No es un secreto para nadie hoy en día en España que el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, es un valor emergente de la llamada política nacional, más allá de sus altas responsabilidades en Galicia, tras haber revalidado su mayoría absoluta en plena crisis. Tampoco es menos evidente que tiene opiniones propias, en Galicia y en España, y que a veces matiza algunas actuaciones de sus compañeros de partido en el Gobierno de Mariano Rajoy, sin que de momento las diferencias de criterio se hayan producido entre él y su paisano Rajoy, sino a lo sumo entre él y algunos ministros.
Tras su victoria en las urnas, Núñez Feijóo afrontó sin demasiados problemas su investidura, en la que se ha mostrado mejor en el fondo que en las formas, con un discurso que, al menos desde el punto de vista económico, puede considerarse decidido y valiente. Feijóo ha sido acusado de carecer de sensibilidad social (BNG), también de mucha retórica, mentiras y manipulación (PSOE) e incluso de despreciar la inteligencia de los ciudadanos (AGE), pero lo cierto es que ha adquirido un compromiso sin apenas precedentes en España en todos estos años de crisis: lograr empleo neto en la legislatura. Para ello quiere basarse en un Fondo para el Crecimiento, que primará inversiones estructurales e infraestructuras que mejoren la competitividad de Galicia. La cosa tiene su importancia por dos motivos: uno, le marca el paso al Gobierno de España –menos audaz de momento-, y dos, asume que los ejecutivos autonómicos deben comprometerse, sin ambigüedades, en la salida de la crisis, amparados como están por tener el grueso de las competencias microeconómicas. En esto Feijóo se diferencia mucho del comienzo de su primer mandato, cuando todavía gobernaba Zapatero, en quien se hacía recaer toda la responsabilidad de la gestión de la crisis, no siempre de manera justa.
Feijóo encara la recuperación económica y promete más austeridad, pero ya combinada con el crecimiento y una ley para emprendedores, lo cual da lugar a un discurso que al menos parcialmente podría ser suscrito por la Oposición socialdemócrata. Otra cosa es su plan de austeridad total hacia el déficit cero, que ya presenta más aristas, atenuadas por su mensaje de que Galicia será la comunidad con menos ajustes durante el próximo año. ¿Le falta realismo o arriesga en exceso el presidente gallego? No mucho, porque es hábil al fijar los plazos. En ese sentido, confía en que Galicia volverá a hablar de crecimiento en esta legislatura pero matiza que 2013 será aún muy difícil y que habrá que seguir trabajando en la transición económica en los dos próximos años. Más o menos lo mismo que dicen los principales analistas, dentro y fuera de España, con respecto a la previsible evolución del Producto Interior Bruto (PIB). En el mejor de los casos la recuperación llegaría tras 2014.
Como es sabido, la Comisión Europea proyecta para 2013 una caída del PIB del -1,4%, bastante mayor que la del Gobierno de Rajoy (-0,5%), pero prácticamente igual a la del consenso de analistas privados españoles que recoge y publica la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) (-1,5%) y a la que difundió el FMI (-1,3%). Para la OCDE, la recesión se agravará en 2013 (-1,4%), con una caída del PIB que casi triplicará la que prevé el Gobierno.
Hay estudios que relacionan la tasa de crecimiento del PIB con el empleo donde se comprueba que a partir del 2% se consiguen generar puestos de trabajo. En consecuencia, sólo cuando la economía crezca al menos un 2% del PIB se podrá hablar del final del túnel, lo cual no parece probable antes de 2014 o incluso 2015. De hecho, esa media de los analistas consultados por Funcas pronostica que la tasa de paro crecerá en 2013 hasta el 26,1% de la población activa, frente al 24,3% esperado por el Gobierno. Y en cuanto al crecimiento del empleo, Funcas aguarda una caída del 2,6% para 2013, frente al leve descenso del 0,2% que espera el Gobierno. La OCDE, por su parte, estima que España superará los seis millones de parados en 2013 y 2014. Feijóo coloca su discurso en esas coordenadas. A Rajoy le toca ahora mover ficha. ¿O no? J_L_Gomez