Ángeles Espinosa

¿Dónde se ha metido?

Por: | 10 de junio de 2013

A diferencia del ayatolá Jomeini que dijo no haber sentido nada al pisar suelo iraní a su regreso del exilio en 1979, yo sí que he sentido un vuelco en el corazón cuando el avión aterrizaba el aeropuerto que lleva su nombre, a las afueras de Teherán. Había bastante de personal en ello tras dos años de una ausencia que no fue deseada por mí, pero también de incertidumbre sobre la libertad de movimiento que voy a tener para trabajar durante los siete días que permite mi visado.

Ika
Sala de llegadas del aeropuerto Imam Khomeini./ wordpress.com

Las perspectivas no son muy halagüeñas. Como ocurre con los candidatos a la presidencia, los periodistas también somos preseleccionados. Aunque los criterios están menos claros. El ministro de Cultura y Orientación Islámica, Mohammad Hosseini, bajo cuya responsabilidad se sitúa el control de los medios de comunicación, pidió la semana pasada al aparato de seguridad del Estado que “refuerce su supervisión en la entrada de periodistas extranjeros”. Su justificación para tal recelo fue que durante las elecciones presidenciales de 2009 “un periodista israelí se coló en el país sin el conocimiento de los servicios secretos”.

Sea como fuere, el mensaje quedó claro. Dado que para la República Islámica Israel es un enemigo irreconciliable, la asociación de los periodistas con ese país nos convierte a todos por extensión en potenciales enemigos ante los que hay que estar alerta. Al final, lo grave no fueron las protestas que se desataron tras la reelección de Mahmud Ahmadineyad hace cuatro años, sino que hubiera testigos para contarlo. Cada vez quedan menos, ya que a partir de entonces no sólo se limitó la presencia de extranjeros sino, lo que es mucho más grave, los propios iraníes han visto cómo se restringía su marco de trabajo.

Poco a poco se han ido silenciando todas las publicaciones reformistas y los periodistas que trabajaban en ellas no vuelven a encontrar trabajo. O lo dejan, o si quieren seguir ejerciendo tienen que emigrar. El pasado invierno 16 de ellos fueron detenidos con el pretexto de que mantenían contacto con medios extranjeros.

Reporteros Sin Fronteras (RSF), la organización internacional que defiende la libertad de expresión y los derechos de los periodistas en el mundo, se muestra preocupada. En un comunicado, recuerda que Irán tiene a 54 informadores y blogueros en la cárcel, y pide que quienes accedan al país no olviden de esa situación. También da consejos sobre cómo burlar la censura en Internet y proteger las comunicaciones. Sin embargo, el acceso es tan lento que no merece la pena intentar ninguna treta porque al final ni se puede leer el correo.

Es cierto que para los periodistas extranjeros no existe la censura previa, pero las autoridades esperan que nos autocensuremos. “Confiamos en que los medios por sí mismos aumenten su autocontrol”, ha declarado Mohammad Jaafar Mohammadzadeh, el viceministro encargado de la prensa. Encontrar un equilibrio entre informar con honestidad y no chocar con los estrechos límites del régimen, es tarea casi imposible.

Pero a pesar de las dificultades, o quizás por ellas, tiene especial interés estar aquí y ver qué sucede en esta nueva cita con las urnas, cómo la maneja el régimen y cómo responden los ciudadanos. Incluso con un coreografía tan minuciosa como la que  se intuye, es posible obtener pistas e incluso llevarse sorpresas. De hecho, “200 periodistas de 105 medios y 26 países han solicitado visados para cubrir los comicios”, según el responsable de la Oficina Prensa Extranjera.

No está claro cuántos de ellos lo hemos obtenido, pero el permiso se limita a siete días, con obligación en cualquier caso de haber abandonado Irán antes de la medianoche del día 15, justo al día siguiente de las elecciones. Al parecer las autoridades no prevén una segunda vuelta, o si la hubiera, el día 21, no creen necesario que estemos por aquí curioseando. Además, tenemos que alojarnos todos en el hotel Laleh y movernos acompañados por un(a) traductor(a) de “una agencia de apoyo a los medios”, con la que nos obligan a trabajar y a pagar.

“Señora Espinosa, ¿dónde se ha metido? ¿Tiene algún problema? La estoy esperando desde por la  mañana…”, me inquirió mi asignada por teléfono mientras yo comía con unos amigos antes de llegar al hotel. ¡Bien empezamos!

Hay 4 Comentarios

Agradecer tu trabajo y constatar que el periodismo cada vez esta peor y que ya desde hace muchos años hay casos de periodismo incluso al servicio de quien los subvenciona: http://xurl.es/vebod

Felicitaciones!

Un pena que se tengan que marchar al día siguiente de las elecciones, que es precisamente cuando se impone el análisis de los comicios y sus repercusiones.
También, al igual que Andrés Un, le envío un mensaje de ánimo.

¡Enhorabuena! Siga delante con su estupendo trabajo desde Irán. Todos sabemos que los regimenes dictatoriales cargan siempre contra el mensajero para justificar sus desmanes. Un saludo.

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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