Participantes en la reunión del World Economic Forum en Dubái. / WEF
Ya sabemos que nadie tiene la varita mágica. Si no, alguien ya se hubiera hecho de platino vendiendo recetas para salir de la crisis que con mayor o menor intensidad golpea a casi todo el planeta. Pero ¿qué han propuesto los mil expertos reunidos en Dubái por el World Economic Forum (WEF)? El lunes terminaba mi post diciendo que habría que esperar a sus conclusiones. Pues bien ayer se cerró el cónclave, justo antes de la festividad del año nuevo islámico, con un llamamiento a los líderes mundiales para que adopten una perspectiva global y a largo plazo, y no se centren sólo en los problemas propios.
“Pido a los líderes mundiales, en particular en los países con nuevos dirigentes o donde los dirigentes han sido reelegidos, que dediquen suficiente tiempo y energía a atender los asuntos globales y que se dejen absorber en exclusiva por los problemas internos. Hagamos de 2013 un año de verdadera cooperación global”, resumió el fundador y presidente ejecutivo del WEF, Klaus Schwab, en la clausura.
Más fácil dicho que hecho. En particular cuando el mismo foro ha reconocido la fragmentación del sistema de gobernanza establecido tras la Segunda Guerra Mundial y el creciente descontento con la eficacia de las instituciones supranacionales, en especial a raíz de la crisis económica mundial. En los numerosos debates mantenidos por los grupos sectoriales de expertos se ha repetido la incapacidad de la comunidad internacional para acordar un marco de reducción de la emisión de gases de efecto invernadero, el estancamiento de la Ronda de Doha sobre comercio multilateral, o la ausencia de un mecanismo internacional efectivo para prevenir y solucionar los conflictos armados, punto este último sobre el que planeaba la sombra de Siria.
En un esfuerzo por contrarrestar esas tendencias, el foro invitó a representantes de las principales organizaciones regionales de los cinco continentes. Durante dos días debatieron sobre el sentido de su labor en el siglo XXI, las iniciativas regionales para promover el comercio mundial, y cómo pueden contribuir a reducir el riesgo de conflictos. El grupo coincidió en respaldar un reforzamiento de los lazos con la ONU y con otras organizaciones multilaterales, sobre todo de cara a lograr los Objetivos del Milenio para la fecha prevista de 2015.
El mayor reto es sin duda la creación de puestos de trabajo. Durante los próximos 15 años, se calcula que van a entrar en el mercado laboral 600 millones de personas, pero ya hay 200 millones de desempleados en el mundo. La mayoría de los expertos coincidieron en que los actuales sistemas educativos no sirven. El caso es especialmente grave en los países árabes. Según el ministro de Economía de Emiratos, Sultan al Mansoori, su población, unos 350 millones de personas, es la más joven del mundo, con casi el 60% de ellos por debajo de los 25 años. Pero también tiene, con 100 millones de parados, la tasa más alta de desempleo. Es una bomba de relojería que ya actúo de detonante de la Primavera Árabe y que puede desestabilizar las perspectivas de crecimiento global.
Como es habitual en él, Schwab concluyó con una nota positiva. “A pesar de todos los retos, los problemas y las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional, el PIB de la economía mundial se va a duplicar en los próximos 20 años”, aseguró. Queda por ver que vaya a distribuirse de forma equitativa, en lugar de concentrarse cada vez más en unas pocas manos.