Desde el momento en que la agencia Fars distribuyó las imágenes el pasado sábado, estaba claro que allí había materia de controversia. Una estilosa eurodiputada holandesa, Marietje Schaake, aparecía tocada al estilo de la jequesa Mozah de Qatar, en medio de las miradas de incredulidad de sus anfitriones iraníes. Su turbante, ajustada bata y leggings contrastaban ostensiblemente con el adusto chador que ocultaba las formas de la funcionaria que formaba parte del comité de recepción a los parlamentarios europeos en Teherán.
Aunque la visita se celebró con las cortesías habituales, los ultras de la República Islámica no podían dejar pasar la ocasión para quejarse del descoque de los extranjeros, pero sobre todo para utilizarla como arma arrojadiza contra sus rivales políticos. Desde entonces, la prensa iraní ha recogido las críticas de los más conservadores escandalizados no sólo por el atuendo de Schaake sino incluso por el hecho de que algunos de los visitantes llevaran mochilas a la cita. (Al parecer saludar a alguien con una mochila al hombro es el culmen de la falta de respeto para estos puristas de las formas que en sus despachos suelen recibir en chancletas de plástico.)
“Es como si estuviera en ropa interior”, escribió el diputado Mahdi Kuchakzadeh en su cuenta de Instagram. Este conocido ultra subrayaba el hecho de que Schaake mostrara las orejas y el cuello. Pero enseguida quedaba claro que su preocupación iba más allá de la ropa “extremadamente rara” de la diputada. Su objetivo era en realidad el recientemente reelegido presidente del Parlamento iraní, Ali Lariyani, a quien afeaba que hubiera permitido que “se violaran los derechos humanos e islámicos [sic] en su presencia”. Lariyani, hijo de un ayatolá, no es precisamente un reformista aunque tampoco se alinea con el ala más dura del régimen.
Schaake ha lamentado que todo lo que ha trascendido de la visita haya sido la polémica por su atavío. La eurodiputada ha explicado que se inspiró en las calles de Teherán, donde las iraníes adoptan estilos aún más atrevidos para cumplir con la obligatoriedad de cubrir su cuerpo que imponen las autoridades de la República Islámica (las mismas que se quejan de la prohibición del velo en las escuelas francesas porque limita la libertad).
De hecho, según muestran las fotos, la eurodiputada se atuvo a las estrictas regulaciones iraníes que prohíben que hombres y mujeres se den la mano. Se llevó la suya al pecho cuando saludó a Lariyani, quien respondió con una ligera inclinación de cabeza. Más tarde, durante la entrevista con el ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, uno de los traductores le pidió que se ajustara el pañuelo y lo hizo. En esa cita, llevaba una falda larga y un fular blanco, lo que no evitó que los ultramontanos acusaran al jefe de la diplomacia iraní de haber permitido el “carnaval” europeo.
“Hubiera sido mejor que los críticos me hubieran notificado personalmente cuando estábamos en la misma habitación, en vez de recurrir a los medios”, ha escrito Schaake. Eso les hubiera puesto en evidencia, además de impedir su objetivo último de poner en apuros a los conservadores más templados.
De hecho, un turbante similar al suyo en la cabeza de la ministra de Exteriores surafricana Maite Nkoana-Mashabane no causó semejante alboroto. Pero cuando se trata de políticas occidentales es otro cantar. El sombrero con el que la jefa de la diplomacia australiana, Julie Bishop, trató de sortear la imposición iraní del velo durante su visita el pasado abril, también motivó quejas de los diputados más conservadores.
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Confundir lo divino con lo no-divino es lo mismo que confundir la velocidad con el tocino. Las ollas mentales son verdaderos retretes mentales. El varón, en casi todas las culturas, desde hace milenios, está enfermo de machismo. Para esta clase de locos, la mujer, desde hace milenios, es cosa, es decir, es un simple objeto, una simple lacaya al servicio del amo (el macho). Está claro que la fábrica de ideologías religiosas ha creado dioses ansiosos de riqueza y de poder, algo ajeno a la bondad y la compasión. Es obvio que en el pasado la "santa" inquisición usó la tortura y el asesinato en nombre de cristo-dios; lo mismo que hace el yihadismo actual en nombre de alá. Esos enfermos mentales olvidan que fueron paridos por mujeres.
Publicado por: RAMÓN | 10/06/2015 20:15:43