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Lola Huete Machado

Simetría de sol puro. Poesía africana hoy

Por: | 08 de mayo de 2012

Autor invitado: Luis Luna (*)

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La noticia, la oscura y sinuosa noticia de un África largamente muriendo oculta la realidad de su canto. Su voz, múltiple, distinta, deja sobrecogido a quien la escucha, le deja suspenso como un ahorcado de su soga o una gota de la hoja en la estación de las lluvias. Y es que la poesía africana de hoy, así como el arte africano contemporáneo son tan desconocidos para el público en general como lo son sus tradiciones, su modo de vida o sus creencias. Tal vez no es la noticia, tal vez la inmediatez impide el auténtico conocimiento. 

Y sin embargo está, desbroza, aclara, evita intermediarios. Me explico: si alguien quiere escuchar a África, sería bueno que leyese en voz alta a sus poetas. Y ello a pesar de que utilicen lenguas heredadas de sus colonizadores. Las palabras serán suyas pero el canto es nuestro, diría Théophile Obenga, dejando así zanjada la cuestión. Si leemos los textos (**), entenderemos el acoso y el sometimiento de sus países, impostando formas de vida ajenas a sus longevas tradiciones.

Pero no nos detendremos ahí, sino que descubriremos que ese es el punto cero del África contemporánea, un punto de arranque que para muchos debe ser un punto y final, ya que es más fácilmente asimilable un continente sumido en la hambruna, en las guerras intestinas o en la visión romántica de las películas made in USAEste tipo de estereotipos se derrumba fácilmente si acudimos a las propias palabras de sus protagonistas, de los actores y actrices de esa película real que es África hoy.

Precisamente es en ese documental donde los poetas tienen un papel protagonista:“Ser poeta, en nuestros días, es querer con todas sus fuerzas, toda su alma y toda su carne, frente a los fusiles, frente al dinero que también se convierte en fusil, y sobre todo frente a la verdad preestablecida sobre la cual nosotros, poetas, estamos autorizados a mearnos, que ninguna faceta de la realidad humana se vea empujada bajo el silencio de la historia. He nacido para contar esa parte de la historia que lleva cuatro siglos sin comer”.

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Las palabras del poeta congoleño Sony Labou Tansi nos permiten sintetizar bien a qué nos estamos refiriendo, a la reclamación de la intrahistoria para el concepto de universalidad. El primer premio Nobel africano, Wole Soyinka también habla sobre ello, esbozando esa teoría de palabras-frente-a-las-armas que otorga una importancia fundamental a la labor de los poetas. Léopold Sédar Senghor decía con razón acerca de ese lazo tenso entre poesía y esperanza: “La poesía no puede morir. ¿Si no quién cantaría la esperanza?”. Centrándonos en ello, la poesía africana de hoy es casi un grito, un grito de resistencia que, de paso, nos aclara conceptos sobre su historia reciente. Un poema de Chenjerai Hove, poeta de Zimbawe, es especialmente aclaratorio:

Parlamento de los niños

La madre se sentó
con el hambre entre sus manos
y ahogó el amor en sus ojos.
Luego las moscas vinieron
a cantarle repulsivas canciones al oído.
Nosotros escuchamos la inagotable historia
De la lucha y el hambre.

Pero la Madre no cantó
al llegar el tiempo del canto
En la historia popular.
Ella sólo señaló a las moscas
Y nos pidió que tarareásemos
la misma canción musitada por las alas.
Cantamos la canción alada
mientras nos uníamos en la búsqueda.

Mosca y niño unidos en una misma canción
Madre y hojas caídas al tiempo
padre ausente,
desconocido.

Mientras ella sondea los zumbidos,
juntos los seguimos
Creamos unión
para develar los motivos de la mosca y el niño.

Así, en nuestros corazones
Están las vaporosas huellas de la mosca
Cuyas alas nos contaron historias
Del sentido de la vida y de a quién pertenecemos.

-Escuchamos en la radio que hay una crisis-
los miembros del parlamento exigen mayores salarios
Y nosotros no somos tomados en cuenta.
Al menos estamos a salvo de promesas ahogadas.

Habremos de debatir
a cámara abierta
con profusión de enfermedades
como Símbolo del electorado de las tumbas
y tasas demográficas ascendientes
como símbolo del electorado de los sobrevivientes.

Perros-gatos-ratas-moscas
Perros-gatos-ratas-moscas
Envíen emisarios a esta cámara
Aunque el debate se torne melancólico
¡Extravíos del lenguaje!
¡Hacen falta espacios!
-Simple ausencia de orden en el recinto-

Luego compartimos nuestros haberes:
Desde bolsillos llenos de sangre
hasta parlamentos de políticos
Juntos sobrevivimos

Al núcleo de largas sesiones
y caducos proyectos de ley
que ahora reptan
donde ayer hubieron de correr.

Publicar todo el poema es un acto de resistencia también, evitar el intermediario entre ellos y nosotros es dinamitar una frontera, uno de esos límites invisibles que tanto separan y tergiversan. De ellos habla Jack Mapanje cuando reivindica que, una vez desaparecida la frontera mental que nos separa, los problemas de ellos como seres humanos son los mismos que los nuestros:

La cabeza
Que realmente duele es
La esposa, los niños,
Parientes y amigos
No admitidos,
La escasez
De espacio para respirar
Y la materia legible,
El ruido
Del papel crepitante
Y la pluma
Impugnada.

La voz de las mujeres también reivindica esta igualdad real, sin paternalismos, sin intermediarios que nos hagan la exégesis de lo que realmente pasa en África. Interesa, entonces, volver a quitar el velo del prejuicio para observar la cercanía con que sus versos nos interpelan. La poeta Agnès Agboton escribe:

Tal vez

Tal vez la noche que se acerca,
tal vez el día que despierta, podamos beber el agua de mi vodún.

El agua de mi vodún
que ha pasado la noche en vela, amor mío, por ti.

Con ello nos concentra en el problema principal del individuo, sea de donde sea. El amor, entendido este como conjunto de relaciones interpersonales, no entiende de colores, ni de fronteras. Esta reflexión tan ingenua es hoy una auténtica transgresión, pura palabra subversiva en tiempos en que la economía humilla lo poco que nos queda como seres humanos. Y es que, en una conversación con un poeta camerunés, Michel Feugain André, este decía que los economistas llevaban poco tiempo existiendo y nos habían traído muchos problemas, mientras que los poetas llevaban desde el principio de la humanidad y solo habían creado belleza. Bajo este prisma, añadió: los poetas africanos lo sabemos bien, la simetría del sol puro es lo único que sigue suscitando nuestro asombro, esa capacidad de sombra que tenemos y con la que dialogamos.

(*) Luis Luna (Madrid, 1975) es poeta. Ha publicado los poemarios Cuaderno del guardabosqueAl-Rihla (El viaje) y Territorio en penumbra, ente otras obras. Imparte clases en la Escuela de Escritores. Ver también el blog Las afinidades selectivas. Las fotografías son de Lola Huete Machado. La primera, detalle de la portada del libro 'Un sueño de ida y vuelta. La Sape Congolesa', editado por Casa Africa, con imagenes de Hector Mediavilla y Baudouin Mouanda. Y la segunda, detalle de pintura en Senegal.

(**) Para navegar en la literatura africana en general, African Book Collective. Sobre poesía: Poetropical.

Hay 4 Comentarios

Editado por Letha:
Maravilloso artículo. Sólo no nos importe el vano intento de tinturarlo por la amargura de otros, que les es imposible ver más allá de toda belleza, de toda grandeza y sólo es capaz de revivir sus guerras (personales o no) una y otra vez. Discriminación hay en toooodas partes, ¿y a que no sabes en que país también la hay? (No es tan complicado, sólo mira a tu alrededor). Quede clarísimo algo, me repugna todo tipo de discriminación, pertenezco por así decirlo a un grupo mundialmente discriminado, pero eso no me imposibilita ni me quita la capacidad de ver la belleza, en cosas en donde incluso hay mucha mierda, vivir como activista permanente no le da a nadie más o menos autoridad para sentirse un listillo.

Maravilloso artículo. Sólo no nos importe el baño intentó de tinturarlo por la amargura de otros que les es imposible ver más allá de toda belleza, de toda grandeza y sólo es capaz de revivir sus guerras, personales o no, una y otra vez. Discriminación hay en toooodas partes, ¿y a que no sabes en que país también la hay? (No es tan complicado, sólo mira en roedor). Quedé clarísimo algo, le repugna todo tipo de discriminación, pertenezco por así decirlo a un grupo mundialmente discriminado, pero eso no me pone imposibilita ni me quita la capacidad de ver la belleza en cosas en donde incluso hay mucha mierda, vivir como activista permanente no le da a nadie más o menos autoridad para sentirse un listillo.

Africa: un continente donde sistemáticamente se persigue, chantajea, vapulea, encarcela, y se tortura moral y fisicamente a los homosexuales......luego se quejan de la discriminacion que sufren en Europa.....mucha poesia SI

EXCELENTE ARTÍCULO, LUIS.

Tiene varias virtudes. La inmediata desmitificar África y conocer un poco mejor su cultura y su poesía, que lejos de ser uniforme, más bien es un enriquecido mosaico con partes originarias, otras de hibridación cultural por etnias o zonas geográficas cercanas, a más de influencias extranjeras, lo que tiene es una fuerza y autenticidad ejemplarizantes y conmovedoras.

Y por otro lado interpela en profundidad sobre la necesidad de la poesía y su vinculación y deuda con la historia de los torcidos y el borrado de memoria del daño sistemático sobre los empobrecidos o ninguneados.

Belleza y justicia, que dijera Antonio Gamoneda, intensificando la conciencia.

¡Gracias, Luis!

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Sobre los autores

Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.

Chema Caballero Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.

José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.

Ángeles JuradoÁngeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.

Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.

Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...

Beatriz Leal Riesco Beatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

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