Autor invitado: Ginés Casanova Baixauli (*)
Otras entradas de esta serie: 1, 2, 3, 4, 5, 6
11:15. La fontanería de Wapa
“Esto es un error, yo busco un banco”. Ojito que estás en Nigeria –te dices-, esto tiene un 75% de secuestro, un 75% de estafa y, en total, un 150% de marronazo. Pero te acuerdas de todas las advertencias de tu amigo, el que conoce África, y te pones a maquinar la salida. Venga, Bourne, sobrevive. Cómeles la olla, cuenta tu historia, incluso la verdadera, ríete de cualquier cosa, pregunta por la familia, despista al malhechor. De todas formas, voy a serte sincero, creo que te ha funcionado durante 5000 km porque solo te has cruzado con gente estupenda.
“Pero, ¿ustedes a qué se dedican?” Mercado negro de cambio de moneda, encantados de cambiarte los cheques. Entonces te caes del guindo: Wapa es un barrio, no un banco, y allí se concentra todo el gremio de cambistas de la ciudad. ¿Estas son las personas que llevas buscando toda la mañana? No te lo creas, hay que hacer uso de la desconfianza cartesiana, la metódica, la de que todos esos lo único que quieren es robarte. Lo cierto, sin embargo, es que todavía no has percibido peligro, ni ahora ni antes en la calle. Se está bien aquí, charlando con esta gente. Ya que estás, discutes los precios del cambio, te ofrecen 140 nairas por euro. Declinas la oferta con lo mejor de la cortesía que has aprendido en los países vecinos: volverás más tarde. Os despedís.
Un par de piruetas después estás frente al Hotel Central. Ahí sí son honrados, ¿no? Ya tienen de todo, ¿para qué engañarte? Alguien te había dicho que entre el personal hay un agente del cambio. Llegas contento de no tener que negociar en la calle.
Una calle de Kano, en el norte de Nigeria. Foto npr.