El presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, con las banderas de España y Europa.
El economista Paul de Grauwe, profesor de la London School of Economics, lo tiene claro: Europa se aplica una recesión autoimpuesta. Y España, podríamos añadir, la sufre en mayor medida que aquellos países que la inspiran, léase Alemania y sus satélites de la Unión Europea. El Gobierno de la canciller Angela Merkel, que tiene elecciones en septiembre, ni siquiera abandera políticas de crecimiento en su propio país, de forma que pudiese contribuir a tirar de economías como la española. Lógico, por tanto, que la eurozona haya entrado en recesión en el tercer trimestre de 2012, mientras que el conjunto de los Veintisiete apenas crece. Por si fuese poco, Alemania alerta de que Italia es un caso grave e infeccioso para Europa, como explica el politólogo Marcial Vázquez en Mundiario.
El economista alemán Carsten Moser sugiere en el prólogo del libro‘Cómo salir de esta’ que bastaría que los países triple A (Alemania, Asutria, Finlandia y Holanda) asumieran que los que están al borde del precipicio financiero (Italia, España, Portugal y Grecia) también son Europa. Dicho en palabras del expresidente Felipe González: “No estamos europeizando Alemania, sino alemanizando Europa”, cuando lo lógico sería que Alemania y los otros países centrales decidiesen apostar —en serio— por la eurozona. Y entre la austeridad y el ‘austericidio’, como ironiza la presidenta brasileña,Dilma Rousseff, tiene que haber un punto medio.
¿La mejor salida? Sin duda, un combinado de políticas de crecimiento y mutualización de la deuda, mediante la emisión de eurobonos, ya que eso sería el camino más sencillo y rápido para conseguir una mayor integración fiscal en Europa: ¿Problema? Que Angela Merkel, al menos de momento, poco o nada quiere saber de todo ese plan, que parece sonarle a los sueños que describe John Lennon en su mítica canción ‘Imagine’. ¿Por qué? Porque Alemania no quiere ‘importar’ inflación resultante de darle a la máquina de los billetes.
¿Y en España, qué? Ante la imposibilidad de un cambio a corto plazo de su mermado y anquilosado modelo productivo, la llamada devaluación interna sigue siendo la única salida de la recesión; es decir, más impuestos y menos salarios, con precios más bajos. Quienes abanderan semejante política, como Mariano Rajoy, suponen que España remontará exportando más y recibiendo más turistas, porque si los precios de sus productos bajan será más fácil venderlos fuera y, al mismo tiempo, si todo está más barato aquí vendrán más turistas, pero con eso no basta. España es un Estado inviable y, si no recibe ayuda de Europa o del Banco Central Europeo, continuará siéndolo, a riesgo de acabar ahorrando en las cosas de comer. La austeridad crea recesión, como demuestra el descalabro del consumo. Y si alguien lo duda solo tiene que ver que el PIB retrocedió un 0,8% en el cuarto trimestre, una décima más de lo avanzado por Estadística. @J_L_Gomez