Por Analía Iglesias
Cada cultura estiliza de manera diferente sus creencias. Respetar lo que tiene de sagrado la fe de nuestro vecino es empezar a usar el idioma común del respeto. Hablamos con un experto en arte árabo-musulmán sobre lo icónico y lo abstracto en su Historia.
A quienes crecimos viendo a ese Dios de barba larga, posado en sacras nubes, el dedo en alto, entre aquellos infantiles dibujos desproporcionados de los catecismos, nos cuesta entender la mirada de un otro que interpreta como blasfema la representación del ser supremo o sus enviados. Con tantas estampitas de comunión que hemos recibido y al cabo de tantas horas de misa entre figuras de mármol, y las tardes de Semana Santa frente a la tele con viejas películas de Hollywood inspiradas en la Biblia, nada le parece más inocente a un católico que un dibujo de Cristo, un muñeco para el viviente pesebre de Belén de la fiesta escolar o un rey mago pintado con corcho quemado.
También el arte en palabras mayores entrenó nuestros bautizados ojos para asimilar las representaciones religiosas. La plástica que evolucionó hasta los altares de la belleza indiscutida, con Cristos, vírgenes y santos en los pinceles de los artistas renacentistas, ha modelado nuestra cultura y nuestra sensibilidad, incluso la de laicos y apóstatas.
Nos cuesta prestar atención cuando otro nos avisa de las condiciones de representación de su fe, tanto como nos cuesta tomarnos en serio al vegano por motivos éticos (Morrisey, ex cantante de los Smiths, podría dar seminarios sobre sus iracundias en torno al tema), comprender la austeridad luterana sin casi vírgenes, la espera judía del mesías o dejar de pensar que Buda es un equivalente a un dios salvador.
Mohamed Ben Allal (Marrakech, 1928-1995). 'Gouache' sobre papel. Collection Fondation ONA. Obra expuesta en el Museo Mohammed VI de Arte Moderno y Contemporáneo de Rabat, Marruecos.
Hay religión para ateos (como se llama el libro del francés Alain de Botton), a la que algunos llamarán ética. Hay maneras laicas de religarse con la naturaleza y los demás, y otros llamarán a eso espiritualidad. Y hay arte, en el que nosotros y el otro solemos coincidir que es libertad por excelencia (después vendrán todos los adjetivos derivados de la responsabilidad, el contexto, la sensibilidad, etcétera).
Todo es cultura.
"Puesto que la naturaleza de quien saluda con una inclinación y de aquel que es saludado está vacía, la comunicación entre nosotros es perfecta". Esta es una fórmula, basada en la no-dualidad entre maestro y discípulo, que se repite antes de las ceremonias religiosas budistas en Vietnam. Nadie existe separado del otro. O el vacío es un buen lugar desde el que partir.
Los primeros días post-CharlieHebdo resultaron muy desconcertantes, por varios motivos y uno de ellos fue la polémica que se reavivó por la portada del número posterior al atentado: de nuevo el profeta Mahoma dibujado, de turbante blanco, compungido, perdonando todo.
A occidental simple vista, esta parecía una imagen conciliadora y, sin embargo, rápidamente, la otra mirada nos ponía en alerta sobre la renovada provocación de la representación de un ser sagrado para los practicantes de un culto que no es icónico. Y aunque algunos medios nos cuenten que hubo un pensador persa llamado Al-tirmidhi que hace algo más de mil años escribió un libro con ilustraciones sobre el Profeta y manuscritos del siglo XVI con su figura en contextos hagiográficos, en este momento de la Historia, hay acuerdo en su no representación.
"La Historia del arte árabo-musulmán no puede ser leída de manera lineal, ni estática. Hay fluctuaciones, periodos en los que la representación no estuvo presente y periodos en que sí", nos explica Abdelaziz Idrissi, arqueólogo y actual director del Museo Mohammed VI de Arte Moderno y Contemporáneo de Rabat (a la sazón, un museo que ha recibido 65 mil visitas en sus tres primeros meses de vida).
"En la cúpula de Rocher en Jerusalén, por ejemplo -que es considerada una de las construcciones más antiguas de comienzos del Islam-, los ocho muros de la cúpula presentan escenas, representaciones humanas y animales. O sea que la prohibición de la figuración es una interpretación que se ha hecho tardíamente. Hay movimientos que tienen su auge en una época y luego son eclipsados. Si hablamos de la cerámica, esta lleva tanto motivos florales y geométricos como representaciones de hombres y animales. El juicio que deviene de creer que la representación está prohibida permite meter todo en el mismo saco", advierte el ex conservador de la casbah de Tánger.
"En el arte musulmán no hay un concepto global de arte –agrega el experto–. Hay muchas maneras de expresión. Incluso, dentro de la abstracción hay tres ejes: los motivos geométricos, los florales y la caligrafía. Si uno intenta ver esos motivos en su contexto cultural, hay países que han desarrollado más el arte floral, como Siria y Persia; hay otras regiones que han desarrollado más la abstracción geométrica: el occidente musulmán (Marruecos, Andalucía, Argelia) y, en este caso, los motivos no están considerados como motivos decorativos, son formas estilizadas que tienen significación. La caligrafía ha acompañado a las dos expresiones".
Intentar relativizar la propia mirada o empatizar con el lugar y las circunstancias del otro nos permiten advertir que en el mundo árabo-musulmán lo rupturista no fue la abstracción. La abstracción aquí estuvo presente desde siempre, incluso conviviendo con expresiones tan peculiares como las de los frescos del castillo de Qasr Amra, en Jordania, construido por un califa omeya en el siglo VIII, y que constituye una de las muestras paradigmáticas del temprano arte arquitectónico islámico. En los frescos que son patrimonio de la Unesco se representan escenas cotidianas de caza y pesca, así como desnudos femeninos o constelaciones.
Detalle de uno de los frescos del castillo de Qsar Amra, en Jordania.
"Yo no veo una prohibición", argumenta Idrissi: "yo veo más que todo una elección hacia un arte ligado a la función, a la función del espacio: un arte ligado a la significación del espacio. En un espacio religioso, uno va a encontrar temas religiosos presentes en la ornamentación. Pero en una escuela, una medersa, de los siglos XIII, XIV o XV, nos encontraremos la poesía dominando el espacio a través de la caligrafía. En tanto que un motivo geométrico octogonal está presente en los espacios con cúpulas. Estas cúpulas señalan las salas del trono en los palacios. El arte está presente a través de ocho columnas".
Además de las diferentes interpretaciones según las épocas, hay manifestaciones diferentes dependiendo de la situación geográfica, como explica el especialista: "Si comparamos lo que ha sucedido en el Occidente musulmán en relación a lo sucedido en el Oriente uno se encuentra con que el Oriente se han desarrollado los motivos de arte menor y no ha habido prohibiciones de dibujar figuras humanas o animales. Lo segundo: es cierto que entre nosotros, en el Magreb y Andalucía, hay una tendencia a estilizar y a geometrizar. Y esto, porque hubo un gran desarrollo en Matemáticas, Álgebra y Geometría… También heredamos el arte griego, romano y persa. Todo eso se ha conjugado y ha sido traducido por árabes, musulmanes y judíos, transmitido por Al Andalus y por Sicilia , en Occidente".
'L'adieu Marrakech' (1979) de Abbés Saladi (Marakech, 1950-1992). Técnica mixta sobre papel. Colección Bank a Maghrib. Obra expuesta en el Museo Mohammed VI de Arte Moderno y Contemporáneo de Rabat, Marruecos.
¿Cuántas cosas le deben los artistas de todo e mundo al arte figurativo religioso cristiano, al Cristo de Velázquez o a las polémicas rupturas contemporáneas como las de León Ferrari y su Cristo crucificado sobre un avión de guerra?, le preguntamos al conservador. "El arte es el resultado de la evolución de diferentes estéticas y medios (no ha desaparecido el óleo por el videoarte ni lo hará). Hay acumulación y bifurcaciones. Hay lugar para todo en el arte. Desde mi punto de vista, la abstracción es un estado evolutivo del hombre cuando llega a superar la esquematización y el concepto visual. En esta vuelta a la abstracción contemporánea, se trabaja sobre las líneas, formas y símbolos, la integración de materiales y objetos, se trabaja en un color. En nuestra geografía es una voluntad de superar el neo-orientalismo".
Si en el arte cabe todo, el contexto explica que hay pocos absolutos en la cultura y, entre ellos, lo no-negociable, lo sagrado, que citaba Bauman. Cuando una manifestación artística enciende otras susceptibilidades, siempre es bueno interpelar la propia mirada y probar de sentir desde el lugar del otro, partiendo del principio de que "nada puede justificar el asesinato de alguien en el mundo”, según el conservador. "Uno puede elegir ir o no ir a una exposición, es cierto. También hay muchas cosas que se unen (cuando una obra ofende a alguien): a la vez, un sentimiento de dominante y dominado. Hay artistas locales del mundo árabo-magrebí que se expresan de la misma manera que algunos artistas europeos y su propia comunidad los acepta, y lo digo desde fuera del terreno político, del que no soy un especialista", sostiene Idrissi.
Sin duda, habrá que indagar, además, sobre el colonialismo y las trazas que deja, también en el terreno de las polémicas artísticas y mediáticas. Cuando no hay equidad en el uso de la palabra y de las libertades se crean tensiones. "Hay que aplicar el mismo principio para todo el mundo. Hay que hablar el mismo idioma, el idioma del respeto", concluye el museólogo.
Hay 1 Comentarios
Pues a mi siempre me han dicho que los árabes en el arte no representaban formas humanas ni animales, y yo me lo había creido, ahora veo que no es asi ¡ curioso el artículo!!!
Publicado por: nina | 21/01/2015 16:36:44