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Lola Huete Machado

Thomas Lubanga condenado, ¿y ahora qué pasa con los menores soldados?

Por: | 15 de marzo de 2012

El Tribunal Penal Internacional (TPI) acaba de dictar su primer veredicto desde que fuera creado en 2002. Thomas Lubanga Dyilo ha sido declarado culpable de reclutar a niños y niñas para utilizarlos como soldados y esclavas sexuales.

Image1     Thomas Lubanga Dyilo. Foto El País


La decisión llega ocho años después de que Thomas Lubanga fuera entregado al Tribunal y tres desde el comienzo de su juicio.

¿Quién es Thomas Lubanga Dyilo? Es un líder rebelde congolés que ha utilizado menores soldados en el conflicto de Ituri, de la República Democrática del Congo, durante los años 2002 y 2003. Ituri es una región congoleña rica en oro, diamantes, petróleo y coltan. Por eso tanta violencia.

Según los Principios de París, un niño o niña soldado es “cualquier persona menor de 18 años de edad que es o haya sido reclutada o utilizada por una fuerza armada o grupo armado en cualquier capacidad, incluyendo, pero no limitándolo, a menores, niños y niñas, que se utilicen como combatientes, cocineros, porteadores, espías o con fines sexuales. No se refiere solamente a menores que estén tomando o hayan tomado parte directa en las hostilidades”.

Image1     Niño soldado en la República Democrática del Congo.

El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño prohíbe el reclutamiento de niños y niñas menores de 18 años en grupos armados y en ejércitos pertenecientes a gobiernos y su participación directa en las hostilidades. El Estatuto de Roma —que da origen al TPI— califica el alistamiento y reclutamiento de menores de 15 años o su utilización activa en hostilidades, como un crimen de guerra. El TPI es el primer tribunal internacional capaz de juzgar a los individuos acusados de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.

Para saber más sobre este tema se puede consultar la página de Menores Soldados.

Lubanga fue presidente del partido político Unión de Patriotas Congoleños (UPC) y en 2002 se convirtió en el Comandante jefe de su ala militar, las Fuerzas Patrióticas para la Liberación del Congo. El objetivo de este grupo era establecer el domino de la etnia Hema ejerciendo la violencia sobre las personas no pertenecientes a ese grupo. Fue detenido en marzo de 2005 y trasladado a La Haya en marzo de 2006.

Más información sobre la persona y la carrera político-militar-criminal de este señor de la guerra se puede encontrar en el artículo de Sheila Vélez para Periodismo humano.

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            Thomas Lubanga Dyilo ante el TPI. Foto Michael Kooren/Reuters vía The Guardian.

El juicio contra Thomas Lubanga es el primer juicio que celebra el TPI. Se inició el 26 de enero de 2009 y constituye un paso muy importante en la lucha contra el uso de menores soldados.

Como dijo la ahora Fiscal Jefe del Tribunal, Fatou Bensouda, este juicio ha dado voz a los niños y niñas que el señor de la guerra Thomas Lubanga “ha transformado en asesinos; aquellas niñas que el Sr. Lubanga ofreció a sus comandantes como esclavas sexuales (…) Niños y niñas que fueron utilizados en las hostilidades. Que se usaron para matar, violar y saquear”.

Se estima que 30.000 menores de la República Democrática del Congo, más de un tercio de ellos son niñas, han sido convertidos en soldados para ayudar a combatir una guerra por el poder político y tribal, al mismo tiempo que por el control de los recursos naturales, en la que han muerto, al menos, cuatro millones de personas.

Ahora, uno de los señores de la guerra, Thomas Lubanga, ha sido declarado culpable del uso de menores soldados por el Tribunal Penal Internacional.

Sin embargo, el camino hasta este veredicto no ha sido fácil y ha estado plagado de altibajos que incluso llevaron a que los jueces del TPI decretaran la libertad de Lubanga en 2008, aunque tras una apelación revocaron su decisión. Los grupos de derechos humanos también han criticado que la acusación contra este señor de la guerra se reduzca al uso de menores soldados cuando también es responsable de distintas masacres, violaciones, saqueos… Todo esto cuestiona bastante el papel que el TPI juega a la hora de impartir justicia.

Image1     Sede del Tribunal Penal Internacional en La Haya. Foto Chema Caballero.

El Tribunal Penal Internacional, que no es reconocido por tres de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas —Estados Unidos, Rusia y China— ha sido acusado de ser un instrumento político a favor de los poderosos y de no tener el valor de llegar hasta los verdaderos responsables de los crímenes contra la humanidad. De quedarse en los eslabones intermedios.

Este tribunal lleva casi diez años funcionando y, curiosamente, los casos que tiene abiertos son, exclusivamente, relacionados con África. Hasta el día de hoy, han sido imputados 25 individuos, todos ellos, sospechosamente, nacionales de países africanos: Libia, Kenia, Sudán, Uganda, República Democrática del Congo y República Centroafricana. A pesar de todo ello, este juicio trae esperanza en la lucha contra el uso de menores soldados. Es una advertencia para todos los señores de la guerra que siguen utilizando a tantos menores en sus filas.

Pero para nada supone un punto y aparte, el fin de una situación de injusticia. Este proceso no deja de tener un mero valor simbólico y servirá a la comunidad internacional para justificar que hace algo para poner fin al uso de menores soldados. Hace falta mucho más. Thomas Lubanga es el chivo expiatorio que carga sobre sus espaldas la hipocresía de la comunidad internacional.

Por muy buena noticia que este veredicto pueda suponer también nos hace recordar que siguen existiendo miles de niños y niñas, en muchas partes del mundo, que todavía son reclutados y forzados a convertirse en soldados y esclavas sexuales. En realidad no sabemos cuántos son (¿300.000?). En los últimos años su número ha disminuido, debido más al fin de algunos conflictos que a las acciones tomadas por la comunidad internacional. Y muchos de ellos no encuentran los medios que les ayuden a rehabilitarse e iniciar una vida nueva fuera de la violencia. Cada día son menos los fondos que los gobiernos y las organizaciones internacionales destinan a estos programas.

El verdadero problema es que no hay voluntad política para poner fin a la utilización de menores como soldados y esclavas sexuales. Los instrumentos jurídicos internacionales existen y los pasos a seguir se conocen. Pero aquellos que pueden hacer algo, los países occidentales que se benefician de las guerras africanas para acceder a los recursos naturales del continente y venden las armas que matan, no quieren terminar con esta realidad de la que se sirven para hacer negocios de sangre

Hay 3 Comentarios

La justicia internacional es demasiado lenta, solo hay que ver los resultados del tribunal de Arusha o el tribunal de la Haya o no existe. Si fuese una empresa privada ya habrían despedido a todos por su escasa productividad. Ademas de ser un tanto sesgada. Estoy de acuerdo que falta la voluntad política pero por ambas partes tanto los gobiernos del Norte como los del Sur. Saludos

NADIE se ACUERDA de AFRICA, sólo sabemos que hay HAMBRE, SIDA y que andan estos tipejos sueltos MATANDO a diestro y siniestro.

El MUNDO tiene una DEUDA con el continente africano.

GRACIAS por ocuparse de estos temas en nombre de TODOS los NIÑOS AFRICANOS.

Que mal lo pasaríamos en el llamado "Primer Mundo" si de repente hubiera una hipotética escasez de móviles debido al cese del saqueo realizado en la República Democrática del Congo. Deberíamos ser un poco más conscientes de nuestra parte de culpa para que estas atrocidades se sigan cometiendo sin freno alguno.

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Sobre los autores

Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.

Chema Caballero Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.

José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.

Ángeles JuradoÁngeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.

Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.

Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...

Beatriz Leal Riesco Beatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

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