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Lola Huete Machado

Medicina tradicional africana: algunas razones para respetarla

Por: | 24 de agosto de 2012

Autor invitado: Bartomeu Adrover Fiol (*)

El etnocentrismo europeo y, por extensión, de toda la llamada cultura occidental tiende a infravalorar al resto de culturas. Si hay un ámbito del conocimiento donde esta actitud se manifiesta de forma palmaria, sin duda es en el de la medicina. Nuestra cultura científica, forjada sobre la prosperidad que dio a Europa la explotación colonial de África y América, aporta indiscutiblemente recursos valiosísimos que pueden y deben utilitzarse en la lucha del ser humano contra la enfermedad. Pero ni son los únicos recursos disponibles ni sólo son aceptables aquellos que se adaptan a nuestros criterios. En África, aunque ocultos mayoritariamente tras las secuelas del colonialismo, existen conocimientos médicos atesorados a lo largo de una historia mucho más larga que la europea y que pueden contribuir no sólo y en primer lugar al bienestar de los africanos sino también al de toda la humanidad.


El concepto de medicina tradicional y sus relaciones con la medicina científica. Aquellos conocimientos y prácticas útiles para preservar y mejorar la salud, que nacen de la cultura propia de una determinada sociedad pueden considerarse medicina tradicional. El conocimiento empírico de las propiedades curativas de las plantas, constituye en África la base de la terapéutica tradicional. Como la constituye también, en buena medida, de nuestra denominada medicina occidental o científica.

Nadie escribió su nombre pero fue una mujer “hierbera” quien a finales del siglo XVIII reveló a la medicina científica la utilidad de la digital para combatir la hidropesía; hoy, los principios activos de esta planta (Digitalis sp.) constituyen la base de los medicamentos “científicos” más usados para combatir la hidropesía y la insuficiencia cardíaca que la provoca. También la cultura popular africana ha nutrido nuestra farmacopea: algunos de los antihipertensivos más usados surgieron de extractos de khella (Amni visnaga), planta usada tradicionalmente en el norte de África; de la vinca de Madagascar (Catharanthus roseus) obtenemos potentes antitumorales; del ciruelo africano (Pygeum africanum) elaboramos los principales medicamentos para combatir la hiperplasia benigna de próstata basándonos en el uso tradicional por parte de algunas etnias del centro y sur de África para tratar esta dolencia. Son muchos los ejemplos que, como los citados, evidencian que también África y su cultura pueden aportar a “nuestra medicina” conocimientos substanciales. 

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Inspiración o expolio. No siempre este transvase de conocimientos y esta interrelación de culturas ha seguido los caminos del respeto. Actualmente, hay decenas de casos de posible apropiación abusiva, mediante patentes, de conocimientos médicos tradicionales africanos. Ocasionalmente, el expolio intelectual y económico perpetrado ha podido ser desenmascarado y frenado como ha ocurrido recientemente con las patentes de la empresa Schwabe Pharmaceuticals sobre los extractos de raíces de las plantas sudafricanas Pelargonium sidoides y Pelargonium reniforme comercializados con el nombre de Umckaloabo para infecciones del tracto respiratorio y SIDA. Tras un arduo pleito las patentes han sido revocadas y las comunidades zulús afectadas, legítimos propietarios del conocimiento sobre el uso curativo de estas plantas, tienen la posibilidad de compartir los beneficios derivados de su comercialización.

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Tienda en Marruecos, vía aufaitmaroc

La salud en África y el acceso a los medicamentosSegún la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 80 % de la población africana no tiene acceso a otra medicina que no sea la tradicional. Ni las compañías farmacéuticas ven rentable invertir en medicamentos para enfermedades africanas (malaria, tripanosomiasis, kala-azar, parasitosis varias, etc) ni el espejismo post-colonial de la infalibilidad de la medicina occidental, presente en la mente de muchos africanos, permite aprovechar el potencial de la medicina tradicional. La medicina occidental es cara y difícilmente accesible y la medicina tradicional está desprestigiada y, en general, desatendida por los gobiernos; he ahí el contexto que impide a una gran parte de la población africana solucionar adecuadamente sus problemas de salud.

La medicina tradicional como recurso válido para la salud en África y en el mundo. Aprovechar los recursos terapéuticos de su propia tradición y cultura puede permitir a los países africanos avanzar hacia la soberanía sanitaria rompiendo la dependencia de la “generosa” ayuda – a veces, bajo patente – de la medicina occidental. Desde 1978 la OMS reconoce la importancia de las diversas medicinas tradicionales del mundo y, en este sentido, algunos gobiernos africanos - pocos, ciertamente -  han propiciado la investigación, validación y comercialización de medicamentos usados tradicionalmente que, tras su “normalización” reciben el nombre de “medicamentos tradicionales mejorados”. De esta forma, cerca de 30 medicamentos basados en extractos de plantas de uso tradicional han sido elaborados y comercializados en países como Mali, Guinea, Camerún, República Democrática del Congo, Nigeria, Burkina Faso o Senegal. Con ellos, dolencias como la malaria, gastroenteritis, infecciones diversas y un largo etcétera pueden combatirse de forma eficaz y asequible. Incluso uno de ellos, el Niprisan, elaborado en Nigeria como remedio para la drepanocitosis ha sido aprobado por la FDA para su uso en  Estados Unidos.

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Yvette Parès, Keur Massar y el error de despreciar aquello que se ignora. 
En Senegal, aun sin un marco legal consolidado, existe el hospital de medicina tradicional de Keur Massar donde se tratan anualmente miles de pacientes por un equipo de terapeutas tradicionales y se prescriben los medicamentos elaborados en el propio hospital a base de plantas medicinales cultivadas en su jardín o recolectadas en su hábitad natural. Inició este proyecto, referente de la medicina tradicional africana, la Dra. Yvette Parès, una extraordinaria científica europea capaz de entender y aceptar humildemente que los tratamientos que algunos terapeutas tradicionales aplicaban para la lepra eran mucho mejores que los que “su” medicina podía aportar. Así, inició su formación con Dadi Diallo, terapeuta tradicional con quien fundó el Hospital Tradicional de Keur Massar en 1980. Las palabras que Yvette Parès dejó escritas acerca del equivocado concepto que tienen muchos europeos de la cultura Africana deberían servirnos de guía para valorar las posibilidades de la medicina tradicional africana: “el verdadero problema es que los europeos no pueden aceptar que una obra africana pueda funcionar normalmente sin la tutela de un occidental o de un occidentalizado”.

(*) Bartomeu Adrover es Doctor en Química por la Universidad de las Islas Baleares. Director técnico del laboratorio del Colegio de Farmacéuticos de las Islas Baleares. Colaborador de Ruta47.

Hay 6 Comentarios

Estimados Senores podemos proveer un producto totalmente hecho de hierbasl el cual actua al final del tratamiento despues de tres meses como una vacuna y que al mismo tiempo para el avance del virus del Sida en forma permanente y total.
Su la eficacia del producto fue demostrada por medio de una persona que tenia Sida+cancer=Tuberculosis y ahora se ha librado de todas estas dolencias.
Dare mas detalles sobre el mismo.
Gracias
Luis Reichman

Saps si poguéssim aconseguir ajuntar el saber de les distintes cultures( i la cultura popular és tan sàvia com l'altra), en comptes d'anar per camins tan distants!
Enhorabona i gràcies per recordar-nos-ho, Tomeu!

Lo malo es la apropiación indebida de los conocimientos tradicionales por parte de los laboratorios occidentales, lo que todos conocen como biopiratería. Como esos conocimientos no están bajo patente, Occidente los patenta y ahora si quieren utilizarlos deben pagar.
Por otra parte, como se indica en el artículo, los occidentales no pueden aceptar que de algunas cosas saben más los africanos.
Somos de una prepotencia y un egoísmo exagerado. ¿Cuándo aprenderemos?
Un saludo

¡LA solución para lo que quieren un VIENTRE PLANO! http://sn.im/24j16mp

Ni más ni menos que lo que haya que respetar la medicina tradicional de mi pueblo: ventosas, ajo para las lombrices, té de roca para la tripa, sanguijuelas.
Era lo que se usaba cuando yo era pequeño (bueno, lo último ya no). Extrañamente, ahora prefiero ir a un médico de verdad, y me gustaría que también en África tuvieran acceso a uno

Yo veo esto demasiado sofisticado, prefiero seguir con mis rituales con pollos.

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Sobre los autores

Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.

Chema Caballero Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.

José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.

Ángeles JuradoÁngeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.

Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.

Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...

Beatriz Leal Riesco Beatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

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