Mogadiscio, Somalia
Una Vespa roja chasquea entre los asnos atareados y los regimientos de Toyotas. Abre el mercado de khat, estas ramas anfetamínicas cuyas hojas mascadas estimulan las conversaciones cotidianas en las tertulias callejeras. Las mujeres esconden sus pelos afro árabes bajo los hijabs de colores, compran y cargan. Caminan y charlan. La vida burbujea en las calles de Mogadiscio, la capital somalí.
El Hotel Jazeera viste alfombra roja, hay blindados en la puerta y soldados en todos los rincones. Desde la ventana, en el cuarto piso, se ve la calle ajetreada, el hormigueo militar, el hormigueo civil y el mar. El Índico aletea al otro lado del cristal mientras el presidente del país, recién elegido, se prepara para dar su primer discurso ante las escasas cámaras (corre septiembre de 2012).
El atentado (Mogadiscio, Somalia, 12/09/12) from Parellada - Reporting Africa on Vimeo.
Tres suicidas de Al Shabab atentan contra el presidente de Somalia/ Vídeo montado con material gráfico y audio de G.Parellada
Y de repente tres jóvenes entran corriendo y se hacen estallar. Miedo. Unos se tiran al suelo, otros no pueden con la curiosidad y buscan si hay más suicidas o dónde están los francotiradores. El presidente ríe de forma nerviosa y, entre el tiroteo, sigue pronunciando palabras como “esperanza” o invoca conceptos como “ruta hacia la paz”. Los secos disparos y grueso sonido del cinturón de explosivos le entrecortan, pero sigue hablando. Otros, en el patio, mueren. Pero si los cadáveres no pasan de la decena (han caído siete hombres contando los tres kamikazes) el barullo popular dura menos de lo que tardan en llegar las ambulancias. Y antes que sean recogidos los cuerpos, los ciudadanos ya vuelven a hormiguear entre los comercios decorados. La vida se ha detenido para los que han recibido el impacto de la detonación, pero no paraliza a los que la han sobrevivido.
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