Ángeles Espinosa

Libertad para Jason

Por: | 07 de diciembre de 2014

Jason Rezaian es un periodista que está encarcelado en Teherán desde hace cuatro meses y medio, sin que ni su familia, ni su periódico, ni sus colegas conozcamos la causa. Incluso el pasado sábado, cuando tras una larga audiencia fue finalmente imputado, a nadie de los presentes en la sala le quedó claro de qué se le acusa, según ha informado The Washington Post, el diario para el que trabaja desde 2012.

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Jason Rezaian, junto a su mujer, Yeganeh Salehi, y un amigo, y en otras dos imágenes, todas difundidas por la campaña de recogida de firmas para su liberación.

Rezaian, de 38 años, fue detenido el pasado 22 de julio junto a su mujer, Yeganeh Salehi, que colaboraba con el diario emiratí The National, y una fotógrafa y su marido, liberados poco después. En el mejor estilo iraní, el caso ha estado rodeado de ambigüedad. Un responsable judicial declaró a mediados de agosto que el matrimonio estaba implicado en un asunto vinculado con la seguridad del Estado. Otro mencionó poco después “actividades de los enemigos [de Irán] y de sus agentes”. Por su parte, un periódico conservador, sugirió que se trataba de un asunto de espionaje.

“Tonterías”, me aseguraba hace unos días una reportera amiga de los detenidos. “Es todo fabricado; los ultras buscan crear problemas a Rohaní, pero éste no ha movido un dedo para ayudar a los periodistas”, explicaba tras mencionar que la fotógrafa detenida y liberada junto a su marido está emparentada con el presidente iraní y le hacía las fotografías oficiales.

Reporteros Sin Fronteras considera a Irán una de las mayores cárceles del mundo para periodistas e internautas. Según esta organización, un total de 65 profesionales de la información, cinco de ellos extranjeros, se encuentran detenidos por ejercer su trabajo.

En octubre, Salehi quedó en libertad bajo fianza y la semana pasada, un portavoz anunció que la detención de Rezaian se prolongaría un máximo de dos meses mientras continuaba la investigación. El problema es que al no haberse presentado cargos o ser estos muy difusos, nadie sabe qué están investigando. Inevitablemente, en la pequeña comunidad de corresponsales extranjeros de Teherán, se teme lo peor: que estén fabricando alguna acusación.

Jason es un ciudadano con doble nacionalidad, iraní y estadounidense, que hace  varios años decidió volver al país de origen de su padre para conocerlo mejor y servir de puente con el país en el que creció. Colaboró primero con el San Francisco Chronicle y otros medios,en una época, antes de las protestas de 2009, en la que iba y venía, aprovechando la ventaja de tener un pasaporte iraní que no le exigía obtener el difícil visado para los periodistas extranjeros. Ese trabajo le abrió las puertas del Post.

Pero la doble nacionalidad es un arma de doble filo en Irán, como antes han experimentado  la académica Haleh Esfandiari, o los también periodistas Roxana Sabery y Maziar Bahari. Los tres fueron detenidos  y acusados de espionaje aunque finalmente las presiones internacionales lograron que las autoridades encontraran algún hueco para justificar su liberación. Irán no reconoce segundas nacionalidades por lo que Rezaian, como el resto, no puede recibir asistencia consular. Además, los responsables judiciales tampoco han permitido que le visite el abogado contratado por su familia.

Mientras, sus amigos han lanzado una campaña de recogida de firmas en la que piden al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, que libere, de inmediato y sin condiciones, a Rezaian.

¡Libertad para Jason!

Hay 1 Comentarios

UNA editorial de EL PAÍS de hoy dice que: ''La absolución de Mubarak borra todo vestigio de democracia en Egipto''. Claro, es que había tanta democracia con el islamoterrorista Mursi... Parece que sólo los prejuicios mandan sobre la pluma de algunos en este diario.

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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