La posible reactivación de la compra de deuda española en el mercado secundario por parte del Banco Central Europeo, combinada con una actuación estelar del fondo de rescate adquiriendo deuda en el mercado primario, podría dar como resultado una financiación a coste más bajo para España. Es lo que se espera en los mercados y lo que algunos ya están descontando, de ahí que la Bolsa se recupere –con altibajos proporcionales a las declaraciones que van llegando- y la prima de riesgo se haya contenido, sin que por ello pueda considerarse que está en un nivel aceptable. De hecho, el diferencial de rentabilidad entre el bono español a diez años y su equivalente alemán sigue por encima de los 525 puntos básicos (5,25%). En el mejor de los casos, se trataría de buenas noticias para la deuda pero todavía muy insuficientes para la economía y el empleo.
¿Todo esto es gratis para España? No. Si el Gobierno de Rajoy pide al fondo de rescate que actúe en su beneficio deberá someterse a estrictas condiciones macroeconómicas, que se sumarán a las ya derivadas del rescate bancario de los 100.000 millones de euros, un proceso al que no son ajenas las tensiones con las comunidades autónomas, algunas de las cuales se resisten a aplicar severos planes de ajuste a sus ciudadanos. En definitiva, estaríamos ante una intervención en toda regla, compatible con que el Tesoro español pueda seguir operando en los mercados de deuda, rasgo diferenciador con respecto a las intervenciones en Grecia, Portugal e Irlanda. Dicho en palabras más llanas: la tendencia de fondo comprenderá impuestos más altos y salarios más bajos con mucho desempleo, al menos durante unos años. Por tanto, el horizonte de la crisis de 2008 se amplía, puede que hasta completar un ciclo de al menos diez años.
Angela Merkel, que es quien gobierna de facto en España, hace la hoja de ruta del ajuste. Lástima que no trace de paso el camino de la producción para superar la recesión y aumentar el empleo. Sería el mejor camino para darle la razón a los grandes empresarios españoles que, liderados por César Alierta (Telefónica), Emilio Botín (Santander) e Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), hicieron un informe para avalar al ministro Luis de Guindos cuando dijo que la percepción de la situación de España es peor que su realidad, observación que secunda el líder de la Oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba.
La verdadera salida de la crisis llegará cuando las reformas hayan culminado y el país esté menos apalancado, para lo cual también será necesario ocupar el espacio que dejó el hundimiento del sector inmobiliario. Sin deudas y con un nuevo modelo productivo, España podría recuperar su posición de potencia intermedia en Europa y en el mundo. Pero eso a día de hoy suena todavía a cuento de la lechera. Lo que prevén los analistas para el año que viene es una recesión el doble de fuerte que la del Gobierno, debido a la caída del consumo. Es lo que hay. @J_L_Gomez