Ángeles Espinosa

Informar mata

Por: | 03 de diciembre de 2013

Hubo un tiempo en que los medios internacionales informaban sobre Irak. Hubo un tiempo en que los medios internacionales tenían periodistas destacados en Irak. Hubo un tiempo en que cualquier incidente que le sucediera a uno de esos periodistas de un medio internacional en Irak se convertía en noticia de primera página y aseguraba tratamiento de héroe al infortunado. Eran los primeros, y ya olvidados, años de la ocupación. Luego, con la casi guerra civil de mediados de la década pasada y la retirada de las tropas estadounidenses hace dos años, se perdió el interés informativo. Al igual que otros ciudadanos, los periodistas han seguido muriendo en Irak, pero ya no son miembros de esa tribu de reporteros internacionales y a nadie parece importarle demasiado.

Human Rights Watch (HRW) denunció la semana pasada una Oleada de asesinatos de periodistas, tras la muerte a tiros de seis profesionales de la información en Mosul, la capital de la provincia de Nínive, durante los meses de octubre y noviembre. Además, según esta organización de defensa de los derechos humanos, las autoridades en vez de investigar como es debido esos crímenes, se dedican a detener a los reporteros que meten las narices en asuntos políticos delicados como la corrupción o la falta de servicios básicos.

 

Www.iraqicivilsociety.org

“Los periodistas en Irak hacen frente a una doble amenaza, de las bandas armadas que les tirotean y de los fiscales que presentan cargos contra ellos, todo por lo que escriben”, ha declarado Sarah Leah Whitson, la directora para Oriente Próximo de HRW.

. Alaa Edward Butros, periodista de Al Rashid TV, estaba sentado en un café, cuando unos tipos le dispararon con armas automáticas, el 24 de noviembre.

. Bashar Abdulqader Najm al Nuaymi, camarógrafo de la agencia de noticias Al Mosuliya, fue asesinado el 24 de octubre.

. Mohamed Karim al Badrani, reportero de Al Sharqiyya TV, y su camarógrafo, Mohamed al Ghanem, estaban cubriendo las preparaciones para una festividad religiosa en un mercado cuando fueron asesinados a tiros el 5 de octubre.

. Saad Zaghlul, periodista que estaba trabajando como portavoz del gobernador de Nínive, cae abatido en frente de su domicilio el 8 de octubre.

. Qahtan Sami, el anterior portavoz del gobernador y también periodista, fue asesinado en julio y su cuerpo dejado en la calle mientras varios oficiales del Ejército miraban sin intervenir.

En todos los casos, la policía ha abierto investigaciones, pero luego no ha anunciado ni detenciones ni resultados de las pesquisas. Las familias y los colegas de los periodistas asesinados han dicho a HRW que nadie se ha molestado en pedirles datos o preguntarles sobre las víctimas. Un reportero local asegura que hay una lista de 44 periodistas que los grupos armados quieren quitar de en medio y que las fuerzas de seguridad no hacen nada para impedirlo.

Según el Observatorio para las Libertades periodísticas de Bagdad, sólo en Mosul, 48 profesionales de la información han muerto por la violencia política desde 2003. La ciudad está considerada una de las más peligrosas de Irak debido a la mezcla étnica y confesional de su población. Las disputas territoriales de árabes, kurdos, turcomanos y asirios cristianos, se ven complicadas por el uso de la religión que hacen los distintos líderes políticos, y la sombra de Al Qaeda que, según todos los indicios, gobierna cuando cae la noche.

“Los terroristas atacan de forma sistemática a los informadores, pero el Gobierno no hace nada para proteger a la gente”, asegura Hasan Shaaban, director del Centro para la Protección Legal de los Periodistas.

La violencia contra los reporteros no es nueva en Irak. Pero desde el inicio de las protestas (mayoritariamente suníes) en febrero de 2011 contra la corrupción y la falta de servicios, HRW asegura que “los periodistas hacen frente a un aumento de los ataques y las amenazas, incluso por parte de las fuerzas de seguridad del Gobierno”.

Para ello las autoridades usan y abusan del artículo 314 del Código Penal, que criminaliza la difamación y prevé pena). HRW se opone a ese tipo de leyes porque las considera desproporcionadas e innecesarias para proteger las reputaciones, y porque atentan contra la libertad de expresión.

. Zohair Fatlawi, que escribe en el periódico Al Mushakis y varios medios electrónicos, fue acusado de difamación tras escribir un artículo en el que acusaba de corrupción a los responsables del Fondo para la Vivienda, que financia casas y facilita hipotecas. Primero, los guardias de ese departamento le echaron cuando entrevistaba a empleados que denunciaban irregularidades. Una vez publicado el texto, un funcionario le llamó al móvil y le amenazó con llevarle a los tribunales si no lo retiraba. Finalmente, el día 27 de octubre, el Tribunal para Medios y Publicaciones le condenó a tres días de prisión por difamación. Fue encarcelado con asesinos y ladrones.

. Rasha al Abadi, corresponsal de la agencia de noticias Baghdadeyya en Nayaf, fue detenida junto a su camarógrafo, el 21 de noviembre cuando recogía las quejas de los afectados por las inundaciones por la tardía respuesta oficial a las fuertes lluvias. Le confiscaron el móvil y el equipo de grabación, antes de llevarla a la comisaría sin una orden de detención ni decirle de qué se le acusaba. Se negó a firmar una declaración de que no iba a volver a trabajar como periodista, pero no le devolvieron el material ni sabe si hay un caso abierto contra ella.

Shaaban representa en la actualidad a una decena de periodistas que afrontan procesos penales por difamación. Otros tienen miedo de hablar y simplemente huyen cuando ya no pueden aguantar más la prisión. Eso si no les matan antes.

Hay 3 Comentarios

No, si al final va a resultar que asesinaron a los periodistas por su falta de imparcialidad o de profesionalidad.
Se dijo que después de la primera guerra del Golfo la relación entre el periodismo y el poder había cambiado. O que después de Vietnam el poder no iba a repetir los mismos errores con la información.
Creo que lo que está sucediendo en Irak no es sustancialmente diferente ahora de cuando estaban los ejércitos invasores; entonces los objetivos de unos y otros eran variables, e incluso complementarios. Sobraba y sobra la información.
.

No tiene mucho mérito que un periodista hable bien de los compañeros de profesión. Eso se llama corporativismo. A mi lo que me gustaría leer no es esta defensa desgarrada de los colegas, en un artículo dramático. Donde poco más o menos al periodista se le mitifica como a un mártir. A mi me gustaría leer la denuncia de los periodistas, de otros periodistas corruptos, que manipulan los hechos con fines políticos y militares, que se infiltran en los conflictos, para con el salvo conducto de PRESS, en su chaleco antibalas colaborar con los agresores que están bombardeando un país. Lo hemos visto en Libia en Siria y en todas las guerras. La manipulación de los hechos, incluso con escenarios y extras, representando escenas en un decorado para hacer creer a la población que era eso lo que estaba pasando y cambiar su ánimo y su voluntad. Las injerencias en los conflictos armados de los periodistas, algunos incluso agentes que se hacen pasar por periodistas, son conocidas. Los nombres de los periodistas y sus hazañas los convierten en protagonistas, cuando los protagonistas deberían ser otros y no ellos. Los periodistas mártires en Irak son más famosos que los propios iraquíes de los que hablaban en sus crónicas. Los tintes románticos con los que se describen las muertes de los periodistas contrasta con las cientos, miles de muertes de civiles anónimos cuyos nombres nadie nunca conocerá. Estos cientos de miles de muertos en conflictos o en estados de excepción, son los verdaderos protagonistas y no los periodistas que nos informas, no siempre con la verdad, sobre los hechos. Los miles de muertos, civiles anónimos, en los conflictos merecen un respeto, ellos y su memoria. Para empezar no usurparles el protagonismo que ellos merecen y no algunos que nos informaron, no siempre correctamente, de su muerte; de quién y porqué los mataron.
Comprendo que no es tarea fácil hablar y denunciar a compañeros de profesión. Siempre es más cómodo hablar bien de los demás, sobre todo si son colegas. No hará ningún bien a la profesión. Y así nos va. Yo no es que haya dejado de creer en el periodismo como Rma, es solo que descubro como en realidad funciona la cosa. Para empezar a tener contratos uno debe hacer una defensa a ultranza de los valores de la sociedad de donde viene. Esto ya le limita para el ejercicio libre de su profesión y de la búsqueda de la verdad. Edulcorar los hechos es siempre más fácil que contar la verdad. A veces el periodista ni siquiera es consciente de ello, tan asumido que tiene su papel de "portador de la verdad" no se da cuenta en ocasiones que está siendo manipulado. Esto le puede pasar a un novato, pero a alguien que lleva mucho tiempo en la profesión es más difícil-

Pues yo he de confesaros que hace mucho tiempo que dejé de creer en el periodismo. Soy periodista desde el 93 y cada día me da asco mi profesión. Les dejo un ejemplo de "periodismo comprado": http://xurl.es/vebod

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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