Por Karen Obling y Andreas Hansen (AddisRumble)
Este es el primer post en colaboración con el portal AddisRumble, fundado por ambos autores en Addis Ababa (Ethiopia) en diciembre de 2011, y ahora con base en Nairobi (Kenia). AddisRumble ofrece, bajo el subtítulo "Uncovering African Arts", una perspectiva diferente e interesantísima del continente. En su página se publicó originalmente en inglés.
La fotografía, en esencia, está relacionada siempre con el pasado y por lo tanto, con la historia. El tiempo ya pertenece al pasado y queda pues inscrito en él justo en el preciso instante en que el fotógrafo pulsa el disparador. La fotografía es una manera de congelar un momento específico en el tiempo. Es una forma de grabar una escena seleccionada por un hombre o una mujer detrás de una cámara. Una fotografía siempre es subjetiva y nunca debe ser considerada como un único testigo. Sin embargo, puede contribuir a contar historias y dar nuevos puntos de vista y perspectivas de la historia. Además, consigue mostrarnos mucho de la época en que fue hecha tanto en términos de contenido como de composición, estilo, estética, encuadre, etc. Porque, como dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras.
Los archivos
fotográficos son piezas fundamentales para conservar las imágenes del pasado y
contribuyen notablemente a conocer y comprender de forma coherente una época
concreta, un país, la cultura, la gente, etc. Desgraciadamente, pocas veces se
ha creado, conservado o desarrollado un archivo gráfico en África. Y no hay
otro lugar como el territorio africano en el que sea tan urgente como necesario
regalar a la historia edificios para archivos donde atesorar los recuerdos fotográficos
de un continente que ha padecido disturbios, guerras y enfrentamientos. Porque aquí,
en África, se necesita cada vez más la capacidad de las fotografías para añadir
matices a la historia oficial y ofrecer nuevas perspectivas e interpretaciones
de los acontecimientos.
Precisamente por eso, el principal objetivo que se propuso la fotógrafa holandesa Andrea Stultiens cuando se embarcó en 2011 en el proyecto History in Progress Uganda era añadir matices a la historia oficial de Uganda.
En pocas palabras, HIPUganda consiste en compartir pequeños pedazos de la historia de Uganda en fotografías para invitarnos de ese modo a conocer otros aspectos de los acontecimientos del pasado. Stultiens ha digitalizado fotografías antiguas de diferentes colecciones y las comparte con todo el mundo a través de Facebook y de una página web. Como las fotos son públicas, los ugandeses pueden participar haciendo comentarios y facilitando todo tipo de información sobre el contenido de las mismas, creando así nuevas crónicas y en consecuencia, colaborando con la historia.
Tal y como el nombre del proyecto
indica, se trata de intercambiar constantemente propuestas, experiencias de
vida y opiniones con el fin de añadir nuevos elementos a la historia del país,
es decir, al curso de la historia.
Andrea Stultiens, una mujer ambiciosa y muy trabajadora, no es solamente el nombre que figura detrás de HIPUganda. Además de fotógrafa, trabaja como comisaria de exposiciones y este mes de septiembre acaba de iniciar un doctorado sobre una pareja de fotógrafos ugandeses. Ha impartido clases, conferencias y cursos en talleres de Europa y África y es asimismo autora de varios libros. Le pido a Andrea que comparta con nosotros algunas reflexiones e ideas sobre HIPUganda y que nos hable del poder y la importancia de la fotografía para ayudar a construir la historia de Uganda. Estas son sus respuestas y una selección de fotografías obtenidas del archivo HIPUganda.
¿Qué te motivó para crear History in Progress Uganda?
Mi propia curiosidad y una ligera frustración por la dificultad que tenía para encontrar cierta información sobre la historia de Uganda. Eso me llevó a conocer a Kaddu Wasswa. Su nieto Arthur Kisitu me dijo que su abuelo tenía unas fotografías antiguas que tal vez me podían interesar. Mientras trabajaba en la biografía fotográfica de Kaddu Wasswa, el resultado de mi reunión con Kisitu fue que me encontré con más fotos que empecé en seguida a digitalizar. Yo tenía muy claro que a mí, que no soy ugandesa, esos archivos no me servían para nada almacenados en el disco duro de mi ordenador, porque además sabía que no los iba a mirar con atención. Así que pensé que era mejor compartir las fotografías, no solo para que un gran número de personas tuviera la oportunidad de verlas y pasar un rato agradable echándoles un vistazo, sino también para intentar recabar mucha más información de quienes las miraban.
¿Cuándo comenzaste este proyecto? ¿En qué consiste? ¿A qué clase de archivos o colecciones tienes acceso? ¿Cómo accedes a ellos?
Todo empezó en agosto de 2011. Estaba comentando mi idea con el artista ugandés Rumanzi Canon. Entonces decidimos empezar poniendo en Facebook las fotografías, abrir una página web y ver la posibilidad de organizar exposiciones con el material que disponíamos. A continuación elegimos un nombre. Y diseñamos un logotipo. Rápidamente pudimos comprobar la aceptación que tenía nuestra propuesta en Facebook. Continuamos con la página web pero se necesita mucho tiempo para mantenerla. Rumanzi trabajó conmigo durante un año pero después quiso montarse por su cuenta. Ahora tengo a varias personas trabajando conmigo que me aconsejan y me ayudan bastante. Hacen comentarios sobre las fotografías. Algunas veces me dan ideas sobre la forma de encontrar más colecciones. Intento que el mayor número posible de personas conozca el trabajo que estoy haciendo. Si alguien tiene fotografías que quiera compartir, las digitalizo y por supuesto entrego los archivos a sus propietarios. Tienen total libertad para decirme si les apetece compartir todas o solamente alguna. En caso de que las fotografías produzcan algún tipo de ingreso (es muy raro), el propietario interviene también en el reparto. Intento respetar el copyright tanto como me es posible. Y si el fotógrafo es conocido, siempre lo menciono. Pero creo que lo que verdaderamente funciona aquí es la confianza y lo que podríamos llamar “derechos colectivos sobre la historia”.
¿Qué acogida ha tenido History in Progress Uganda?
He recibido muchas respuestas de agradecimiento de personas entusiasmadas. Es verdad que también ha habido algunos que me han dicho que las fotografías les parecen un tanto aburridas o que es muy raro que una persona que no es ugandesa haya puesto en marcha un proyecto como HIPUganda. Pero bueno, en realidad, alguien tenía que hacerlo. Además, yo no obligo a nadie a que nos siga.
Me parece que History in Progress Uganda incluye tanto fotografías de personajes públicos conocidos como álbumes familiares privados. ¿Qué características tienen las fotografías privadas que no tengan las públicas?
Las colecciones de fotografías privadas pueden proporcionarnos una forma diferente de percibir la historia. Sin embargo, son los extranjeros los que en gran medida han escrito la historia de Uganda. Pero por ejemplo, en la mayoría de las fotografías de la colección de Jerry Bagonza, cuyo padre era el único fotógrafo de Ankole (en la zona occidental de Uganda), junto con las de un asiático que era propietario de un estudio en Mbarara, casi todas las personas que aparecen son desconocidas. En cierto modo, una buena manera de saber si las fotografías han sido hechas por un nativo, por alguien que sabía donde se encontraba y a quién quería fotografiar es observando a los que salen en esas fotos. Es difícil darse cuenta, pero también lo es detectar el error.
Desde que empezaste este proyecto, ¿cuál ha sido la fotografía o la historia que te ha parecido más interesante?
No hay solo una que me haya parecido más interesante que otras. Hay muchísimas. Casi tantas como las razones por las que me han sorprendido o entusiasmado. Algunas veces me ha llamado la atención la belleza de una imagen. Otras, la historia que se esconde detrás de una fotografía. Y en ocasiones mi interés se ha centrado en la relación con la propia historia de este país. Pero podría poner algunos ejemplos: el archivo de Kaddu Wasswa –llamado así por el hombre que ha documentado su vida, que no es fotógrafo-, conserva unas fotografías maravillosas de los años sesenta. Lo más interesante de esas fotografías es que el propio Kaddu continuó utilizándolas en su proyecto de contar su propia historia (ver la fotografía de la izquierda). El periódico ugandés Voice of Uganda publicó unas fotografías de los últimos años del “reinado” de Amin Dadá que mostraban un país lleno de diversión y a un presidente con muy buenas relaciones internacionales, unas imágenes que no tenían en absoluto nada que ver con la manera en que el mundo veía a Uganda en aquella época. Deo Kyakulagira (1940-2000), realizó un conjunto sorprendente de autorretratos en los distintos laboratorios fotográficos en los que trabajó en 1970. La afición favorita de Elly Rwakoma (1938-) era fotografiar a mujeres y niños, que son los que aparecen en estas fotografías. Y Musa Katuramu hizo unas fotografías que se caracterizan por su sorprendente simplicidad y belleza. En el Archivo Nacional se encuentran algunas fotografías que al primer vistazo parecen representar una extraña sesión fotográfica de moda, pero después resultaron ser las imágenes de los primeros secuestradores de un avión africano.
Las
fotografías que muestran disturbios, guerra y represión, ¿se perciben en Uganda
como temas sensibles?
No estoy segura. Como ya he dicho, yo no soy ugandesa. Pero no creo que los ugandeses compartan sus sentimientos con mucha facilidad, así que es muy probable que a veces no me haya dado cuenta. Intento aprovechar esa inocencia no solo como un reto profesional, sino también en mi beneficio personal. Ello me permite tener una mayor amplitud de miras, algo muy importante para lo que hago.
Las fotografías cuentan historias de épocas pasadas pero casi nunca son el único testigo. Aunque con mucha frecuencia comprendemos los hechos, las circunstancias y la realidad de lo que sucede en el mundo gracias a ellas, a menudo desconocemos –me imagino que en el caso de HIPUganda es especialmente así-, quién las hizo, las razones que motivaron a un fotógrafo o fotógrafa y además sabemos poco de lo que ocurre a su alrededor. A pesar de su carácter subjetivo, las fotografías son frecuentemente consideradas como los representantes directos de la realidad, lo que les proporciona el poder de comunicar. ¿Cómo interpretas el “poder de una fotografía” para contar historias que pueden ser o no un reflejo de la realidad? Especialmente en un país donde no ha prevalecido la defensa de la prensa libre y de la historia y no se han conservado para el futuro las colecciones fotográficas.
Las fotografías tienen un claro significado. Esa es su gran ventaja, pero puede ser a la vez un auténtico inconveniente. Las fotografías, por sí mismas, no cuentan una historia pero sí pueden desencadenar una historia. Y cada historia tiene su valor, sobre todo si se tiene en cuenta el contexto en el que se han hecho. Las fotografías que se publicaron en Voice of Uganda en 1977 mostraban un país orgulloso de serlo, y a un presidente aún más orgulloso que tenía muy buenas relaciones con el resto del mundo. No mostraban un estado excluido del ámbito internacional, que es como debió de ser visto Uganda desde el exterior. Esa es la importancia que tienen las fotografías. Ahora podemos verlas dentro del contexto histórico y sin la responsabilidad de un trabajo periodístico hecho bajo (mucha) presión, que es lo que debieron sentir los fotógrafos de ese periódico en aquel momento.
¿Crees que
las imágenes que tienes de Uganda gracias a HIPUganda se contradicen con las imágenes
que predominan del país? Teniendo en cuenta las imágenes que has visto, ¿qué
fotografía de las que predominan del país destacarías?
Las imágenes que predominan del país no se contradicen con las que he conseguido a través de HIP. Sin embargo, creo que, como ya he dicho antes, HIP añade matices a estas. Porque no solo hay fotografías que muestran a líderes (políticos) o tienen un enfoque etnográfico, sino que hay muchas más de la vida cotidiana y las costumbres de Uganda en general.
Por último, ¿cuáles son los próximos objetivos de HIPUganda? En tu opinión, ¿cuál sería el papel ideal que debería cumplir un archivo fotográfico de este tipo?
Una de las mayores ambiciones de HIP, que yo sola no podré conseguir, es hacer una base de datos (lo ideal es que fuera online) donde se pudiera consultar la colección de fotografías digitales de HIPUganda. Pero para ello se necesita algún tipo de financiación y determinados conocimientos. La primera vez que esto se hizo fue precisamente para digitalizar la colección de fotografías de la Fundación Ham Mukasa en Mukono, por medio de una beca que concedió el Fondo de Conservación de Archivos de la Biblioteca Británica. Es algo en lo que actualmente estoy trabajando. Lo siguiente que ya he empezado a hacer en septiembre es un doctorado que se centra en el trabajo que realiza una pareja de fotógrafos ugandeses. Trabajaré conjuntamente con sus familias y en el caso de Elly Rwakoma, con el propio fotógrafo. Y con respecto a HIPUganda, de lo único que estoy segura es que no tiene fecha de caducidad. Tal y como su nombre sugiere, continuará adelante.
Traducción de Virginia Solans
Hay 1 Comentarios
Qué bien se plasma la realidad de la gente a través de las imágenes. Un buen fotógrafo siempre le saca toda la expresión y muestra con sus fotos la cultura, el lugar, los sentimientos... eso sólo lo hacen los buenos fotógrafos.
http://interesproductivo.blogspot.com.es/
Publicado por: Interés | 10/10/2013 13:21:14