Ángeles Espinosa

Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

Eskup

Nevadas a la carta en Dubái

Por: | 02 de octubre de 2015

Está en la naturaleza humana soñar con el sol durante el invierno y con la nieve en los meses en los que el calor aprieta. Pero hay lugares en los que la gente no se conforma con soñar. En Dubái, incluso se han acostumbrado a hacer realidad los sueños. Ya ha dejado de ser noticia su pista de esquí a pesar de que la temperatura del emirato rara vez baja de los 25º C y durante medio año se acerca a los 50º C. Ahora algún avispado que sabe de la querencia de los emiratíes por los climas fríos, les ofrece tener una habitación nevada dentro de casa.

Sí, como lo leen. Yo también puse esa cara de sorpresa cuando esta semana leí la noticia en The National. Y si no hubiera estado tan ocupada con la toma de la ciudad afgana de Kunduz por los talibanes, se lo hubiera contado antes por si acaso alguno se anima. Ese diario emiratí aseguraba que “el cuarto de la nieve es lo último”.

 

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El cuarto de la nieve, según una imagen de la web de su fabricante.

Si usted tiene en su casa una habitación de entre seis y doce metros cuadrados que no utilice para nada, puede convertirla en su propia “sauna de nieve”. Eso le permitirá notar el frío del invierno en pleno verano (todo el año en este país cuyas únicas estaciones son el verano y el infierno), y lo más llamativo, sentir los copos blancos cayendo sobre su piel, aunque una sospecha que tendría que ponerse el abrigo para entrar en esta sofisticada nevera.

El invento incluye un sistema automático de producción de “verdadera nieve, suave y esponjosa” a partir de aire y agua, los 365 días del año. La temperatura se mantiene de forma constante entre los -18º C y los -15º C.

La idea es de una compañía de Dubái que se llama Desert Snow y se especializa en “efectos de invierno” para “agencias de eventos, compañías de cine y televisión, tiendas, promotores y clientes privados”. El cuarto de la nieve es la última adición a su web en la que se ofrece como “el complemento perfecto para cualquier balneario, spa o residencia privada”. Y no es sólo un lema publicitario, además de en tres hoteles, la empresa ya ha instalado dos en sendas casas particulares.

Claro que para ello, además de disponer de esos metros cuadrados de sobra, también hay que poder desprenderse de un mínimo de 100.000 euros (400.000 dirhams) para el proyecto más sencillo. A partir de ahí, no hay límite; todo depende del tamaño de la habitación, el diseño, las rocas o árboles que quieran instalarse para completar el capricho. No hay nada como tener dinero y no saber en qué gastarlo.

 

El País

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