¿Cómo puede haber un festival de cine en un país que prohíbe la exhibición pública de películas? El titular resulta paradójico, pero les aseguro que es fiel a la realidad. Este jueves se inaugura en Damman, en la Provincia Oriental, el tercer Festival de Cine Saudí. Es una de las muchas contradicciones que afronta el Reino del Desierto en su esfuerzo por mantener costumbres anacrónicas a la vez que una parte de su sociedad intenta no perder el tren, no ya de la modernidad sino de la vida.
Así que mientras las autoridades de Arabia siguen respaldando una austera (y controvertida) interpretación del islam que no permite lugares de entretenimiento comunes en el resto del mundo, como los cines, sus habitantes dan pruebas de estar hechos del mismo barro y los mismos sueños que los demás. He contado aquí cómo muchos saudíes, especialmente jóvenes, vienen a Dubái a darse atracones de cine por el mero placer de ver películas en pantalla grande. Los ricos se instalan lujosas salas de proyecciones en los sótanos de sus chalés, pero la mayoría tiene que conformarse con ver los vídeos en sus televisores. No es lo mismo.
Además, entre las nuevas generaciones de saudíes existe interés por la expresión visual, tal como lo prueba el enorme éxito de YouTube (son los mayores consumidores per cápita de esa plataforma) y el hecho de que sin que existan cines, ni estudios cinematográficos, hayan empezado a surgir cineastas locales. Aunque las películas hasta ahora grabadas en el reino no han salido apenas de los circuitos árabes de arte y ensayo, la selección de Wadjda para los Oscar de 2013 reveló algo que rayaba lo imposible: una directora saudí, Haifa al Mansur, en un país donde las mujeres no es que tengan prohibido conducir, es que carecen de derechos individuales.
Ahmed al Mulla, el director del Festival de Cine Saudí, durante el certamen del año pasado. / AFP
El tercer Festival de Cine Saudí es, como los dos anteriores, fruto del empeño de Ahmed al Mulla, su director, y está organizado por un grupo de voluntarios organizados en la Sociedad para las Artes y la Cultura. De las dificultades que afronta da cuenta el hecho de que entre la primera cita, en 2008, y la siguiente, pasaron siete años. El éxito y el interés de la convocatoria quedó reflejado el año pasado en el lleno total del Centro Cultural de Damman, donde se celebra el evento, que puede seguirse en su canal de YouTube.
Un total de 70 cortometrajes (las películas no pueden tener más de 59 minutos además de no haberse mostrado ni en televisión ni en YouTube) compiten por la Palmera de Oro que el próximo lunes premiará a los mejores drama, documental, guión, cinta de tema saudí y obra de un cineasta menor de 25 años.
El certamen va a abrirse con un cortometraje de cuatro minutos sobre el terrorismo, un fenómeno que desde hace una década sacude Arabia Saudí y en particular la Provincia Oriental. Pero los temas de las cintas que concursan, todas ellas obras de autores saudíes, también incluyen la guerra, los derechos humanos o la salud.
Los organizadores confían en que el festival muestre las posibilidades del cine en Arabia Saudí y ayude a vencer las reticencias de los ultraconservadores que ven en las películas una vía para occidentalizar sus costumbres y corromper sus valores morales, presuntamente superiores.
Hay 2 Comentarios
perdón, es exigiendo.......creo
Publicado por: Sole | 23/03/2016 23:06:37
Yo entiendo lo del festival como una especie de experiencia en este país para satisfacer a la comunidad que lo está exijiendo, pero sin duda va a estar bastante controlado, pero puede servir para que los ultraconservadores se den cuenta que no se va a desmoronar el país por una película o varias que se realicen.
Publicado por: Sole | 23/03/2016 23:04:37