A vueltas con España

Sobre el blog

Este blog tiene por objeto el análisis económico y político, combinado con la aportación de claves informativas de la realidad española. Su autor es un convencido de esa máxima que dice que periodismo es todo aquello que los poderosos no quieren que se sepa y que lo demás es propaganda. En este oficio de contar las cosas, el modo de hacer periodismo puede cambiar pero su esencia siempre es la misma.

Sobre el autor

José Luis Gómez

, gallego de Brión (A Coruña), es columnista de El País y OTR/Europa Press, así como colaborador de TVG, Radio Galega y La Región. Es editor de Mundiario. Fue director de La Voz de Galicia, Capital y Xornal de Galicia, cuya versión digital fundó en 1999. También fue director editorial del Grupo Zeta. Es autor y coordinador de varios libros de economía, entre ellos 'Cómo salir de esta'.

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Madrid y Cataluña controlan la banca

Por: | 28 de octubre de 2013

Sede del Banco de España en la plaza Cibeles de Madrid
Fachada del Banco de España en la plaza Cibeles de Madrid. / Carlos Rosillo en El País.

La mano invisible acuñada por Adam Smith, popularizada gracias a su obra magna, La riqueza de las naciones (1776), no siempre lo es tanto, aunque lo parezca. Al menos la mano invisible del dinero que mueve los hilos de las altas finanzas en España, un país donde una buena parte de su territorio -¿incluida Galicia?- está en riesgo de exclusión financiera por la vía de los hechos, que no de las metáforas. Veamos.

Desde 2008 en España se lleva a cabo un acelerado proceso de concentración financiera con el pretexto de que las cajas de ahorros perdieron el rumbo. No se aplicó el mismo criterio a muchas instituciones del Estado, porque de haberlo hecho también habrían desaparecido. En casos así, ¿deben desaparecer solo los gestores de los fracasos o incluso las propias entidades? Es un dilema para el que no hubo lugar en las cajas de ahorros, cuyas bondades durante décadas fueron pulverizadas en medio del torbellino de la crisis financiera, para mayor gloria de la banca y de determinados territorios del país. Las cajas desaparecieron casi de un plumazo y los banqueros se frotaron las manos.

Una de las primeras consecuencias de este proceso es que el negocio financiero se ha centralizado en Madrid y Barcelona. Quedan algunas otras ciudades con entidades financieras de segundo nivel, pero solo dos cortan el bacalao. Tanto, que las comunidades de Madrid y Cataluña concentran a día de hoy el 45% de todo el crédito que se concede en España, cuando su peso en el PIB es muy inferior a ese porcentaje.

El que parte y reparte, se queda con la mejor parte

Madrid y Barcelona no sólo deciden que parte de la tarta financiera se quedan para sus empresas, instituciones y particulares –casi la mitad-, sino que tienen en su mano el control del 80% del sistema financiero del conjunto del país, al tiempo que concentran el 85% de las sedes de bancos en España. Para eso ha servido –también- la reforma financiera que dejó en 23 el número de bancos y cajas, partiendo de 102.

El cambio es de tal magnitud que sus consecuencias para el desarrollo armónico de España podrían ser impactantes incluso a corto plazo. La concentración de la mitad de todo el crédito en dos territorios, entre los que no está el más poblado (Andalucía), es de por sí un factor de riesgo para el equilibrio del país. Pero la realidad es que Madrid y Barcelona pasaron en cinco años del 40 al 80% del control del crédito y del 20 al 85% de la concentración de sedes de entidades financieras, al tiempo que el volumen de negocio financiero que se gestiona desde Madrid y Barcelona aumentó un 60%. Eso sí, para pagar el coste de la reforma contaron con todos los contribuyentes españoles.

Entre tanto, nueve comunidades autónomas ya no gestionan negocio financiero y en Galicia se gestiona un 30% menos de volumen, debido a las absorciones de Banco Gallego, bajo control del Banco Sabadell, y Banco Pastor, ahora convertido en una mera marca del Banco Popular.

¿Pueden empeorar todos estos ratios para la mayoría de España en beneficio de Madrid y Barcelona? Sí. Si Mariano Rajoy deja caer Novagalicia en manos de Caixabank, Santander o BBVA, aumentará todavía más la desigualdad financiera, hasta el punto de que en el caso de Galicia habría que hablar de marginación. Dicho con palabras llanas: si la sociedad gallega, que también paga el ‘festín’ financiero, no reacciona ante este atropello tal vez debería preguntarse si realmente existe como tal. @J_L_Gomez



¿Se acaban los ajustes y la devaluación salarial? No

Por: | 23 de octubre de 2013

Rubalcaba
Alfredo Pérez Rubalcaba dice que "para muchos españoles lo peor está por llegar".

Los mercados financieros suelen olfatear las crisis a tiempo y también las recuperaciones de la economía. La política y la banca también hablan el nuevo idioma de los mercados en España. “Les aseguro que España está ya saliendo de la crisis”, dijo el presidente Mariano Rajoy ante los líderes iberoamericanos. “España está en un momento magnífico”, destacó unos días antes el banquero Emilio Botín, presidente del Santander. Tanto, que España dirá “definitivamente adiós” a la crisis en 2014, según el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Hablar de recuperación en un país con una tasa de paro superior al 25% suena cuando menos a sarcasmo, también a insulto a la inteligencia, pero de alguna manera hay que llamarle a las cosas. Tal vez lo más apropiado sería decir que España ha tocado fondo y empieza su nueva casa por el techo: el de la Bolsa. Lo más importante para los ciudadanos no es que suba la Bolsa sino que bajen los intereses de la deuda pública, ya que de ese modo el Estado liberará recursos para poder invertir y las empresas podrán financiarse algo mejor. Algunos termómetros de los intereses ya marcan la misma temperatura que antes de la crisis.

¿Se acaba ahí la incipiente recuperación española? No. La devaluación salarial traducida en competitividad permite que aumenten las exportaciones y que la balanza por cuenta corriente recupere la sonrisa. Dentro hay más problemas, porque el mercado interno no responde -hay poco dinero y bajo consumo-, lo que lastra de momento el crecimiento y, por tanto, la creación de empleo neto. Puede que empiecen a verse nichos de mejoría en el empleo en algún sector, si bien para que haya empleo neto habrá que aguardar la llegada de crecimientos del PIB superiores al 2%, como admite el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, en el fondo consciente de que falta modelo económico e inversión. Por decirlo al estilo del socialista Rubalcaba, “para muchos españoles lo peor está por llegar”.

Si Angela Merkel echa una mano y pone a andar su locomotora todo irá a mejor para los alemanes y para sus socios, entre ellos los españoles, cuyos dos grandes mercados son Francia y Alemania; es decir, el núcleo duro de la zona euro. A alta de eurobonos, al menos toca que avance la unión bancaria, de manera que vuelva el crédito, con balances más saneados en las entidades financieras. Y mejor que sea así, porque sin crédito no hay inversión, y sin inversión no hay empleo.

¿Acabarán entonces los ajustes y los recortes? ¿Dejarán de caer los salarios? No. Quedan ajustes pendientes porque los ingresos del Estado siguen siendo escasos, debido, sobre todo, a que las empresas apenas hacen ingresos al impuesto de Sociedades. Y, en cuanto a la devaluación salarial, ésta sigue su curso, porque ante la imposibilidad de devaluar la moneda para ganar en competitividad, la economía española tira de los salarios a la baja. Como en la canción de Fausto, aplicada en su día a Portugal, también en España "Uns vão bem e outros mal". @J_L_Gomez


¿Por qué renuncia el Gobierno a tener plusvalías en Novagalicia?

Por: | 11 de octubre de 2013

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Pena Beiroa, José Luis Gómez, Fran Espiñeira, Pérez Lema y Fernández Mallo, en el Club Financiero de A Coruña, ciudad donde tiene su sede Novagalicia Banco / Xurxo Lobato.

El Gobierno de España ha tramado una gran operación financiera con la privatización de Novagalicia Banco sin dar explicaciones. Miles de millones de euros de los contribuyentes están en el aire sin que el Ejecutivo de Mariano Rajoy aclare por qué quiere privatizar ahora Novagalicia Banco, renunciando a futuras plusvalías. Fue uno de los temas analizados en la mesa redonda sobre El futuro de NovaGalicia Banco, debate que pude compartir junto a los economistas José Antonio Pena Beiroa y Marcelino Fernández Mallo y el abogado Xoán Antón Pérez Lema, todos ellos colaboradores de Mundiario, moderados por el periodista Fran Espiñeira, delegado en A Coruña del diario La Voz de Galicia.

El asunto está en manos del ministro de Economía, Luis de Guindos, quien antes de serlo actuó de lobbista al servicio de la actual Bankia, hasta el punto de llegar a presionar al presidente del Gobierno de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, para que favoreciese la fusión de la antigua Caixa Galicia, diluida en Novagalicia, con la desaparecida Cajamadrid, ahora llamada Bankia, tras absorber a otras entidades de ahorro.

Sin embargo, Luis de Guindos no tuvo ética suficiente para apartarse de este caso, ni su presidente, Mariano Rajoy, se lo ha exigido por decoro. Curiosamente, tampoco los partidos de la Oposición, ni en Madrid ni en Galicia, han entrado a fondo en este misterioso asunto, con miles de millones de euros en juego.

En favor del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, está el hecho probado de que no se dejó presionar ni actuó como pretendía Luis de Guindos que lo hiciese. Feijóo se mantuvo en su posición faborable a la fusión de Caixanova y Caixa Galicia. 

No es la primera vez que Luis de Guindos actúa en la frontera de la ley. Según ha sabido Mundiario en medios financieros españoles y portugueses, cuando dejó de ser secretario de Estado en el Gobierno de Aznar, el ahora ministro prestó servicios a una compañía financiera antes de cumplir el plazo de incompatibilidad.

Advertencias al Gobierno de algún aspirante

¿Quiénes están detrás del pastel? Aspiran a hacerse con Novagalicia Banco los españoles Caixabank, BBVA y Santander y el fondo estadounidense Guggenheim, el único que garantiza la continuidad de la entidad con sede social en A Coruña.

Otros aspirantes cuentan con menos opciones y tal vez optan a la subasta para tener acceso a los datos de Novagalicia. Es el caso de Kutxabank o del Popular, cuya viabilidad está en entredicho tras absorber al ya desaparecido Banco Pastor.

Alguno de los aspirantes lanzó mensajes de advertencia al Gobierno de Rajoy sobre la conveniencia de privatizar cuanto antes Novagalicia Banco, una entidad en la que el Estado lleva metidos más de 9.000 millones de euros, cifra que equivale al presupuesto del Gobierno de Galicia en un año.

Para los intereses económicos y financieros de Galicia, del mismo modo que para los trabajadores de la entidad, la entrada de un fondo garantizaría al menos la existencia de Novagalicia Banco, que en otros supuestos de privatización podría desaparecer como tal, quedando como una mera marca comercial, como le pasa al Banco Pastor.

 


El Gobierno maneja medias verdades económicas

Por: | 02 de octubre de 2013

Mariano Rajoy, de visita en Japón.
Mariano Rajoy, de visita en Japón / Mundiario.

Dice el presidente Rajoy desde Japón: “Hoy se habla de cuán grande va a ser la recuperación”. Y tiene razón, pero todo está por concretar. Y no digamos en relación con el desempleo: el paro subió en 25.572 personas en el mejor septiembre en la crisis.

Hay una serie de mensajes que está lanzando el Gobierno que o bien son poco creíbles, como aventurar un crecimiento del 0,7% en 2014, o bien encierran medias verdades. Se supone que el equipo de Mariano Rajoy lo hace con buena intención, con el propósito de animar un poco a la gente, y también con interés partidario, para recuperar la imagen del único partido que apoya al Ejecutivo.

Vayamos por partes. Si el Gobierno aventura un crecimiento tan 'alto' esta vez es para poder hacer los presupuestos, ya que si rebaja la previsión tendría menos ingresos y se le dispararía el déficit público, que incluso así sigue estando en el 5,8% del PIB, es decir, que a Rajoy le faltan 60.000 millones de euros, cifra que supera la recaudación anual del IVA.

Ya hemos visto qué significa en este difícil contexto hablar de crecimiento, presupuestos y déficit. También son importantes otras dos palabras 'económicas' que el Gobierno reitera de manera insistente: productividad y competitividad. “La estabilidad de la inflación es imprescindible para recuperar competitividad”, dijo la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, también vicepresidenta de la Comisión de Asuntos Económicos. "Sí, pero conseguida a través de la mejora de la productividad 'buena' (con inversión, no con despidos)", replicó en Twitter el popular economista Santiago Niño Becerra, que remató su argumento de manera demoledora: no productividad obtenida a partir del empobrecimiento de la población. "¿O en el fondo tanto da?", se preguntó.

En un país en el que la reforma laboral aplicada a la crisis sólo ha servido para rebajar los sueldos, como algunos aventuramos, siendo conocedores de la agenda alemana para España, la productividad ha crecido por la destrucción de empleo, pero no por haber elevado el valor añadido. Es decir, la productividad por asalariado tiene sentido en la medida en que el valor añadido sea positivo, teniendo en cuenta que la forma más simple de calcularla es establecer la productividad del empleo, tomando el PIB, en términos reales, dividido por el total de horas trabajadas.

Lógicamente, el incremento de la productividad impulsa el crecimiento de la economía, en la medida en que también se hace más competitiva, pero sólo podemos hablar de productividad 'buena' cuando aumentamos la producción; no cuando disminuimos el número de efectivos. Algo parecido sucede con ciertos mensajes que llegan sobre la reducción de la tasa de paro, que poco valor tiene si viene por el lado de la caída de la población activa. @J_L_Gomez


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