Por fin he visto la anunciada The Monuments Men. No me ha defraudado. Además de hacerme pasar un rato entretenido, me ha traído recuerdos y suscitado preguntas. Tal vez haya influido que acababa de regresar de un viaje a Bagdad en el que volví a visitar el Museo Nacional de Irak. El caso es que no he podido evitar acordarme del saqueo que sufrió esa galería y todos los yacimientos arqueológicos del país a raíz de la invasión estadounidense de 2003.
Cartel de la película The Monument's Men
Entonces viví en directo la pasividad de los soldados ante el desenfreno acaparador de una parte de la población, tal vez azuzada por agitadores y maleantes. El Museo de Irak no se libró del afán por apropiarse de cualquier cosa que tuviera un mínimo valor. Es más, algunos testimonios hicieron sospechar que la irrupción en el viejo edificio de la plaza de Alawi no fue espontánea. Tampoco sería de extrañar. Existe un amplio mercado clandestino internacional que sin duda aprovecha las situaciones de caos y desgobierno. Lo mismo había estado sucediendo durante años en Afganistán.
Aún sabedora de que las circunstancias no son comparables, no he podido evitar preguntarme dónde están los hombres de los monumentos del siglo XXI. ¿Acaso no sirvió para nada la lección aprendida con la Segunda Guerra Mundial? Porque no recuerdo que ni en Irak ni en Afganistán me cruzara con arqueólogos de uniforme o soldados con sensibilidad por el patrimonio artístico tratando de salvar la memoria no ya de iraquíes y de afganos, sino de la humanidad.
“La historia empieza en Sumer” estudiábamos cuando yo iba al colegio. Supongo que eso no habrá cambiado en la era de Internet. O tal vez sí. Tengo que preguntar a mis sobrinos.
Piezas recuperadas tras el saqueo del Museo Nacional de Irak./ Á.E.
No son asuntos retóricos. Ahora está en peligro nuestro patrimonio en Siria, uno de los países con mayor concentración de yacimientos arqueológicos y monumentos antiguos del mundo. Aún recuerdo uno de los reportajes que más he disfrutado cuando acompañé a un equipo de arqueólogos españoles, dirigido por el profesor Fernando Valdés, que asesoraba a sus colegas sirios en la conservación de mosaicos.
Los especialistas consideran que la destrucción sistemática de antigüedades en el país levantino es el mayor desastre desde la voladura de los Budas gigantes de Bamiyán en 2001. Algunos lugares como el zoco de Alepo han desaparecido para siempre en el fuego cruzado de la guerra. Otros como la Fortaleza cruzada del Krak de los Caballeros han sido golpeados por los bombardeos aéreos del régimen. Los fundamentalistas islámicos que pueblan las filas rebeldes han empezado a destruir mosaicos bizantinos y estatuas griegas y romanas porque rechazan la representación de la figura humana.
Habrá quien cuestione esa preocupación ante las decenas de miles de vidas que se están perdiendo en ese país. Pero como cuando el personaje del presidente en The Monuments Men pregunta al profesor Stokes si las dos bajas que ha tenido su equipo han valido la pena, el planteamiento es erróneo. No se trata de elegir entre personas y monumentos, sino de proteger la vida y la memoria.