Ángeles Espinosa

¿Por qué el terrorista Abaaoud llevaba un gorro afgano?

Por: | 23 de noviembre de 2015

Una de las fotos más difundidas de Abdelhamid Abaaoud, el presunto cerebro de los atentados de París, le muestra sonriente al volante. La imagen está sacada de un vídeo en el que el terrorista, al que ahora se da por muerto en la redada de Saint Denis, conduce una furgoneta que arrastra varios cuerpos en algún lugar de Siria. ¿Por qué entonces lleva un gorro afgano?

Abdelhamid Abaaoud AP

Abdelhamid Abaaoud. / AP

El uso entre los yihadistas del pakol, ese símbolo de Afganistán que popularizó en Occidente el asesinado Ahmad Shah Masud, es un recordatorio del origen del gravísimo problema que afrontamos. Abaaoud, belga de origen marroquí, apenas era un bebé cuando en medio de la rivalidad de la guerra fría Estados Unidos y sus aliados recurrieron a los islamistas para frenar el avance soviético en aquel país asiático durante los años ochenta del siglo pasado.

No fue la única experiencia. Ya en Egipto Sadat estaba usando la misma técnica para parar a los izquierdistas y más tarde Israel cometería el mismo error con Hamas frente a la OLP. Pero fue la guerra de Afganistán la que sembró las semillas de un islamismo violento, ahora llamado yihadista. Es decir, Bin Laden, los árabes-afganos y Al Qaeda. Con todo, las semillas no crecen sin condiciones adecuadas.

Oigo a menudo en los países en los que trabajo, y también en las redes sociales, la simplificación de que “Estados Unidos (o Arabia Saudí) ha creado el ISIS”. Sin duda, esos países (y otros) han cometido errores gravísimos que han contribuido a su florecimiento. Pero como ha explicado el politólogo libanés Ziad Majed, el ISIS “tiene muchos padres”.

Además de los evidentes, invasión estadounidense de Irak en 2003 y extensión de las redes salafistas de la mano del dinero saudí, Majed destaca las décadas de despotismo en Irak y Siria, la intromisión regional de Irán, la creencia en que unas ideas religiosas del siglo VII pueden resolver los problemas modernos y un entorno de violencia. Apuntar el dedo en una u otra dirección no resuelve nada. Reconocer la compleja paternidad del monstruo tal vez ayude a entender que no es ni con más guerras, ni apoyando a déspotas, como puede terminarse con él.

Hay 2 Comentarios


También puede ser que simplemente alguien le hubiera regalado el gorro, y él no conociera su significado.


“Las semillas no crecen sin condiciones adecuadas”, cierto, aun así, creo que en este tema lo importante sería conocer la respuesta a ¿Por qué un ciudadano belga, de origen marroquí y religión musulmana se siente identificado con la lucha del EI, y decide ir a Siria a combatir y hacer el atentado de París? Es difícil de entender, en Siria no hay ni belgas ni marroquíes. En mi opinión, se puede deber a dos causas. Uno, es un mercenario, cobra por luchar a favor del EI. O dos, se debe a que mantiene con el EI vínculos de carácter religioso y cultural.

"Reconocer la compleja paternidad del monstruo tal vez ayude a entender que no es ni con más guerras, ni apoyando a déspotas, como puede terminarse con él'

Ahora que reconocemos la complejidad del monstruo, diganos, como resolver el problema?
A. no mas guerras + B. no mas despotas = paz?

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

Eskup

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal