorista religioso / moderado… Me ha parecido una oportunidad perdida.
También una oportunidad perdida es ya la situación en Siria, donde la brutalidad de la represión del régimen y el aislamiento internacional a éste, cada vez hacen más difícil una salida negociada. Es casi imposible llevar la cuenta de los muertos. La alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, los cifró el pasado jueves de 4.000. A mí en Damasco, el abogado y defensor de los derechos humanos Anwar el Bouni me habló una semana antes de “al menos 5.000”. El problema es cómo frenar la matanza.
Fuera del país, los partidarios de las intervenciones humanitarias proponen corredores humanitarios e incluso protección aérea. Quienes ven oscuros intereses en cualquier intervención occidental, se oponen con toda clase de teorías sobre los objetivos finales de una eventual campaña. ¿Qué quieren los sirios? Desde el principio, se han mostrado contrarios a una operación militar, ni occidental, ni turca, ni árabe. Tampoco parece que esté en el programa (por muy costosa, resultado incierto y falta de voluntarios). Pero ¿y una campaña al estilo de la llevada a cabo en Libia?
La sola mención de ese país pone los pelos de punta a la mayoría de los sirios. “Desde el principio nos preguntamos si nosotros seguiríamos los pasos de los tunecinos y los egipcios o de los libios. A medida que pasa el tiempo, estamos más en el camino de éstos”, me confiaba preocupada una madre de dos hijos que simpatiza con las protestas. “¿Libia? ¿Dónde han matado a 50.000 personas? ¿Eso consideran un éxito?”, me espetaba por su parte una empresaria tan crítica con el régimen como con las revueltas. “Claro que queremos cambios, pero ni a EEUU ni a Europa, ni mucho menos a Qatar y a Turquía, les preocupan nuestros derechos sino sus intereses”, insistía convencida de que tenían que encontrar una solución entre los sirios.
“Ninguna revolución en la historia ha triunfado sólo por ella misma. Ahora el mundo se ha convertido en una pequeña aldea y nadie puede moverse solo”, discrepaba sin embargo El Bouni. En su opinión, “los derechos humanos no son un asunto local sino una cuestión que afecta a toda la comunidad internacional, por eso es su deber proteger a la gente en cualquier parte”. Este activista, que hace apenas seis meses que salió de la cárcel, pide la ayuda de Europa y Estados Unidos, pero no termina de precisar bajo qué forma.
“Es cierto que todos los sirios rechazamos cualquier clase de intervención extranjera, pero también que están matando a los manifestantes y que quienes salen a la calle necesitan protección”, admite el escritor Farez Sara, un opositor de larga trayectoria. Sara, que ahora forma parte de los Comités de Coordinación Locales, pone su confianza en la iniciativa árabe que, en su opinión, “no equivale a una intervención extranjera, ni política ni militar”.
Sin embargo, ni las sanciones anunciadas por los árabes hace una semana ni su nuevo ultimátum han servido para hacer cambiar de opinión al régimen de Damasco. Al contrario, los enfrentamientos se recrudecen en la ciudad Homs, convertida en el principal foco de la revuelta contra Bachar el Asad, tal como muestran las imágenes grabadas a través de teléfonos móviles ante el bloqueo a la prensa. Y lo único que se le ha ocurrido al Gobierno es prohibir la importación de los i-Phone. Mala señal.
Hay 1 Comentarios
Gracias excelente post mucho! Тшсу зщые!
Publicado por: dissertations | 05/12/2011 11:05:10