Ángeles Espinosa

Dubái se queda sin nombres para sus proyectos

Por: | 16 de febrero de 2015

Los nombres son importantes. No sólo los de las personas, sino también los de las cosas. Especialmente cuando se trata de algo nuevo y que tiene que comercializarse. Nos lo recuerda a diario la publicidad. Un nombre evocador, atractivo, con gancho, logra que nos interesemos más por los productos. De ahí el recurso a denominaciones exóticas para perfumes que quieren convencer al usuario de su capacidad de seducción. O la elección de palabras de ensueño para bautizar edificios, urbanizaciones y centros de ocio.

Pocos lugares para comprobarlo como Dubái. Una barriada de rascacielos de reminiscencias soviéticas y calidades de vivienda de protección social, se llama Jumeira Beach Residence (Residencia de la Playa de Jumeira). Las obras que durante meses torturan a los sufridos residentes se llevan a cabo “to enhace your experience” (para que usted disfrute más), aunque el resultado sea dudoso. Y la prohibición de sacar a los perros se anuncia con un rebuscado “le agradecemos que no traiga a su mascota a este paseo”.

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El nuevo logo de Dubái, en el que el nombre de la ciudad puede leerse tanto en árabe como en letras latinas.

En una ciudad en que todo es icónico, sofisticado, sin paragón y, por supuesto, exclusivo, un error en el nombre puede ser fatal.  Pero llega un momento en que se agotan las Olas, Sueños, Riveras y Paraísos, de los que echar mano. O al menos eso parece estar sucediendo en el emirato a la vista de los últimos incidentes de los que se ha hecho eco la prensa local.

El penúltimo delirio megalómano de esta metrópolis que nunca para de crecer, una isla artificial sobre la que se planea construir la mayor noria del mundo, ha chocado con ese problema. Su promotor, Meraas Holding, había elegido el nombre de Bluewaters (aguas azules) para el proyecto que incluye viviendas, hoteles y zonas comerciales, además de la citada atracción de 210 metros de altura. Pero al parecer esa bonita designación tiene dueño.

Es lo que opina Land Securities Group, el principal inversor inmobiliario del Reino Unido y propietario del centro comercial Bluewater en el condado británico de Kent, al sureste de Londres. Esa empresa, que al parecer había registrado ese nombre en Emiratos Árabes Unidos (uno de los cuales es Dubái), ha presentado un recurso en la Oficina de Propiedad Industrial para impedir que Meraas lo utilice para su isla, según ha informado Bloomberg.

El asunto no dejaría de ser una anécdota si no fuera el segundo caso que se le presenta a la compañía emiratí en una semana. Pocos días antes, The National contaba que los abogados de Boxpark, un centro comercial montado con contenedores de transporte en Londres, han escrito a Meraas advirtiéndole de que está violando sus derechos de propiedad intelectual al utilizar la denominación Box Park para su anunciado distrito de compras y restaurantes en Al Wasl, una céntrica zona de Dubái.

Dado que hasta 2020, fecha en la que Dubái va albergar la Exposición Universal, hay una larga lista de proyectos pendientes, tal vez haya llegado el momento de convocar un concurso de nombres atractivos y originales para que no choquen con otros ya existentes. 

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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