Ángeles Espinosa

Cambio de rumbo

Por: | 17 de octubre de 2014

Cuando un amigo voló hace unos días  de Dubái a Múnich con Lufthansa esperaba que su avión se encaminara enseguida hacia el noroeste. Sin embargo, sobre la pantalla que tenía enfrente, el avatar del aparato aparecía cruzando el golfo Pérsico en dirección al Este. Miró por la ventana y confirmó que no se trataba de un error en el programa informático. Efectivamente, su vuelo enfilaba espacio aéreo iraní y tras sobrevolar Shiraz, Ahvaz y Urumiya, cruzó a Turquía para dirigirse a la orilla sur del mar Negro, y hacia el Oeste.  A su regreso, ocurrió lo mismo pero en sentido contrario.

No es un caso excepcional. Al igual que la compañía alemana, Air France, KLM, Emirates, Qatar Airways, Kuwait Airways, Delta, Virgin Atlantic y United han decidido evitar el espacio aéreo iraquí, el más directo entre las capitales ribereñas del golfo Pérsico y Europa, por temor a los misiles. El inicio de la campaña aérea de Estados Unidos contra el autodenominado Estado Islámico que se ha apoderado de amplias zonas de Irak y Siria, hace aconsejable esa precaución.

La catástrofe del vuelo MH17 de Malaysian Airlines, que resultó abatido por uno de esos proyectiles el pasado 17 de julio cuando sobrevolaba Ucrania, fue una advertencia para todos. De hecho, la Organización de Aviación Civil Internacional ha creado un grupo de trabajo para reunir toda la información de seguridad y distribuirla con rapidez a las aerolíneas.

Aviones

Imagen de radar a media tarde del jueves 16 de octubre.

Sólo hay que observar una imagen de radar para notar como la inmensa telaraña que forman los aviones en ruta tiene un enorme agujero a la altura de Irak y Siria. (Y también en Ucrania.) Los únicos vuelos en ese espacio son los de la línea aérea nacional, Iraqi Airways, que conectan Bagdad con Erbil, Suleimaniya y Basora, y los que llegan a la capital iraquí desde los países vecinos. El vuelo de Kuwait Airways de Londres a Kuwait, por ejemplo, se desvía por el sur del Mediterráneo y desde El Cairo atraviesa el norte de Arabia Saudí para llegar a su destino si tocar espacio aéreo iraquí.

Pero el cambio de rutas ha supuesto, más que todo, un significativo incremento de los sobrevuelos de Irán, un país que hasta ahora la mayoría de las compañías evitaban si no era imprescindible. No es una mera apreciación. En los últimos seis meses, los cielos iraníes han visto aumentar en un 32% los aviones que los cruzan, según datos de la Organización de Aeropuertos iraníes.

“Tras las peticiones de las compañías aéreas para utilizar el espacio aéreo iraní debido a los sucesos de Irak y Ucrania, hemos creado cinco nuevos corredores… con lo que ahora disponemos de 96”, ha señalado Ebrahim Shushtari, director adjunto de esa organización, citado por la agencia Fars. Sólo el pasado domingo día 12, se produjeron 1.015 sobrevuelos frente a los 559 de un año antes, según ese responsable.

En cierta medida, el obligado cambio de rumbo de esos vuelos contribuye a reintegrar a Irán en el concierto internacional del quedó apartada tras la revolución de 1979.

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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