Ángeles Espinosa

Ni blanco ni negro

Por: | 13 de marzo de 2012

Annan
Reuters

Lo confieso: Tengo dudas. Me cuesta ver las cosas en blanco y negro, tomar partido, formar parte de un bando. Tal vez por eso nunca he apoyado a un equipo de fútbol, de baloncesto o de balonmano. Tampoco me he hecho socia de un club, ni he militado en un partido político. Tiendo a obsesionarme con los matices, e incluso cambio de opinión cuando encuentro nuevos datos.

Sí, es mi problema, pero me complica la vida y el trabajo. Envidio a esos colegas y analistas que ante una noticia, cualquier noticia, enseguida deciden quiénes son los buenos y quiénes los malos. Envidio a quienes apoyan sin dudar la intervención en Siria y a quienes la rechazan sin paliativos; a los que defienden el ataque militar a Irán y a los que se oponen con firmeza a la menor coacción. Es decir, a los que lo tienen claro.

Al principio pensaba que era una cuestión de experiencia. Cuanto más conozcas un tema, más fácil será adoptar una determinada posición al respeto. Pues no. Con los años, mi incertidumbre se ha agrandado.

Pongamos el caso acuciante de Siria, donde la brutal represión a las movilizaciones contra la dictadura ha dejado ya miles de muertos. Lo consideré un horror desde el principio, sin necesitar que se superara una determinada cifra. Un muerto por expresar libremente su opinión o reclamar el derecho a ser escuchado, ya me parece demasiado. No necesito que haya 3.000 o 7.000 para conmoverme. Ahora bien ¿intervenir al estilo de lo que se hizo en Libia?

Mientras en la prensa europea y estadounidense, nuestros políticos y comentaristas más respetados se vanagloriaban del éxito de la campaña aérea en acabar con el régimen de Gaddafi, lo que yo oía y leía en esta parte del mundo era muy diferente. “¿De verdad 50.000 libios muertos les parecen un éxito?”, me preguntaban amigos y conocidos que no eran precisamente sospechosos de simpatizar con el dictador libio. Su asesinato fue otro episodio que alguno de ellos me echó en cara (figuradamente hablando).

Para muchos de ellos, nuestro apoyo a la operación aérea tenía algún objetivo oculto o inconfesable fuera el petróleo, el deseo de instalar bases o la perspectiva de un régimen favorable. Desconfiaban de que, no nosotros, la gente de a pie, sino nuestros gobiernos respaldaran de forma generosa los anhelos democráticos de los libios u otros árabes. (Como también desconfían de las intenciones de Arabia Saudí o Qatar, convertidos de repente en adalides de determinadas revueltas árabes.) ¿Por qué ahora y no antes?

No tenía respuesta y dudo de que alguien tenga una convincente, pero se me ocurrió que mejor tarde que nunca. La cuestión se convierte entonces en cómo. A la vista de que ni la presión diplomática ni las sanciones económicas han logrado evitar las matanzas de Homs, Deraa, Idlib y tantas otras ciudades sirias, parece razonable apoyar lo que se ha dado en llamar “intervención humanitaria” para frenar el baño de sangre. Razonable y humano.

Sólo que como periodistas no podemos dejarnos llevar por el buenismo. Tenemos que reflexionar y plantearnos también las consecuencias de esa eventual actuación. ¿Al intervenir para atajar un daño, no se causará otro mayor? Si además de frenar las muertes no se logra una solución política sostenible, la injerencia sólo intensificará el conflicto. Es decir, se corre el riesgo de causar más muertes de las que se pretenden evitar. No es teoría. Hay ejemplos recientes. Desde el desastre de la intervención estadounidense en Somalia en 1993 hasta los más recientes de Afganistán e Irak. Incluso el vecino Líbano, en el que la propia Siria intervino a favor de sucesivos grupos, se ha visto el rechazo que genera el régimen sirio como consecuencia.

¿Quiere eso decir que no hagamos nada? En absoluto. Pero dos errores no hacen un acierto. Y no estoy convencida de que la intervención extranjera solucione la fractura que ha salido a la superficie en la sociedad siria. Como ha recordado en un certero artículo Charles Glass, la mera esperanza de que una potencia exterior vaya a acudir al rescate de una de las partes en conflicto, envalentona a ésta y le hace elevar sus exigencias para sentarse a negociar. Se ha visto este fin de semana durante la visita a Damasco del ex secretario general de la ONU Kofi Annan. Todos los medios informativos han destacado con razón el desaire del presidente sirio a su mediación, pero también el representante del Consejo Nacional Sirio la había rechazado de antemano.

Cuando las posiciones están tan alejadas, el mediador tiene una tarea imposible a no ser que quienes respalden su esfuerzo remen todos en el mismo sentido, como sucedió en Yemen. De momento, no es el caso, tal como explica Sami Moubayed, un analista sirio que escribe desde dentro de Siria. Pero si de verdad se quiere ayudar a los sirios, sería útil que rusos, árabes y estadounidenses (tengo la sensación de que los europeos pintamos poco en esta película) se coordinaran y convencieran a todos los implicados de que la única salida sensata es una reconciliación entre los sirios, de que no van a respaldar a unos frente a otros que al final es lo que da alas a su maximalismo.

Ya sé que a muchos les parecerá utópico. En Twitter, Fédor Quijada me ha preguntado “qué opinarán los sirios cuando sepan que se va a negociar después de la masacre ocurrida”. He encontrado la respuesta en el artículo de un bloguero o bloguera sirio (Amal, nombre de mujer, es un seudónimo) que constituye un homenaje a los activistas que defienden la vía pacífica.

Durante mi viaje a Siria el pasado noviembre, cuando ya se desvanecía cualquier esperanza de un arreglo negociado dentro del país, llegué convencida de que la mayoría de mis amigos estarían entusiasmados con la revuelta. Me di de bruces con una realidad mucho más compleja. Estaban divididos. Incluso en la misma pandilla y hasta dentro de la misma familia.

“En Occidente os habéis hecho una idea romántica de las revueltas árabes como la lucha contra la tiranía de unos jóvenes blogueros sin más armas que sus ordenadores, pero las cosas son más complicadas. No es una cuestión de blanco y negro, de buenos y malos. Hay muchos matices de gris”, me espetó un colega al ver mi cara de sorpresa cuando descubrí que no apoyaba las protestas. No estaba hablando con un hombre del sistema. Mi interlocutor siempre había sido muy crítico con la dictadura de El Asad.

Hay 23 Comentarios

Estimada Ángeles, saludos. Cuando el 27 de enero 2012 la ultraderecha europea bailó en Viena, Austria el día en que se conmemora el Holocausto yo escribí reclamando semejante insulto en el Blog de Juan Arias. Nadie dijo nada, nadie hizo nada. Marine Le Pen, candidata del Frente Nacional francés, el parlamentario nacionalista sueco Kent Ekerot y el europarlamentario belga Pohilip Claeys, de la formación xenófoba Vlaams Belang, figuraban en la lista de 3.000 invitados de este “baile de gala” organizado por la asociación WKR que reúne a 21 cofradías ultranacionalistas austriacas. Por su parte, Heinz Christian Strache, el sucesor del difunto Jörg Haider como líder del partido radical derechista austriaco FPÖ, declaró que él y sus seguidores seguirán realizando sus bailes en el futuro “aunque a otros les guste o no”. El escritor e historiador Doron Rabinovici dijo que “se trata aquí de un encuentro de neonazis camuflado de baile. Los invitados son simpatizantes de los malhechores (del Tercer Reich)”. Angelika Gruber, presidenta de la Asociación de Estudiantes Universitarios de Viena, opinó que no ha sido casual sino un acto de cinismo que los ultraderechistas eligieran como día para su festejo el 27 de enero, fecha de conmemoración de las víctimas del Holocausto. En algunos Blogs de El País uno encuentra(a veces) post que tratan temas nazis de una forma tipo “vintage”… muy poco constructiva para la PAZ y no aportan nada en soluciones para evitar el resurgir neo-nazi en Europa, un lamentable fenómeno que algunas y algunos no quieren ver. Hoy es Toulouse…mañana? sc

Una mente occidental JUSTA, a lo maximo que llega es a pedir la salida de Afganistán. La Justicia de un hombre de fe, que solo se somete a Allah, y que considera a todos los humanos IGUALES, pide que salgan de Afganistán y que PAGUEN por todos sus crímenes.

KEVIN BAKER: también era un sargento del ejército de Estados Unidos apostado en Fort Lewis. Tras haber combatido dos veces en Irak se negó a ir una tercera vez luego de que le negaran el diagnóstico de trastorno por estrés postraumático. Comenzó a organizar una campaña para reclamar el regreso de los soldados a Estados Unidos. Me dijo: “Si un soldado es herido en el campo de batalla durante el combate y se está desangrando y un oficial ordena que esa persona no reciba atención médica y eso le cuesta la vida al soldado, ese oficial sería declarado culpable de abandono de funciones y posiblemente de homicidio. Cuando eso sucede en Estados Unidos, cuando eso les sucede a los soldados que buscan ayuda y los oficiales ordenan que no haya un diagnóstico claro de trastorno por estrés postraumático y básicamente les niegan esa ayuda, una verdadera ayuda psicológica, y el soldado termina sufriendo internamente al punto de quitarse su propia vida o la de otra persona, entonces los oficiales y las Fuerzas Armadas y el Pentágono deberían ser responsabilizados de estas atrocidades.” Si bien es demasiado tarde para salvar a la familia de Abdul Samad, quizás el grupo de Baker, March Forward, junto con la “Operación Recuperación” de los Veteranos de Irak Contra la Guerra (que aboga por prohibir que soldados que ya sufren trastorno por estrés postraumático sean enviados a combatir) puedan ayudar a poner fin a la desastrosa y atroz ocupación de Afganistán. AMY GOODMAN.


LEON PANETTA: “la guerra es un infierno. Este tipo de sucesos e incidentes van a continuar sucediendo. Han sucedido en todas las guerras. Son sucesos horribles y no es la primera vez que suceden acontecimientos de este tipo y probablemente no sea la última”. Quizá nunca sepamos qué fue lo que llevó a un sargento del Ejército estadounidense a salir de su base en Afganistán en medio de la noche y asesinar a al menos 16 civiles en sus hogares, entre los que se encuentran nueve niños y tres mujeres. La masacre ocurrida cerca de Balambai, en Kandahar, Afganistán, conmovió al mundo entero e intensificó los pedidos de que se ponga fin a la guerra más larga en la historia de Estados Unidos. El ataque fue calificado de 'trágico', y por supuesto que lo es. Pero cuando los afganos atacan a las fuerzas estadounidenses se habla de “terrorismo”. Esta es, quizá, la mayor incoherencia de la política estadounidense que impone la democracia a punta de pistola y combate el terrorismo con terrorismo. La violencia no solo azota en la zona de guerra. En EU, las heridas de la guerra se manifiestan en formas cada vez más crueles. El sargento de 38 años que habría cometido la masacre procedía de la Base Conjunta Lewis-McChord ( JBLM , por sus siglas en inglés), un centro militar en expansión cerca de Tacoma, Washington, que fue descrito por el periódico militar Stars and Stripes como “LA BASE MAS PROBLEMÁTICA DE LAS FUERZAS ARMADAS” y más recientemente, como una base “AL LIMITE”. 2011 fue el año en que se registró el mayor número de SUICIDIOS DE SOLDADOS en esa base, de donde también procedía el “equipo de la muerte”. El Seattle Times informó este mes que un equipo de psiquiatría forense que supervisó al Centro Médico Madigan de la base Lewis-McChord revirtió inexplicablemente el diagnóstico de trastorno por estrés postraumático a 285 PACIENTES. La decisión está siendo investigada debido a preocupaciones de que fue tomada en parte para evitar pagarle la atención médica del Ejército a quienes cumplían con los requisitos para recibirla. AMY GOODMAN: es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro "Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos", editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

MATAR CUANDO LA GUERRA YA NO TIENE SENTIDO (3). En My Lai, entre 375 y 520 civiles vietnamitas, en su mayoría mujeres y niños, fueron masacrados a sangre fría por soldados norteamericanos que, en su mayoría, se callaron. Fue después de que apareciera el primer artículo de Hersh que se publicaron fotografías de la masacre –tomadas, mientras ocurría, por un fotógrafo del Ejército norteamericano que estaba en el lugar— en los diarios y en la revista Life. Dada la tecnología actual y la febril cultura mediática de último minuto, parece improbable que algo de esa escala pudiera ocurrir hoy y ser encubierto. Pero el hecho de que menos civiles –y también soldados—mueran en las guerras de hoy no mitiga los espantosos horrores de sus acciones o reduce el daño político en Afganistán. Los aliados de la OTAN están buscando salirse con algo de gracia y dignidad de una situación que se ha vuelto fea y en la cual su enemigo designado, los Talibán, no sólo ha ganado terreno, sino que luce como probable reconquistador del poder una vez que esa salida final se produzca. En el otoño (boreal) de 2010, visité al Mullah Zaeef, un ex enviado de importancia de los Talibán y prisionero de Guantánamo después del 11 de septiembre de 2011, quien, desde su liberación y retorno a Afganistán, ha vivido en una villa de Kabul con guardias provistos por el presidente Hamid Karzai. Aunque formalmente evita todo contacto con sus camaradas talibán de antaño que todavía están en la pelea, Zaeef conserva, claramente, el rol de intermediario; Karzai y muchos oficiales militares y de inteligencia norteamericanos y de la OTAN lo ven, ciertamente, como un posible enlace con los talibán moderados. Zaeef dijo que le divertía haberse vuelto objeto de atención de tantos funcionarios occidentales. Pero, en primer lugar, no estaba seguro de quiénes podían ser esos talibán “moderados”. En cuanto al valor de negociaciones futuras, sonrió cortante y dijo lo único que los talibán podrían estar dispuestos a conversar con los norteamericanos y sus aliados son las condiciones de su retirada total del país. Un acuerdo tal podría determinar si dejarán Afganistán con alguna apariencia de dignidad o no, afirmó. Jon Lee Anderson.The New Yorker.


MATAR CUANDO LA GUERRA YA NO TIENE SENTIDO (2). Tales incidentes no son desconocidos para los norteamericanos –o no deberían serlo. También ocurrieron en Irak. Hubo las ignominias de Abu Ghraib y la masacre de Haditha, y miles de incidentes menores, a veces no reportados, en los que los soldados humillaron, mataron o abusaron de civiles iraquíes por razones que tenían menos que ver con sus posibles intenciones hostiles y más con sus propios miedos y odios. En el verano de 2003, en Fallujhan, conocí a un soldado norteamericano que se vanaglorió ante mí de haber “quemado” a vehículos civiles que se acercaban por el camino entre Basora y Bagdad porque no estaba seguro de quién estaba en ellos. En ese momento, dijo, había parecido más prudente matarlos que dejarlos vivir, sólo por la posibilidad de que pudieran ser hostiles. El modo en que me contó sus experiencias, sin embargo, dejaba vislumbrar una realidad que a pocos soldados les gusta discutir: que a veces matan porque la oportunidad está allí y porque, en ese momento, a algunos de ellos les resulta divertido. Siete años después, ese mismo soldado me contactó por carta para decir, arrepentido, que era muy diferente de aquel joven que había conocido. Tuve la sensación de que buscaba alguna clase de expiación por las cosas que había hecho, pero también quería mi comprensión. Expresaba un claro sentido de autoconciencia y me preguntó adónde lo llevaría. Dos generaciones atrás, antes de Twitter y YouTube y de celulares con cámara, los soldados norteamericanos en Vietnam demostraban rutinariamente su odio hacia el pueblo del país que los hospedaba de modos a menudo peores y mucho más frecuentemente que en Afganistán. En esos días, llevó mucho más tiempo al público norteamericano descubrir cada uno de los episodios –más de un año en el caso de la masacre de My Lai, en 1968. “Nadie quería ser el primero en publicarla”, escribió recientemente Seymour Hersh, quien sacó la historia a la luz. Jon Lee Anderson.The New Yorker.


MATAR CUANDO LA GUERRA YA NO TIENE SENTIDO (1). La masacre en Kandahar (Afganistán) Todo indica que los militares norteamericanos y sus aliados de la OTAN no sólo han sobrepasado su estadía en Afganistán, sino también el punto en el que su presencia es otra cosa que tóxica. Mientras que los detalles exactos del incidente son todavía poco claros, es sabido que, temprano en la mañana del domingo (11 de marzo de 2012), un soldado norteamericano aparentemente asesinó a sangre fría a 16 civiles afganos en el distrito Panjwai de la provincia de Kandahar. Nueve de las víctimas, se informó, eran niños. Este es meramente el último eslabón en una cadena de episodios en los que los soldados norteamericanos –pese a las intenciones positivas de la abrumadora mayoría de ellos—han mostrado desprecio, falta de respeto y, cada vez más y en forma trágica, odio por la gente del país que los alberga. Dos semanas atrás fue la quema accidental de ejemplares del Corán y otros textos sagrados en una base militar norteamericana –la noticia llevó a furiosos motines en todo Afganistán y a la muerte de al menos treinta personas, incluyendo a seis soldados norteamericanos. En enero, fue un video, filmado por los propios soldados norteamericanos, que mostraba a cuatro marines orinando sobre los cadáveres de varios afganos, sospechados de ser parte de los talibán, a los que habían matado. En 2010, en Maiwand, una provincia del sur –no lejos del distrito Panjwai—, un grupo de soldados norteamericanos emprendió el “asesinato deportivo” de civiles afganos: se tomaron fotos posando con sus víctimas y recolectaron partes de sus cuerpos como trofeos. Jon Lee Anderson.The New Yorker.

Ángeles, yo te absuelvo de tus pecados, que es lo que se suele hacer con los que buscan redimirse de sus culpas mediante la confesión. La penitencia será no volver a intentar que los hechos se ajusten al esquema que has trazado para ellos, sino al contrario. Pero te advierto, el camino que has comenzado es doloroso, espero que no sea nada serio y se te pase pronto. De no encontrar ningún antídoto es posible que, tarde o temprano, tu dada se convierta en sospecha, un salto cualitativo que te pondría ante el grave riesgo, de mantener de por vida una actitud crítica con tu propia sociedad. Ya que estás bajo confesión, espero que no te importe si te tuteo. Por que reconozcámoslo, criticar a los otros es muy fácil para nosotros que nos hemos hecho acreedores de la verdad y de la razón. Lo verdaderamente audaz es poner en duda esa verdad que nos asiste, ponernos al mismo nivel de los otros. Si se parte de la premisa de que nuestra sociedad es la mejor, la más justa y la más libre, será un buen síntoma que te indicaría que el sistema inmune está libre de esta devastadora enfermedad que es la sospecha. Si la razón y la verdad que a esta le asiste es puesta en duda, sin pones en duda tus propias emociones, es posible que nunca más te puedas librar de este mal. Se empieza dudando de si intervenir para atajar el mal no provocará un mal mayor, se camina hacia la zona gris y se termina sospechando que se interviene por necesidad, no la de los necesitados, sino la propia. Los necesitados lo fueron siempre, y todo indica que lo seguirán siendo, es sospechoso que sea precisamente ahora que nos lo parecen, y solo ahora que estamos dispuestos a llegar a donde haga falta para ayudarlos a conseguir una vida mejor. La sospecha se hace ensordecedora, cuando ese querer hacer algo, entra en sintonía con las ambiciones de los que siempre están dispuestos a bombardear. Si de repente los sentimientos mas elevados y altruistas, nuestra emociones más solidarias y humanistas, coinciden en el mismo momento y espacio, con las de los gobiernos más poderosos del mundo, que son los mismos que han llevado la muerte y la destrucción a miles de personas, los mismos que mantienen y sostiene injusticias como la invasión de otros países, encarcelan y matan a muchas personas diariamente, la sospecha se abre camino en el organismo violentamente si no nos protegemos de ella. Lo dicho, yo te absuelvo, Ángeles Espinosa, de tus pecados.

Ángeles, saludos. Cuando han dado la orden de desarmar a todo el personal militar norteamericano que participaría en CAMP LEATHERNECK,la base MARINE CORPS en Afganistán, durante el discurso a las tropas ofrecido por el Secretario de Defensa Leon Edward Panetta ( 1938) es porque las cosas van verdaderamente mal. Si tu propia Contrainteligencia no confía ni en sus propios soldados, mejor empaca y regresa a casa. Y cuanto antes, mejor. La “aventura afgana” para los EU terminó. NOTA: Sólo hay una instancia, en una base militar norteamericana en zona de guerra, en la que un soldado deja el arma a la puerta: en el gimnasio. En el resto, el arma siempre debe ir en el cinto o colgada al hombro.sc

Estoy de acuerdo con su colega. No porque tenga información sobre las revueltas árabes con que apoyar lo que dice, pero no creo ser temeraria si comento que no hay que ir muy lejos para comprobarlo. Matices de gris los estamos viviendo durante décadas en el nuestro, en relación al fraude o al terrorismo.
Pero lo que me gustaría destacar es que la gente quiere ganar. Por eso se posiciona en las guerras. Eximo de esta situación a los rehenes, quienes no tienen la posibilidad de elección. No digo que sea fácil negarse. Muchas veces no lo es. Pero las motivaciones en general responden más a cuestiones económicas o de naturaleza materialista que a la consecución de ideas. Por mucho que la religión juegue un papel integrador, el hecho es que pocos luchan para que el futuro de todos los que están por llegar sea mejor. Frecuentemente, incluso buceando en el argumentario ético, son muchos más los que luchan porque solamente el futuro de algunos sea mejor.
Decía un cantautor que el mundo mejoraría mucho si fuésemos un poquito menos egoistas. Un poquito no es mucho pedir, pero no se da. A efectos, su efecto de contagio multiplicador, lo convierte un abismo.
Los misántropos están venciendo esta batalla, difuminando la evidencia de superación que han mostrado otras civilizaciones a lo largo de la historia. Cuando he visto hace unos días las imágenes del norte de Japón al año de la catástrofe, he comprendido que los problemas actuales no son cuestiones de inteligencia, sino de sensibilidad.

Sid, Imaginate a Jesus entrando al templo, tirando las monedas de los usureros y llamando a los hipócritas, hipocritas, a los aduladores, aduladores, a los falsos, falsos, a los pusilánimes, pusilánimes, a los traidores traidores, a los tiranos, tiranos... ¡Qué radicales son algunos!

Ángeles, enhorabuena por el artículo y gracias por tu moderación. Imagino que tu "duda" es la misma que la que tienen los políticos que tienen que tomar decisiones tan importantes como la de intervenir o no intervenir. Al final la decisión es de carácter "intuitivo" y no "matemático". Siempre vas a encontrar tantos expertos a favor como en contra.

A Ahmed: el vocabulario que usas es el de un radical. Tú no eres el que determina la verdad absoluta de las cosas. Ni ningún ser superior en el que tú creas. Por lo menos en democracia es así.

Sergio carioni, Postdata: cerniéndonos al caso del que hablamos, mientras yo, él que llevo el cuchillo clavado en el costado, siento que un periodista, un artículo, un blog, me clava aún más el cuchillo, tú, que estas a salvo de cualquier ataque ya que pertences a la sociedad del FUERTE (de momento), le veas justo y muy profesional... No deseo que pase lo contrario, pero si deseo en una lucha común para acabar con la INJUSTICIA utilzando el mismo rasero para todos.

Sergio Carioni, gracias, te transmito los mismos sentimientos. Como se ha entablado este pequeño diálogo, me gustaría llamarte la atención sobre una cosa difícil de percibir para una mente occidental, aunque sea objetiva. La idea que intentaré explicar se puede resumir en estas palabras: "La objetividad de una mente no es absoluta, porque puede ser distorsionada por el caldo o el contexto cultural en la que vive y crece". Me gustaría hacerte un pequeño test para demostrártelo: estar enfrente tuyo y transmitirte estas dos informaciones: 1- Acaban de morir 100 civiles afganos por fuego occidental. 2- Acaban de morir 100 occidentales en una base militar en Afganistán por ataque afgano.
Y ver como reaccionarías ante cada información. Según me consta, los occidentales no sienten tanto dolor por los demás como para salir a la calle y exigir cese de la guerra, pero si lo hacen cuando ven que sus soldados mueren. Cuando mueren muchos soldados imperialistas, la gente en España siente de verdad la necesidad de parar la guerra. En Inglaterra también. En Francia también... De ello deduzco, usando OBJETIVIDAD, que los seres humanos no somos iguales para un occidental. Por esto, los occidentales cuando dialogan con nosotros parten de esa base y nos piden ser dialogantes, respetuosos, etc.. Imagina ahora que España ha caído en manos de los turcos, ¿acaso dialogarás con los turcos con tanta templanza y con tanta apertura de espíritu? A los musulmanes si nos ataca, se nos clava un cuchillo, y se nos pide guardar la calma y dialogar... ¿No sería lo propio que primero me quites el cuchillo que me has clavado y que seas juzgado por tu agresión y luego entablar diálogo entre nosotros de igual a igual? Los musulmanes llevamos muchas heridas abiertas, occidente sionista nos ataca, y nos llama radicales si resistimos y se enoja si le insultamos. ¿Cree Occidente que es Dios y que tenemos que darle las gracias por atacarnos? Creo que deberíamos forzar nuestro ego a que acepte que somos iguales y que cada uno tiene que pagar por los crímenes que comete. Nadie es amo de nadie, el único Amo es Allah, Dios de los mundos… Como musulmán creo que mi deber es LUCHAR contra las agresiones, LUCHAR contra los que legitiman dichas agresiones, y es mi deber también DESPERTAR las mentes occidentales que se dejan manipular de manera pusilánime por una cultura falsa y manipulada orquestada desde arriba por unos criminales peores que los peores vándalos de la historia de la humanidad. Es mi deber decirle a la opinión pública occidental que ha he sufrido un lavado de cerebro y que es hora de despertar. Y es mi deber recordar a los occidentales que son criaturas de Allah y que deben entregarse y someterse a Él y a nadie más.

Ahmed, mis saludos y respeto para ti. Gracias por tus explicaciones y argumentos. Siempre sigo con interés tus comentarios donde reflejas el amor, la pasión y tu dedicación a la defensa de tu pueblo. Personalmente considero que el Blog de Ángeles es un lugar que permite nuestra libre participación en el contexto de un periodismo global. Ella aborda temas complejos y de mucha tensión mundial actual y lo hace de una manera muy profesional. Muchas veces no estaremos todos de acuerdo. Eso es normal dentro de un debate democrático. Mi criterio personal es que somos todos los foristas que participamos en el Blog de Ángeles quienes debemos cuidarlo y mantener siempre un debate político de altura, sin ofensas, sin calificar o menospreciar a quienes no piensen como nosotros. Me despido deseándote mucha salud, prosperidad y paz a ti, tu familia y a tu pueblo. "La libertad no es hija del orden sino su madre." Pierre-Joseph Proudhon (1809 - 1865).Con amistad, sc

A Sergio Carioni, primero te mando un gran saludo y mucho respeto porque casi todos tus comentarios son acertados en mi opinión e informan de manera amena, justa u diría imparcial. A ti por ejemplo nunca te faltaría el respeto, salvo si cambias radicalmente de opinión. Ahora te explicaría una cosa y me gustaría mucho que me puedas entender: el ser humano no solo es intelecto. El ser humanos es sobre todo una amasijo de emociones y unas descargas continuas de hormonas. Tu has elegido hablar solo al intelecto. Yo escojo atacar la otra parte, la emocional. Creo que todos tenemos una esencia humana pura divina, un intelecto cuya capacidad es variable y un ego materialista emocional sede de todas nuestras bajezas y motor de toda nuestra maldad. Cuando ataco a alguien con alguna palabra que pueda parecer hiriente, pues mi objetivo es eso, causar en revuelco en el corazón de dicha persona, y no en su intelecto, pero siempre intento hacerlo recordando a dicha persona que la ataco porque falta a la buena moral: honestidad, equidad, objetividad, etc.. y porque dándose cuenta o no, se alía con el MAL. Por otra parte, si miramos un poco en el mapa humano, descubriremos que los hombres que mueven las masas, no son los puramente razonables, sino los que saben manejar las emociones de los demás. Si uno es Justo y sabe hablar al corazón como al intelecto, pues ya sabes, llegará más. Un cordial saludo. No te ofendas por lo que digo a los demás: SOLO deseo el bien a los demás y soy firmemente comprometido con el BIEN. Actúo confiando en Allah nuestro creador. No creo que Liliana saldrá indignada de su diálogo conmigo, aunque parezca que la haya agredido con alguna palabra. Pero no estoy dialogando con Ángeles, a Ángeles le estoy diciendo de manera un poco guerrera que tiene que parar el carro porque está haciendo daño. Y hay guerras imperialistas que se legitiman gracias a la campaña de odio contra el Islam y los musulmanes que hacen los periodistas, sabiéndolo o no.

Gracias por dedicarme el respeto que me merezco, y yo mando un incondicional respeto a tu esencia humana y casi nada a tu ego y al ego de los demás incluido el mío. Egos aparte, me gustaría informarte de que la susodicha ataca al Islam y a los musulmanes en todo lo que escribe y de manera sospechadamente sistemática. ¿Es un odio al Islam? ¿Es un encargo? No lo sé. pero hacer una campaña continua contra una religión, una cultura y una gran nación, pues trasformaría a cualquier persona en el instrumento del mal y del odio. Sobre todo cuando se falta toreramente a la verdad y a la objetividad. Para mi cualquier persona en este mundo que falte a la equidad es condenable. Pero algunos oficios son más delicados que otros y mas graves. El periodismo, ese santo oficio de traer la información a los demás, no soporta la falsedad ni las mentiras ni la traición ni la imbecilidad ni la parcialidad ni la malicia ni el odio gratuito ni la manipulación... La susodicha cae en todo eso a la hora de escribir sobre el Islam y los musulmanes. Yo la rogaría que se atenga a dos cositas nada más y que escriba lo que quiera sobre el Islam: Objetividad e Imparcialidad. Pero hacerse especialista en temas del Islam y de los musulmanes y dedicarse a informar de manera DESHONESTA, pues eso hace que la persona no solo no merezca ningún respeto, sino también ser combatida hasta que deje de faltar a la verdad.

Mira Ahmed, fui periodista, corresponsal en Moscú de prensa, viajé a Irán, amo a la gente allí, también tengo amigos en Israel y conozco gente (no sionistas como tu los llamas) que se ha ido del país porque repudia la política de Netanyahu. Lloro cuando veo las fotos de los niños asesinados en Siria o Palestina. Terminé asqueada de mi profesión por razones que no necesito explicar aquí y la marihuana me produce el mismo asco. Soy latinoamericana y nunca admiré al gigante del Norte. Pero tampoco quiero caer en lugares comunes. El mundo es muy complicado y lleno de sutilezas. Yo creo que la periodista que escribe este blog hace muy bien su trabajo, sin ideologías y con una profesionalidad sin tachas. Si te escribo es porque me parece injusto que la enjuicies de tal forma. Empiezo a intuir que eres una persona algo masoquista. Si no te gusta lo que escribe, ¿por qué la sigues leyendo? ¿Por qué la atacas? Hay muchas cosas bonitas para hacer en este mundo como para ensañarse con los que hacen su trabajo. Con todo el respeto que te mereces, te envío un saludo.

Ahmed, saludos. Considero que puedes expresar tus ideas y puntos de vista sin agredir, sin descalificar y sin ofender a los demás. Tu escribes: “Si hablas desde la inocencia marihuanesca, pues deberías despertar y salir de esa edad”…conoces a esa persona como para afirmar tal ofensa? Las ideas se debaten, se discuten con ideas, no con ofensas. Con todo el respeto por tu persona y amistad, sc.

Estimada Liliana, lo demostrarían en una persona que lo es. Pero, como conozco muy bien lo que suele escribir la susodicha y sé que no es lo que pretende vendernos en esas 8 lineas, pues de allí mi comentario. La guerra entre el mal y el bien nunca acaba Liliana. Así que más te vale animar la gente a luchar por el bien, que animarles a ahorrarse luchas. Si hablas desde la inocencia marihuanesca, pues deberías despertar y salir de esa edad, porque nos han aborregado gracias a los peirodistas y los medios de comunciación, todos ellos muy vendidos al más corruptodinero: el dinero del capitalismo sionista USURERO. Si hablas desde la maldad y la malicia porque te has colocado en ese hediondo bando de bandidos capitalistas sionistas usureros, pues aquí nos tendras a unos cuantos luchadores contra el engaño y la falsedad. Espero que, tus emociones y tu ego, al leer mi comentario, no te jueguen una mala jugada.

Estimado Ahmed, las ocho primeras líneas muestran la capacidad de duda de una persona, un don que pocos periodistas y menos políticos aún tienen y que ahorraría muchas guerras y mucho sufrimiento si aprendieran a usarlo.

Ángeles, saludos. A propósito de sus reflexiones sobre Libia (que comparto totalmente): Los últimos y lamentables hechos protagonizados por los Marine Corps en Afganistán han llevado a que la Secretaria de Estado norteamericana, y ex miembro en la junta directiva de Wal-Mart, Hillary Clinton(Chicago 1947), se declare consternada y planteé que lo ocurrido “es absolutamente inconsistente con los valores estadounidenses, con los estándares de comportamiento que esperamos de nuestro personal militar y al que se acoge la gran, gran mayoría de nuestro personal militar” ¿Mala memoria la de la señora que semanas atrás se destornillaba de la risa al conocer del linchamiento de Muamar el Gadafi (1942-2011)? Las cámaras de la Cadena CBS jugaron una mala pasada a Clinton, quien pensando que no estaba siendo grabada soltó una carcajada tras escuchar que Gadafi había sido linchado y exclamó a modo de broma: “Fuimos, vimos, murió”. La periodista, también riéndose, le pregunta si su visita a Trípoli tuvo algo que ver con el linchamiento público de Gadafi, a lo que la secretaria de Estado le responde, inicialmente, que no. Luego, Clinton añade todavía entre risas de “que así fue”. Parece ser, que los Marine Corps tienen una misión complementaria a los bombardeos y la invasión de naciones: la misión de humillar. Y eso obviamente crea serios problemas a la política exterior norteamericana y altos costos políticos, muy complejos y difíciles de solucionar para cualquier administración .sc

Hola, El ego humano tiene esa tendencia, ese mecanismo, esa enfermedad de Vanagloriarse por logros que no son suyos. Por la primera vez que un ego descubre que en un asunto no lo tiene claro, que no los ve ni negro ni blanco, pues intenta venderse como un ego que tiene esa cualidad: la de no verlo claro. Pero, al hacerlo, intenta aparentar humildad para engañar a los demás. Les habla como que esa cualidad parezca negativa, aunque en el fondo la toma por positiva y la defiende y se echa flores a si mismo por haber sido tan iluminado a la hora de no ver claro. Y puede llegar a aparentar que tiene envidia a los que ven claro en dicho asunto. Pero en el fondo quiere decirles, como sois cortos de miras, pues lo veis claro. Por eso creo que las 8 primeras líneas sobran, porque no son más que autoadoración disfrazada de humildad. Según me consta, Usted ve muy claro que el verdugo sionista occidental es bueno, y cree firmemente que son los musulmanes son los malos. Así que por favor menos moralina falsa.

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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