Ángeles Espinosa

Una mujer en el Consulado (saudí)

Por: | 08 de diciembre de 2015

Acabo de llegar a Yeddah, la segunda ciudad saudí con cuatro millones de habitantes y situada en la costa oriental del mar Rojo. He venido para cubrir las peculiares elecciones municipales de Arabia Saudí, en las que por primera vez se permite la participación de las mujeres, tanto votantes como candidatas. Muchos observadores, entre ellos mi amigo M. O. que vivió aquí durante varios años, se muestran convencidos de que este país, con fama de misógino y leyes del Medievo, no va a cambiar mientras no cambie la situación de sus mujeres. Así que busco signos. De cambio, o de lo contrario.

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El Paseo Marítimo de Yeddah, la Corniche, al atardecer. / Á.E.

La semana pasada, antes de emprender mi viaje, me llevé una sorpresa. Cuando acudí al Consulado saudí en Dubái para recoger el visado, me encontré al otro lado de la mampara a una mujer sentada junto al Sr. Husein, que es quien se ocupaba de mi pasaporte. ¿Y qué?, me dirán. Bueno, era la primera vez que veía a una saudí trabajando frente al público en una legación diplomática, a cara descubierta y mezclada con compañeros hombres, algo que aún resulta tabú para el ultraconservador (y muy influyente) estamento clerical de este país. Así que no pude por menos que preguntarle.

--¿Es usted saudí?

--Sí, ¿por qué?

--Bueno, no es habitual encontrar a una saudí atendiendo a los solicitantes de visados…

--Soy la primera en el Consulado, pero hay más mujeres que trabajan detrás, me dijo señalando unas particiones que delimitaban la zona de oficina y mientras se recolocaba el velo, ribeteado como su abaya por un reborde azulón.

--¿Y qué tal la tratan sus compañeros?

--Muy bien, me están ayudando mucho.

--Ya sólo falta que su país nombre a una embajadora…

--¿Por qué no? Tal vez yo logre ser la primera, me respondió como si fuera lo más razonable del mundo. Y sin embargo Arabia Saudí es el único país del mundo que no permite conducir a las mujeres y además las somete a un sistema de guardia y custodia que hace que necesiten el permiso del padre o marido para estudiar, recibir tratamiento médico o viajar al extranjero.

¿Por qué no? Es una de las cosas que voy a tratar de averiguar en los próximos días. ¿Está avanzando Arabia hacia la igualdad de sus mujeres o sólo se han dado pasos cosméticos para mantener el statu quo?

Hay 4 Comentarios

¿por qué no? todo puede ir cambiando poco a poco, basta con que las clases dominantes se den cuenta que porque la mujer cambie de aspecto, ellos van a seguir en su status; en España no hace tantos años que muchas mujeres iban con faldas largas, moños, velos y vestidas de negro, me refiero a las más humildes ¡claro!!! porque en el mundo musulmán hay mujeres de alto nivel que visten de forma normal o europea, como quiera llamarse, o si no véase la mujer de George Cloony o la reina de Jordania. Sin embargo pienso que el Dios es el mismo para todos los hombres, lo malo es la interpretación que hacemos nosotros.

Totalmente de acuerdo, RAMÓN!

Está claro que el machismo de esos "creyentes", en un dios masculino que no necesita de úteros divinos para crear machos, es el verdadero sostén de esa clase de ideología aberrante. Alucina que en pleno siglo XXI la mujer, en ese entorno social, siga siendo un simple trapo. Se olvidan que hay dioses y diosas, y que ambos se aman y se complementan.

Ni de coña.

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Sobre la autora

lleva dos décadas informando sobre Oriente Próximo. Al principio desde Beirut y El Cairo, más tarde desde Bagdad y ahora, tras seis años en la orilla persa del Golfo, desde Dubái, el emirato que ha osado desafiar todos los clichés habituales del mundo árabe diversificando su economía y abriendo sus puertas a ciudadanos de todo el mundo con sueños de mejorar (aunque también hay casos de pesadilla). Ha escrito El Reino del Desierto (Aguilar, 2006) sobre Arabia Saudí, y Días de Guerra (Siglo XXI, 2003) sobre la invasión estadounidense de Irak.

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