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Lola Huete Machado

Justicia y desarrollo en Marruecos

Por: | 09 de mayo de 2012

Autor invitado: Pablo Cerezal* (texto y fotos)

Hace menos de un mes que el monarca marroquí, Mohamed VI, utilizó sus reales prebendas para anular las pretensiones del primer ministroAbdelilah Benkirane, de islamizar la televisión pública del país vecino. Pretendía el flamante vencedor de los últimos comicios legislativos, al frente del Partido de la Justicia y el Desarrollo (autoenunciado como islamista moderado) ampliar la programación religiosa hasta el punto de retransmitir los cinco llamamientos diarios a la oración que todo buen musulmán debe atender. Asimismo, abogaba por la supresión de programas en idioma francés, y de toda la publicidad sobre juegos de azar que actualmente emite la cadena pública de televisión.

Ha tenido que ser el regente quien se convierta en adalid de la pluralidad lingüística y cultural de su pueblo, amputando las pretensiones del nuevo gobierno, democráticamente elegido este mismo año.

Tuve yo la suerte de estar alojado, por esas fechas, en casa de la señora Touria. Tan solícita y amable mujer pasa la vida entre fogones y poniendo cuidado de que su pequeña nieta no traspase el desvencijado umbral del domicilio en busca de aventuras propias del esparcimiento niño. Su vivienda, enquistada en lo más profundo de la Medina de Tánger, supone un escueto oasis de sosiego a mis deambulares por las callejas de la ciudad vieja.

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A cada uno de los numerosos banquetes con que Touria me agasaja a lo largo del día sigue un escalonado y pausado declive de la charla que finaliza, invariablemente, dejando paso a las voces expulsadas por un antediluviano aparato televisivo. Sería arriesgado afirmar que es el interés por los programas televisivos lo que acalla las voces de los congregados en torno a la mesa. Más de una vez he podido observar cómo Touria decide bajar las vivaces persianas de sus párpados para entregarse al grato y breve sueño que la falsa oscuridad le permite.

El mismo día que la televisión pública explicaba cómo, gracias a la decisión del monarca alauí, la programación permanecería invariable y no se incluirían nuevos contenidos religiosos, pude sorprenderme al comprobar que Abdelkader, el hijo mayor de Touria, abandonaba su cómodo reposo y se acercaba a la vieja televisión para sintonizar un nuevo canal. Invadieron la pantalla los lúbricos movimientos de un nutrido grupo de bailarinas mulatas, al son de uno de esos machacones ritmos discotequeros que tan gratos suenen a los oídos occidentales. Las ondas televisivas traían, de allende los mares, lo que en tierras de Allah debería ser considerado poco menos que hostil a las enseñanzas del profeta. Siguieron otros videoclips, a cada cual más obsceno (e incluso violento) que el anterior, y la familia permaneció en silencio, como hipnotizada por aquellas equívocas imágenes.

Pueblan las poblaciones marroquíes, desde la gran ciudad al pequeño aduar, nutridos enjambres de antenas parabólicas. Éstas son de fabricación casera, en la mayoría de los casos, lo cual no impide que desempeñen con éxito su principal cometido: instalar en el hogar de los ciudadanos magrebíes imágenes de otros países, distintos lugares, mundos ajenos. Y doy fe de que ni a Touria, ni a Abdelkader, ni al común de los naturales de este país, les preocupa pasar las horas en compañía de lenguajes que no alcanzan a comprender.

Cierto. He podido comprobar cómo un telefilme de procedencia germana es observado, e incluso comentado, por los miembros de la familia, sin tener ninguno de ellos noción alguna del idioma alemán. La imagen es para ellos, como para el resto del orbe, lo primordial. A través de la imagen pueden elucubrar con las motivaciones íntimas de los personajes del citado telefilme y de cualquier otro, independientemente de su origen.

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Fue aquel día en que el mensaje del monarca se vió amputado por Abdelkader, al sintonizar un nuevo canal, que decidí quebrar la quietud familiar en busca de respuestas.

¿Y el Rey?, ¿por qué cambiar de canal cuando se informa en la televisión de sus decisiones?, ¿no sería oportuno prestar mayor atención? Al fin y al cabo es obligada una foto con su efigie en cualquier inmueble público o comercio privado. Será por algo.

Abdelkader asegura respetar la figura del soberano pero no perder tiempo en conocer sus decisiones. La vida continúa y las normas que Mohamed VI sancione o rechace no le impedirán a Abdelkader levantarse cada día a las 5 de la madrugada para abrir el pequeño puesto de golosinas en que trabaja a las órdenes del mullah Khaled.

Despierta tan temprano porque debe desplazarse a la otra punta de la ciudad, en la zona “moderna” y, lógicamente, lo hace a pie. El salario que el hijo de Touria obtiene por su jornada semanal de 60 horas (más o menos) no supera los 1.200 dirhams mensuales ni en el mejor de los casos. Hablamos de unos 100 € aproximadamente. Lo suficiente para que, junto con la pequeña ayuda de los cuernos de gacela que Touria cocina y vende posteriormente a una pareja que organiza matrimonios y fiestas diversas en su vivienda unifamiliar del barrio de Beni Makada, pueda sobrevivir la familia que los dos forman junto a Sukhaina, la esposa de Abdelkader, y Amina, la pequeña hija de ambos.

Khaled, el propietario de la tienda de golosinas en que trabaja Abdelkader, es distinguido en la comunidad como mullah por su amplio conocimiento del Corán y su actitud piadosa. Ese carácter misericordioso es el que Abdelkader cree permitió que, unos meses atrás, le beneficiase su jefe con una pequeña paga extra que le posibilitó adquirir una antena parabólica en el mercado negro de la ciudad. No le comentó a Khaled en qué iba a invertir esa pequeña cantidad extra. A Khaled no le gusta la televisión. Él está de acuerdo con las intenciones del Primer Ministro de convertir ésta en un vehículo de la religiosidad islámica. Comparte punto por punto con el partido del gobierno la idea de que los juegos de azar no deberían anunciarse en televisión, lo cual no le impide obtener un no desdeñable beneficio de la venta de cupones de loto en su establecimiento.

A Sukhaina no le gusta que su marido preste tanta atención a las mujeres que bailan en los videoclips norteamericanos, pero le encanta la música y, de tanto en tanto, baila entre Abdelkader y el televisor para que aquél pueda comprobar que su figura es aún igual de bella, o más, que las de las mulatas danzarinas. Además, prefiere no quejarse, a ella también le gusta, gracias a la parabólica, seguir esas telenovelas brasileñas en que viriles y fornidos ejemplos de macho manejan a su antojo los sentimientos de exuberantes féminas que, a pesar de su sometimiento a los deseos del hombre, trabajan en oficinas, salen con amigas, fuman, beben e incluso se acuestan con diversos hombres. Ella ni puede ni desea hacer lo mismo que dichas mujeres (al menos así lo asegura), pero le agrada comprobar que existen distintos modos de vida.

A Touria le encantan las películas alemanas, aunque no las entienda. O quizás por ello, ya que de esta manera es más sencillo que le alcance el sueño y se permita un pequeño descanso entre las mil y una tareas a que dedica sus días.

La pequeña Amina, a pesar de su corta edad (4 años), ya chapurrea palabras en francés para responder a un intrépido Tintín que, a diario, desmenuza desde las 625 líneas del vetusto televisor sus extravagantes aventuras y, especialmente, para llamar a gritos al perro Milú, con el brochazo imperfecto de una desmesurada sonrisa ensuciándole el rostro.

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Conociendo estos pormenores, decido obviar el resto de cuestiones que surgen en mi mente, especialmente al pensar que Abdelkader, en sus coloquios de café con los amigos, defiende (al igual que éstos) al Partido de la Justicia y el Desarrollo como la única opción real de cambio y progreso en Marruecos.

Tánger es una ciudad que vivió las convulsiones propias de la más radical modernidad. Pero ahora, dada su cercanía con Europa, se transforma sigilosamente en una barrera de contención de gran parte de los movimientos migratorios africanos. Esa sociedad que migra, abandonando familias, costumbres y querencias, pretende alcanzar tierras europeas y poder así entrar de lleno en la sociedad del bienestar que las ondas televisivas de Occidente se afanan en expandir por todo el planeta. Caldo de cultivo para la más sangrante de las miserias, de la que cualquier política populista podrá obtener buenos réditos.

*Pablo Cerezal, escritor, viajero, colaborador en distintas ONG y profundo conocedor de Marruecos. Acaba de publicar su primera novela, Los Cuadernos del Hafa, cuya fascinante historia transcurre en el país vecino, y mantiene activo el blog Postales desde el Hafa, así como colaboraciones literarias y de crítica cinematográfica en diversos medios online".

 

Hay 27 Comentarios

Vaya vaya! hubo polémica por aquí... que bueno y que interesante que se establezca debate sobre la visión de un país o una idiosincracia..creo que todos los puntos de vista son factibles, cuando se respeta, aunque me quedo con el del autor del texto :)

Saludos a tod@s, como autor del texto que antecede quiero agradecer la totalidad de vuestros comentarios y, en segundo término, explicar que mi intención al escribir este texto está muy lejos de la generalización. Simplemente me limito a relatar realidades concretas de vivencias experimentadas en un país que amo: Marruecos. Muy lejos de mis pretensiones el generalizar o transmitir una idea equívoca del momento de creciente cambio, ineludible transformación y amalgama de procederes que, creo vive la sociedad marroquí. Considero que la realidad de una familia, por muy extraña que pueda parecer al común de los habitantes de Tánger, no puede ser desdeñada como "curiosidad" o "anécdota" sino ser digna de considerarse como parte integrante de una sociedad. Ya digo: parte integrante. No ejemplo ni generalización. En ningún momento pretendo transmitir esa idea y pido disculpas a quien así lo haya podido considerar. Respecto a la utilización de lexicografía de origen árabes que se halla lejos de la habitualmente utilizada por el común de los marroquíes, únicamente explicar que mi pretensión es acercar una cultura, y una cierta comprensión hacia ella, al lector occidental que no tiene mayor contacto con ésta que el que los medios de comunicación puedan trasladarle. Conozco y admiro la amplia diversidad de opciones y opiniones que, a día de hoy, convierten Marruecos en un país digno de sentirse orgulloso de la capacidad de sus habitantes para la adaptación, la pluralidad y el avance hacia lo que ellos consideren la mejor de las opciones. Como muestra, me limito a relatar vivencias reales específicas que en ningún caso deben ser tomadas como pretensiones de generalizar, y mucho menos denostar, las formas de sentir, pensar y vivir, que pretendo hacer comprensibles a la sociedad occidental.
Nuevamente, gracias a tod@s, y un cordial saludo.

no se puede generalizar de esa manera,no puedes pretender que se crea que esa es la norma general cuando es lo que hace una sola familia(bastante rara por cierto)

Añado mi voz a los que han comentado que hay grandes inexatctitudes en el texto. Ello refleja una falta de rigor a la hora de traer información de fuera y una superficialidad del lector español que lo traga todo, sin crítica ni exigencia. Sentenciar acerca de lo que ven los marroquies en base a lo que ve una familia es erroneo a todos los niveles. En Marruecos hay una eclosion de canales de todo tipo que sobrepasa el poder censurador del estado. La parabólica existe practicamente en todos los hogares, y capta centenares de canales internacionales de todo tipo. A diferencia de España, en Marruecos podemos ver todo loq ue nos apetece. Los espirituales de entre nosotros tienen decenas de canales religiosos, los intelectuales tienen decenas de canales intetelctuales, los economicos tienen varios canales de economia, los politicos tienen decenas de canales de información y de analisis de la misma, los que gustan de futbol, tienen varios canales de deportes, etc.. Y luego hay decenas de esos canales de entrtenimiento, de peliculas, culebrones, realities, y los peques disponen de varios canales infantiles, etc. Cito ejemplo de canales de canales informativos, todos ellos internacionales y dan 24 sobre 24 horas informacion y analisis de la misma, y todo ello en árabe: Aljazeera (Qatar), BBC (Reino Unido), Alalam (Irán), Alarabiya (arabia saudi y EEUU), Alhorra (EE.UU), Atturkia (Turquia), France 24 (Francia), Russia alyawm (rusia), etc etc... son canales que se sintonizan en todo el mundo árabe, y donde todas las potencias mundiales "luchan" para informar a su manera al ciudadadno arabe, al muslman. Esa es la realidad que tiene que reflejar el autor para hacer ver al lector español que le han reducido el cerebro a varios grados bajo cero, y que no puede ser informado ni libremente, ni crrectamente ni sufiucientemente. Todo lo que llega al espectador español es mero producto comercial morboso.

Mullah no es una palabra que se use en marruecos y menos en ese contexto. En todo caso sería Sidi. He vivido 20 años en Marruecos y sé de que hablo.

y perdón la mitad de marroquis hablan berber con sus variantes

cuando hablabas a marueccos recuerde bien que ellos ,si eran del origen arabe o del amazigh estan conocido por su hospitalidad

Bueno el artículo me parece un poco bastante naif. Para empezar el artículo hace de una insólita "curiosa" excepción (una familia viendo una película en alemán y comentandola después) una norma generalizada. Por favor... en Marruecos, la mayoría de familias están conectadas a Oriente Medio y aunque el árabe allí hablado no sea el mismo que el marroquí, todos lo entienden perfectamente, sobretodo Aljazira y parecidos. Nunca he visto a familias marroquis perdiendo el tiempo en películas que no puedan entender. Los marroquis (la gran mayoría) pueden entender: marroquí, árabe clásico, árabe standar, libanes, sirio, egipcio, saudí, etc.... y la mitad del país también francés. Las parabólicas no son un fenómeno nuevo, lo que quizas si es bastante nuevo es su orientación. Globalización sí, pero no a cualquier precio.

he disfrutado mucho leyendolo

Con que "tuvo la suerte de estar alojado en casa de la señora Touria" Madre mía, sin comentarios.

Con todo lo que le falta a Marruecos le sobre una cosa. Puede parecer mentira pero es real. Real.

pretencioso, caido de un cerezo tangerino, el querer emular a paul bowles, deja vu,

Vivo en Tánger y aparte del toque exótico del artículo hay varias inexactitudes. No se quería suprimir el idioma francés sino disminuir su presencia, el Rey no hizo ningún discurso directamente en la TV y por supuesto si el autor vive en Tánger sabrá que muchísimos tanjaouis quieren otra TV pública en Marruecos, de hecho la que ven es Al Yazira la gran mayoría.

Excelente trabajo que nos hace cuestionar el trasfondo de la globalización. Necesitamos todos volvernos viajeros para entender que en la diversidad estriba una de las grandes fortalezas del alma humana. Mientras más diversos, plurales y tolerantes seamos, más fuertes nos hacemos...

Gran artículo, iluminador respecto de la realidad de la globalización. Tan lejos, tan cerca estamos los unos de los otros. Cada vez me convenzo más de la necesidad de respetar y mantener la diversidad cultural de los pueblos. La diversidad nos enriquece a todos. En ella está el secreto de la sana convivencia pues siendo diversos, somos uno...

coincido en destacar los enjambres de antenas parabólicas en ciertos países.. yo creo que es un afán de buscar algo más fuera de los medios controlados del Gobierno local; por desgracia a las series de TV se les olvida comentar que todo parecido con la realidad es coincidencia.. la vida de ficción que han visto no es lo que se encuentran cuando llegan..


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Que le vamos hacer, la globalización y el deseo de lo que llamamos modernidad es irresistible para cualquiera, todo está en constante cambio , hasta áfrica.

Me gusta tu punto de vista ...brindo por ese trozo del mundo que ansia y sueña, no hay nada mas bonito que eso.

Excelente crónica sobre la vida cotidiana de un país tan lejano y tan cerca ( gracias o desgracias...de la imagen). Un texto digno de ser comentado y recomendado, un pequeño ensayo sobre la el papel de la imagen en la sociedad moderna. Además excelentes fotografías, muy poéticas!

Me ha gustado mucho el artículo¡¡¡ Y las fotografías todo un acierto¡¡¡ Realmente sabemos muy poco de nuestro país vecino.

Gracias Pablo por engarzar las palabras de esa manera. La imagen, el poso que vas dejando en cada frase acaban por componer, todas juntas, una pintura maravillosa y completa.

Tan difícil es entender a los diferentes, pero de esta manera, es el corazón el que entiende, no la cabeza. Mucho más fácil para comprender al ajeno.

Buenos días,

Es el segunda relato que leo de Pablo Cerezal, y tengo que confesar que, en parte, catalizó mis ganas de aficionarme a este blog.
El relato es maravilloso y su oralidad nos transmite al Marruecos cotidiano.
Adjunto el link de un pqueña carta que ha sido publicada en El País que aborda el profundo proceso de re-islamización que está sufriendo Marruecos. http://www.tayindeideas.blogspot.com.es/2012/04/marruecos-en-vias-de-reislamizacion.html

Muy buen relato, me ha transportado al Marruecos que tuve la suerte de conocer hace ya unos 14 años....hay cosas que no cambian (unas para bien y otras para...no tan bien)...en lo que coincido al 100% es con la visión de Abdelkader...el soberano hará o deshará lo que le de la gana, así lo hacía su padre y así lo hace él, y desde Europa lo aplaudimos porque nos viene muy bien...porque como los eruditos del Corán le quiten.......
Por el interés te quiero.....Mohamed

¡Qué importante es avanzar! Y que pocas veces lo hacemos utilizando la experiencia propia y de nuestro entorno.
Apliquemos esto a nosotros mismo y los que nos pretenden dirigir.

Queda muy bien captada la vida cotidiana de los marroquíes humildes.

Un artículo muy interesante. Se nota que el autor es un buen conocedor de Marruecos. En España deberíamos conocer mejor al país vecino, y textos como este nos ayudan a hacerlo. Muy buenas también las fotografías, especialmente la del café y la de las antenas parabólicas.
Enhorabuena. Espero leer más artículos del autor en este blog.

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Sobre los autores

Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.

Chema Caballero Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.

José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.

Ángeles JuradoÁngeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.

Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.

Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...

Beatriz Leal Riesco Beatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

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