Ángeles Espinosa

Deportados por guapos

Por: | 18 de abril de 2013

¿Cómo de guapo hay que ser para que las autoridades no puedan soportarlo? No hemos visto sus caras, pero desde que el periódico online Elaph contó que tres jóvenes emiratíes habían sido deportados de Arabia Saudí por ser “demasiado guapos”, la población femenina de este país (y también parte de la masculina) trata de que alguien le presente a los susodichos. El incidente sería meramente jocoso sino fuera sintomático de la obsesión enfermiza con la sexualidad de la denostada policía religiosa del Reino del Desierto.

 

Ha sucedido durante el festival de Al Yanadría, una cita anual con la que las autoridades saudíes intentan preservar sus tradiciones y a la que invitan a participar a los países vecinos. No está claro cómo empezó todo. Un vídeo colgado en YouTube muestra el momento, el pasado domingo, en que un mutawa, como se conoce popularmente a los miembros del Comité para la Promoción de la Virtud y la Prevención del Vicio, irrumpe bruscamente en medio de un grupo de jóvenes emiratíes que están ejecutando una danza tradicional de su país. No se oye lo que dice, pero varios policías intervienen para sacarle del lugar en medio de los abucheos de los presentes, entre los que hay numerosas mujeres.

Según el relato de Elaph, que luego ha sido repetido hasta la saciedad por otros medios árabes, el guardián de la virtud quería parar el baile y pidió al responsable de la delegación emiratí que sacara a tres de los jóvenes danzantes porque eran “demasiado guapos” y temía que las mujeres se sintieran atraídas por ellos.

Puedo oír las carcajadas de los lectores de este blog. Pero el asunto iba en serio. De hecho, así lo interpretó el aludido. “No tengo ni idea de a qué grupo pertenecía [el hombre], pero hemos enviado a los tres jóvenes de vuelta a Abu Dhabi porque no queremos tener problemas”, declaró el jefe de la representación emiratí al diario Al Hayat.

Con el mismo deseo de evitar roces con sus vecinos, un portavoz del festival, el coronel Jaled Bin Abulaziz al Muqbel, también se apresuró a desautorizar al policía de la moral. “No estaba asignado para ejercer sus funciones en ese lugar; actuó a iniciativa personal”, aseguró. Pero ya era demasiado tarde.

Como quienes abuchearon al mutawa en la sede del festival, numerosos saudíes y emiratíes se habían lanzado a criticar su comportamiento en las redes sociales. Muchos tweets coinciden en calificar lo ocurrido como “una ofensa para la delegación emiratí”. Es además un insulto a las mujeres saudíes, a quienes el descontrolado puritano reduce a animales movidos por bajos instintos, los mismos que probablemente provocaron su zozobra ante la danza de los jóvenes emiratíes.

Mientras tanto, en Emiratos ha comenzado la caza de los tres guaperas. Muchas mujeres tienen curiosidad por saber qué es lo que les hace ser “demasiado atractivos”. “Así que si alguien tiene [sus] contactos, por favor que los pase”, pide la columnista Rym Ghazal en The National. Lo mismo vale para esta corresponsal. Eso sí, por razones puramente profesionales.

Hay 6 Comentarios

La tuberculosis machista que padecen las sociedades con disfraz islamista es terrible. Confunden el islam con lo sexual. El islam nada tiene que ver con esas aberraciones ideológicas.Se les olvidó que Alá (o Jehová que es lo mismo) creó a Eva para evitar el aburrimiento de Adán. Y gracias a Eva surgió la poesía, el canto y el baile para disfrute de todos.

No seré yo quien defienda a los Saudíes y su errónea visión del Islam (y certera en muuuchos casos, no obstante) pero si no le toman en serio al presunto mutawa, no creo que consiguiera deportar a nadie, no crees?
Está bien ridiculizar estos gestos, pero criticar compulsivamente a los Saudíes-emiratíes por no ser como nosotros no lo veo de utilidad. O a lo mejor la idea es esa, sólo criticar.

A mi no me han echado de ningún sitio, snif

Genial historia!

Guapos segun quien? dudo del buen gusto de las autoridades religiosas sauditas.

sí, por favor que nos los presente, queremos conocerlos. Saludos.

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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