Ángeles Espinosa

Este consulado no da visados… a periodistas

Por: | 24 de febrero de 2014

No entiendo cómo les preocupamos tanto. En un país en que no pasa un día en que los talibanes asesinen a los que no lo son, algún marido mate a su mujer o el sistema judicial envíe a la cárcel a una joven violada o a una niña que intenta escapar de un matrimonio forzado, resulta que los consulados de Afganistán tienen órdenes de no dar visados a periodistas “porque es peligroso”.

“Si usted tuviera otra ocupación, no habría ningún problema, pero con los periodistas tenemos órdenes de nuestro Ministerio [de Exteriores] de no tramitarlos sin una autorización previa”, me explicó en el Consulado General de Dubái un amable funcionario que se identificó como Omar.

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Embajada de Afganistán en Abu Dhabi

Hasta ahí, todo normal. Es habitual que en los países no democráticos pongan todo tipo de controles y trabas para el acceso de los periodistas. No me había pasado hasta ahora con Afganistán, pero ya hace cinco años largos de mi última visita y la medida parece indicar que las cosas no han evolucionado a mejor sino al contrario. El problema vino cuando traté de averiguar a quién debía dirigirme en Kabul, o bien un teléfono o dirección de email donde solicitar esa autorización previa sin la cual el funcionario no iba ni siquiera a recoger mi solicitud.

“Ah, eso no lo sé y aunque lo supiera, no podría decírselo”, me aseguró el hombre muy serio.

Traté de hacerle ver que lo que me decía no tenía sentido, pues me llevaba a un callejón sin salida. Entonces me sugirió que mi oficina en Kabul, solicitara el permiso a su Ministerio. Al decirle que no tengo una oficina allí y por eso precisamente tengo que ir a cubrir las elecciones, me respondió que entonces se lo pidiera a quien me hubiera invitado. Mi explicación de que no me invitaba nadie y que como periodista era yo, o más bien mi empresa, quien pagaba los gastos, no debió de convencerle.

Sin ocultar su fastidio por mi insistencia, me dijo que esperara un momento, desapareció de la ventanilla y volvió con un joven diplomático, el Sr. Jihan, quien me repitió el mismo argumento que su colega, pero con una sonrisa. Parecía que lo tuvieran ensayado porque a cada objeción mía respondía con las mismas alternativas que el empleado de la ventanilla, aunque al menos el diplomático reconoció que el asunto era “complicado”.

Pues si su empresa no se preocupa de conseguirle el visado, hable con su Gobierno, tal vez su Embajada en Kabul pueda ayudarle”, me señaló finalmente a punto de perder la paciencia.

Así que eso era todo. Una década luchando por recuperar la plena soberanía del país y cuando los soldados extranjeros por fin parece que se van a marchar a su casa a finales de este año, los gobernantes afganos envían a los periodistas a las embajadas de sus respectivos países para curarse en salud de lo que les pase. Les di las gracias por la información y me fui.

Hay 3 Comentarios

Bueno, quiza asi es mejor. En otros paises exigen q uno llame a un numero para tener una cita en la embajada y q pague una cantidad de dinero. Luego cuando llega a presentarse en esa cita ( tres meses despues) debe tener todos los documentos q demuestran q tiene viculos en su pais de origen y q no tiene planes para inmolarse en ese pais. Luego uno se entera con su decision pero no sabe el porq. Al menos le han ahorrado muchos esfuerzos

El periodismo cada día está peor visto http://xurl.es/9ik46

Pues debe ser que las tropas de regreso traen la moda, porque por aquí ya he visto multas de 400 euros por hacer fotos de una concentración. Y con la nueva ley represora del Fernandez vamos caminito de Afganistán.

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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