La poblción de Kordofán del Sur huye de los bombardeos del ejército sudanés. Foto UNHCR.
Desde principios de año, el gobierno de Sudán ha amentado su ofensiva militar en Kordofán del Sur. En abril, también se incrementaron los bombardeos aéreos, los cuales han producido enormes daños en vidas humanas y han forzado a miles de personas a desplazarse y refugiarse, principalmente en cuevas en las montañas. A finales de junio, llegaban noticias de fuertes combates entre el ejército sudanés y los rebeldes del Sudan People’s Liberation Movement-North (SPLM-N) a unos 45 kilómetros de la capital, Kaduqli. En los últimos meses, los ataques se han centrado sobre todo en la infraestructura, incluyendo cultivos, almacenes de grano, centros de salud y pozos, haciendo así más difícil la vida de los habitantes de la región.
Desde hace tres años, rebeldes de las minoría étnica de la zona, los nubas, luchan contra el ejército de Jartum en una guerra que, según las Naciones Unidas, afecta a más de un millón de personas (se calcula que la región tiene una población de 1.200.000 habitantes). Detrás del conflicto están las alegaciones de los grupos nubas de negligencia y discriminación por parte del gobierno árabe de Sudán.
El pasado mes de mayo, en una visita al Instituto Nacional de Formación de Recursos Humanos Sanitarios (INFRH) de Maridi, en Sudán del Sur, coincidí con Umbila Itman Majiri, que estudiaba allí para ser encargado clínico con una beca de una ONG. Me contó que es natural de una aldea llamada Gidel, en los Montes Nubas, en Kordofán del Sur. Su familia vive de la agricultura y la ganadería. Decía que la escuela donde estudió, hasta un par de años antes, estaba rodeada de hoyos que podrían dar la impresión de ser tumbas. Sin embargo, eran refugios en los que profesores y alumnos se escondían cuando la aviación sudanesa bombardeaba la zona. Comentaba que toda su infancia y juventud ha vivido pendiente del cielo o del horizonte, por donde llegaban los soldados del norte. Cuando se daba la alarma, si estaba en casa o en los campos tenía que darse prisa en reagrupar el ganado familiar y correr a refugiarse en las cuevas de la montaña y si estaba en la escuela correr hacia las trincheras del patio hasta que la amenaza pasase.
El día anterior a nuestro encuentro, había podido hablar con su familia en los Montes Nuba y le comentaron que estaban refugiados en las cuevas de la montaña porque se habían intensificado los bombardeos.
Durante años, el SPLM-N luchó junto al SPLM en las guerras de independencia contra el gobierno de Jartum que terminaron con los acuerdos de paz de 2005. Según estos, los residentes de Kordofán del Sur participarían en una consulta popular para determinar el futuro del estado. El plebiscito tenía que celebrarse al mismo tiempo que el referéndum de independencia de Sudán del Sur, en enero de 2011. Sin embargo, el gobernador del estado, Ahmed Haroun, suspendió el proceso. Como consecuencia de esta decisión, el SPLM-N retomó las armas y la violencia se generalizó en la zona. Haroun, junto con el presidente sudanés, Omar Al-Bashir, está acusado por la Corte Penal Internacional de crímenes de guerra y contra la humanidad, cometidos en Darfur.
Tras la independencia de Sudán del Sur, Kordofán del Sur concentra casi el total de la producción petrolífera de Sudán, por lo que se entiende que Jartum no quiera que se independice.
El conflicto de Kordofán del Sur no deja de ser uno más de los muchos olvidados de los que nunca hablamos. Enough Project, una NGO con sede en Washington DC, Estados Unidos, es de los pocos organismos que se ocupa de estas guerras. Su mandato es terminar con los genocidios y los crímenes contra la humanidad. Una de sus iniciativas es el Satellite Sentinel Project, diseñado por John Prendergast, uno de los cofundadores de la organización, y el actor George Cloony, para verificar, vía satélite, las violaciones de derechos humanos en las zonas en conflicto con el gobierno de Jartum.
Investigadores de Enough Project han accedido a áreas controladas por el SPLM-N y a finales de noviembre han publicado un informe titulado Life Under Siege, donde se describen las necesidades humanitarias de los habitantes de la zona.
En él se resalta que el 30 % de la población está desplazada, que las mujeres y niñas, como en todos los conflictos, tienen un alto riesgo de sufrir violencia sexual, que la mayoría de las personas, tanto desplazadas como no, tienen problemas para alimentarse y como resultado se reducen las raciones de comida y la frecuencia de estas y se espera que en los próximos meses se declare una hambruna en la zona. El informe también indica que hay un alto número de menores malnutridos, que a los niños y niñas les es prácticamente imposible acudir a las escuelas y que varias enfermedades se están extendiendo por la región.
La organización Enough Project termina su informe pidiendo que la comunidad internacional se implique más en la situación de Kordofán del Sur, tanto desde el punto de vista humanitario para socorrer a la población y dar respuesta a las necesidades más urgentes de esta, como para encontrar soluciones que pongan fin al conflicto. Además, afirma que habría que entrar en las zonas controladas por el ejército de Sudán para poder conocer, también allí, la situación en la que se encuentran los civiles. Pero, hasta ahora, parece que la petición no está recibiendo respuesta.
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