En mayo del año pasado, ecologistas de todo el mundo se echaron las manos a la cabeza: el Gobierno tanzano pretendía construir una carretera que atravesaría el parque natural del Serengeti, en el norte del país.
El Serengeti -junto con la reserva del Masai Mara en Kenia al otro lado de la frontera- forma un vasto espacio natural de unos 30.000 kilómetros cuadrados. Está formado por bosques, pantanos, cerros testigo y también por las extensas praderas y sabanas que para muchos representan la prototípica imagen de África. Aquí elefantes, cebras, jirafas y ñúes conviven de mejor o peor forma con leones, leopardos, guepardos y cocodrilos. Y éstos son sólo los animales más llamativos de la enorme y variada fauna presente. También hay antílopes, búfalos, jabalíes, hienas, hipopótamos, diferentes clases de monos…
Todas las fotos del post son escenas del Serengeti (Foto: Leon Berlotti / Flickr)
La idea del Gobierno tanzano era construir una vía de unos 480 kilómetros que enlazara las remotas comunidades del oeste del país, cerca del lago Victoria, con la zona costera en el este, donde se encuentra la capital económica, Dar es Salam. Y que atravesaría la parte norte del Serengeti. De hecho, el Banco Mundial dice sobre las razones por las que un tercio de la población tanzana vive bajo la línea de la pobreza: “El alto coste del transporte, particularmente a través de caminos rurales, bloquea el acceso a los mercados y al valor añadido de productos agrícolas necesario para aumentar los ingresos de los pequeños agricultores”.