Ángeles Espinosa

A vueltas con los yihadistas

Por: | 17 de septiembre de 2014

ACTUALIZADO CON UNA ADENDA AL PIE EL 20 DE SEPTIEMBRE

EIIL, EIIS, EI (o sus variaciones en inglés, ISIL, ISIS, IS)... los medios de comunicación hemos debatido qué siglas utilizar para referirnos al grupo de extremistas islámicos que controlan un tercio de Irak y Siria. Incluso, la Casa Blanca ha explicado por qué utiliza EIIL (ISIL)  y no EIIS (ISIS), lo cual no ha impedido que The New York Times haya optado finalmente por Estado Islámico (EI), que es cómo se autodenominan sus miembros. Pero toda esta discusión terminológica en ningún momento ha entrado en algo que molesta a muchos musulmanes, practicantes o no, el uso de la palabra yihadista para referirse a los militantes del EI y otros grupos de ideología similar. 

EI en Irak

Militantes del Estado Islámico en Irak. / REUTERS

“No son yihadistas”, me señalaba recientemente N. P., un lector dolido por la demonización de lo islámico que ve en ese vocablo. No es la primera vez. Aunque esos fanáticos dicen actuar en nombre del islam, en realidad tienen una particular interpretación de esa religión que no coincide con la mayoría de sus 1.300 millones de seguidores.

El neologismo yihadista, generalizado desde la aparición de Al Qaeda, se forma a partir del término árabe yihad (que los ingleses trascriben jihad y los franceses djihad). Y ahí está el origen del problema. Desde que empecé en este trabajo hace ya casi tres décadas, nunca he dado con una traducción correcta de esa palabra, o más bien con una que no resultara controvertida.

A menudo he recibido comentarios de lectores musulmanes que se quejaban de su asimilación a “guerra santa”, la traducción periodística más frecuente. Una y otra vez me han explicado que se trata de un concepto religioso que hace referencia al “esfuerzo o lucha interior” para acercase a Dios, que se refiere a una guerra defensiva, que sólo puede declararla una autoridad religiosa legítima... Lo que he leído al respecto tampoco me han proporcionado una solución. Existe una amplia controversia académica, en la que cada cual encuentra argumentos para apoyar su tesis. Pero claramente, los musulmanes rechazan la asociación con los extremistas violentos a que lleva el uso de esos términos.

Contra lo que pudiera sospecharse, no es sólo la prensa occidental la que los utiliza.  En los medios árabes también se habla de yihadiyin, o yihadihyn (de yihadihah, que podríamos traducir como yihadismo). El argumento es que la palabra árabe para quien hace la yihad es muyahid (plural muyahidín, aunque en castellano es frecuente ver escrito muyahidines).

Esa voz se popularizó durante la guerra fría para referirse a los combatientes afganos y árabes que lucharon contra la ocupación soviética en Afganistán. Los veteranos de aquella contienda fueron la semilla de Al Qaeda y la saga de grupos islamistas violentos que luego han proliferado por medio planeta. Sus militantes, como los del infame Estado Islámico, se  denominan a sí mismos muyahidín.

“Siempre llamaría yihadistas a los terroristas de grupos como Al Qaeda, el EI y similares por la sencilla razón de que el [sufijo] –ista denota que nos referimos a un movimiento político, no a algo relacionado con el islam. Por otra parte, muyahidín tiene implícitamente connotaciones islámicas”, me respondía Charlie Cooper de la Quilliam Foundation cuando le planteé recientemente el asunto. Ese centro de estudios, que entre sus objetivos declara la lucha ideológica contra el extremismo, hace hincapié en que “el yihadismo no es diferente de otras ideologías políticas como el comunismo, el capitalismo o el fascismo, y como tal, no tiene relación con el islam como religión”.  

Pero eso no soluciona el malestar de N. P.

“Si son terroristas, llamémosles así”, me sugería durante un animado intercambio de tuits. Y sí, tiene razón, las atrocidades de que hace gala el Estado Islámico justifican esa calificación. Pero además se trata de un tipo de terrorismo particular, claramente diferenciado del de otros grupos como ETA, el IRA, las FARC, las Brigadas Rojas... Constituye una categoría diferente.  

¿Existe otra alternativa? ¿Hay una palabra que describa específicamente a esos terroristas que justifican sus acciones violentas en un islamismo radical y fanático? (Obsérvese que hablo de islamismo, no de islam, y en concreto de una variedad extremista).

El nuevo alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, y primer musulmán en ejercer ese cargo, el príncipe jordano Zeid Raad al Husein, se refirió a ellos como takfiris en su primera intervención ante el Consejo el 8 de septiembre. Con su bagaje, sabe sin duda de lo que habla.

En árabe se llama takfiri al musulmán que acusa de apostasía a otro musulmán, con el fin de deslegitimizar a quienes no reconocen su autoridad y justificar su asesinato; además considera infiel (kafir) a cualquiera que no sigue su doctrina, incluidos los musulmanes chiíes. El takfirisimo es una ideología mesiánica que fue rechazada por los ulemas en los primeros tiempos del islam, pero que reapareció a mediados del siglo pasado en grupos islamistas (suníes) marginales.

Mi primer contacto con un takfiri, o más bien un ex takfiri, se produjo en 2005, cuando entrevisté a un saudí que se había abandonado esa secta. Jaled al Ghannami me explicó la diferencia entre quienes siguen dicha vía y los fundamentalistas salafis: aquellos aceptan la violencia para lograr sus objetivos. Más allá de diferencias coyunturales, el uso del terror hermana a Al Qaeda con el Estado Islámico.  

Significativamente, takfiri es la palabra que utilizan los responsables iraníes y también muchos árabes. Esa inusitada coincidencia hace pensar que sea más acertada que yihadistas para describir a los fanáticos que desprecian el orden internacional y la vida humana en pos de su quimera del califato. 

¿Seremos capaces en los medios de comunicación de cambiar cómo llamamos a esos terroristas? Tengo serias dudas. Yihadista se ha generalizado demasiado, y takfiri suena académico. Aun así tal vez debiéramos intentarlo.

ADENDA: Recibo un intesante comentario (no sé por qué no se ven los comentarios, ya he hablado con los técnicos para que resuelvan el problema) de Ilya Topper que reproduzco por su interés para el debate. "Takfiri no puede reemplazar a yihadista porque no significa lo mismo. Takfiri es quien sigue una ideología (negar el derecho de existencia de musulmanes que no piensan como él). Yihadista es - en el uso actual - quien combate para expandir esa ideología". Apuntado queda.

Hay 7 Comentarios

Muy de acuerdo con el análisis acertado de Ángeles. Pero creo que takfiri no puede reemplazar a yihadista porque no significa lo mismo. Takfiri es quien sigue una ideología (negar el derecho de existencia de musulmanes que no piensan como él). Yihadista es - en el uso actual - quien combate para expandir esa ideología. Es la misma diferencia que habríamos reconocido en 1937 entre un comunista en Moscú y un brigadista en el frente Jarama. Es decir entre un ideólogo y un combatiente. Dicho sea sin ningún ánimo de equiparar comunismo e islamismo. Por lo demás es sabido que gran parte de los yihadistas carecen de la más mínima formación teológica y probablemente no sepan siquiera qué es el takfirismo.

por favor que ridículo.. discusiones lingüisticas... ASESINOS les llaman.

Hola Angeles.
agradezco su gran tarea de informar a los lectores de ese "fenómeno" repentino, y no tan repentino, surgido de la nada, o del todo.
es curioso como la gente, de no saber casi nada de la zona, pasar a interesarse de golpe, a base de terror, y no es para menos, de la zona y del creciente poder del denominado Estado Islamico, o el IS.
no es ningún misterio, ni noticia nueva, para los conocedores de la zona, que el IS lleva tiempo en estado de fermentación y preparación, y no es nada espontáneo, solo hay que mirar su aparato sofisticado de propaganda y sus medios, para darnos cuenta de que se trata de toda una estructura de estado, bajo los auspicios del oscurantismo más profundo del islam medieval y beduino, una mezcla fascinante para muchos.
todas tareas de luchar contra el IS irán en vano, si no se les cortan todos los medios de financiación, y sobretodo, de financiación "ideológica", que es lo más grave. solo quiero llamarte la atención sobre un punto, de que los programas de educación que han sacado en el IS para los colegios (basados en la Sharia y los mandamientos de Ibn taymiah, el ulema más cavernicula de la historia del islam), no son más que un "Calcado" puro y duro y exacto del sistema educativo actual de Arabia Saudí, la madre de todas las ideas, y con esto lo digo todo...
se puede contrastar esta información con facilidad, si interesa.
un saludo

@HabibShammas

Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus. Me parece que así termina El nombre de la Rosa, de Umberto Eco. Todo esfuerzo de precisión terminológica es loable, pero decir que habría que precisar que si los cruzados no eran exactamente cristianos, porque la Cruz fue usada también en la Alta edad Media... es liarnos. Estos son musulmanes extremistas, pero son ambas cosas, y la primera también, es decir, no son cristianos extremistas, ni socialistas extremistas, ni liberales extremistas, ni budistas extremistas. Son islamistas, o musulmanes, o como se prefiera. Lo demás está bien, pero cuando las palabras confunden o pueden aparentar que se trata de confundir, mejor dejarlo, no vaya a resultar que los del ISIS son una variante del feminismo de Rosa Luxemburgo. Es islam, del que habrá variantes, pero ésta es una. Ahora mismo la más famosa, y no veo muchas condenas de esto por el mundo musulmán.

Uy que lío de nombres y nomenclatura; que si son yihadistas que si no lo son, que si son terroristas pero de otra naturaleza...en fin, el discurso de la confusión. Para no entrar en razonamientos académicos que no nos conducen a ningún sitio, ¿no sería mejor ir simple y llanamente a los hechos? Veamos. Ibrahim al-Badri, más conocido entre los colegas de oficio como Abu Bakr al-Bagdad (Abu es un prefijo "padre de" que seguido del nombre funciona como el apodo o nombre de guerra), es el líder del EIIL, Estado Islámico de Iral y Levante, que tras la autoproclamación de este como califa, pasaría a llamarse Estado Islámico EI, eliminando su acepción geográfica. El flamante califa, que no diremos de é si es yihadista, terrorista o takfirista, es de sobra conocido personaje, pues ni más ni menos estaba entre los cinco más buscados de la justicia estadounidense desde 2011, debido a su actividad, e incluido en la lista del comité de sanciones de la ONU, como miembro de aqaeda con ficha de inscripción; Ibrahim al-Badri (aparece bajo el nombre de guerra al-Samarrai), datos contrastados. Entre su hoja de servicio podemos encontrar a Abu Bakr al-Bagdad en su faceta de miembro del ejercito sirio libre, en una de las acciones más audaces aún por esclarecer; la puesta en libertad de cientos de presos de las cárceles de Taj y Abu Graib en Irak, que se le unieron en su ¿lucha hiyad? dejémoslo en actividad. Aquella liberación de presos fue coordinada en otros 8 países diferentes. Pues bien, este individuo de sobrada reputación, se reunió en mayo de 2013 con el senador John McCain, en un encuentro cerca de la ciudad de Idleb en Siria para apoyar la lucha armada contra el presidente Bashar el Asad, Esta reunión fue promovida por la organización Syrian Task Force, de la que podrán encontrar referencias en la red. En aquella reunión estaban además Mohammad Nur, –miembro del Frente al-Nusra, que había secuestrado y aún retenía en su poder a 11 peregrinos chiitas libaneses en Azaz ¿recuerdan?...Podríamos hablar también de la actividad el senador John McCain presidente del International Republican Institute (IRI), en Siria Ucrania, o Vietnam. Yo me pregunto ¿por qué el periodismo libre no habla nunca de estas cosas, ni investiga sobre la relación de EEUU con la actividad de estas personas? en lugar de eso nos enredan con el lío de los nombres y su significado. ¿Que quiere decir todo esto, que el periodismo libre desconoce estos hechos, que no son acaso de importancia para explicar las causas de la situación que hay en Oriente Medio?
Lo que yo opino es que no hay voluntad de explicar las cosas, por la sencilla razón de la implicación directa de EEUU y Occidente en los hechos. Es decir, el periodismo libre no lo es tanto. Este se ajusta a la sociedad que lo alimenta de la que no puede prescindir para subsistir. En periodismo occidental es una oficina de propaganda de sus gobiernos y de sus ejércitos. Es imposible encontrar una opinión crítica y honesta. Como consecuencia la manipulación y ocultación de los hechos es norma de la casa.

Deberían de llamarse "terroristas musulmanes", porque eso es lo que son: terroristas musulmanes. Decir que esos terroristas nada tienen que ver con el islám es lo mismo que decir que la inquisición nada tenía que ver con la iglesia católica. Son terroristas musulmanes y aquí la palabra "musulmanes" es la que hay que enfatizar, pues su terrorismo tiene razones puramente religiosas.

Qué patética puede llegar a ser la corrección política. Con la que está cayendo.

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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