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Lola Huete Machado

Niños y niñas soldados en la República Centroafricana

Por: | 20 de enero de 2015

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Foto Onmedia

Según informa UNICEF, más de 2,5 millones de niños y niñas están sufriendo, de forma directa, las consecuencias del conflicto de la República Centroafricana (RCA). La gran mayoría de ellos no tienen acceso a los servicios básicos como agua y saneamiento, salud, nutrición y educación. Cerca de medio millón de menores han sido forzados a abandonar sus hogares y a convertirse en desplazados dentro y fuera de su país, especialmente en Chad y Camerún.

Además, unos 10.000 niños y niñas están siendo utilizados como menores soldados por ambos bandos del conflicto. Esto, como afirma la ONG Save the Children en su informe Caught in combat,  supone un aumento espectacular en el número de casos, ya que al inicio del mismo se estimaba que estos eran unos 2.500.

Este conflicto acaba de cumplir dos años ya que se remonta a diciembre de 2012, cuando una coalición de grupos armados, Seleka, que había luchado contra el ejército nacional en la guerra civil de 2004 por el control del país, se levantó contra el gobierno central, acusando al presidente del país, François Boizizé, de no haber cumplido los términos de los acuerdos de paz de 2007: liberación de todos los presos políticos y el pago a los rebeldes que abandonaran las armas.

A pesar de varios intentos de diálogo, los rebeldes dieron un golpe de estado el 24 de marzo de 2013, siendo proclamado presidente uno de los líderes de la coalición, Michael Djotodia. Ante el boicot de la Unión Africana y su incapacidad para poner fin a la violencia desatada en el país, Djotodia dimitió el 10 de enero de 2014. Entonces Catherine Samba-Panza, antigua alcaldesa de la capital, Bangi, fue elegida presidenta interina como una figura de consenso entre las distintas fracciones en disputa.

Los Seleka agrupan a la Unión de Fuerzas Democráticas por la Unidad, la Unión de Fuerzas Republicanas y la Convención de Patriotas para la Justicia y la Paz, junto a combatientes mercenarios de Sudán, Níger y Chad. En su mayoría son de religión musulmana y de grupos étnicos que viven principalmente de la ganadería. En un primer momento sus ataques se centraron en los barrios cristianos de Bangi. De ahí que se formaran los grupos antibalaka (antimachete), integrados por miembros de etnias principalmente agrícolas y de religión cristiana (mayoritaria en el país) y tradicional africana, que se vengaban atacando a grupos principalmente musulmanes.

Sin embargo, no se puede reducir el conflicto de la RCA a un problema religioso entre cristianos y musulmanes como tanto le gusta hacer a los medios de comunicación occidentales. Así lo ha puesto de manifiesto, en varias ocasiones, José Carlos Rodríguez Soto, una persona que conoce muy bien el país, en su blog En clave de África. La violencia en la RCA tiene raíces mucho más profundas que poco tienen que ver con la religión.

Durante generaciones, incluso antes de que los europeos llegasen al continente y fijaran las fronteras, los grupos ganaderos se han enfrentado a los agrícolas, especialmente durante los periodos de trashumancia. Los primeros bajan desde el norte, Chad principalmente, con sus ganados alrededor de diciembre o enero buscando los pastos del sur y vuelven a subir a sus lugares de origen al comienzo de la estación de las lluvias, finales de mayo o junio.

El paso del ganado siempre ha provocado destrucción de cosechas y ha llevado a los habitantes de las zonas por donde este pasaba a armarse y defenderse para lidiar los casos extremos. Sin embargo, mecanismos tradicionales de arbitraje, respetados por los dos grupos, solían ser los que dilucidasen las disputas.

Sin embargo, el abandono por parte de los jóvenes de las formas de vida tradicional, el descubrimiento del oro y otros minerales que hace que estos corran hacia las minas en busca de una riqueza rápida, el enrolamiento de muchos pastores jóvenes en los diversos grupos armados… han causado el derrumbamiento de las instituciones tradicionales y el recrudecimiento de la violencia entre dos estilos de vida opuestos una vez roto el frágil equilibrio que existía entre ellos.

Al cumplirse dos años del comienzo del actual conflicto, la organización International Crisis Group denuncia que mientras la comunidad internacional, las fuerzas de paz y el gobierno transicional se centran en mantener la paz en la capital, la mayoría de las zonas rurales del país, en especial en el oeste y el centro, están viviendo graves explosiones de violencia.

En las últimas semanas de 2014 se han recibido noticias de enfrentamientos entre los dos grupos en diversas áreas del país, e incluso de estos con las fuerzas de la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Centroafricana (MINUSCA). Posiblemente, en la actualidad son los componentes de los grupos ganaderos los que más peligro corran al estar aislados en diversos enclaves del interior del país, una vez que el gobierno y la MINUSCA detuvieran su éxodo hacia Chad y Camerún. Algunos de estas localizaciones han sido atacados por los antibalaka en las últimas semanas.

Toda esta violencia corre riesgo de recrudecerse en los próximos días al encontrarnos al inicio del periodo de la trashumancia, lo que pondrá mucha más presión sobre este conflicto olvidado por todos y que sigue en activo gracias a las grandes ventajas económicas que está proporcionando a muchos y, que a su vez, financian el conflicto: el robo de ganado y su tráfico hacia Chad y Camerún, al igual que el contrabando de diamantes, oro y marfil. Acciones contra las que la MINUSCA, a pesar de la petición de las ONG y organizaciones internacionales, no está poniendo medios para terminar con ellas.

En este tipo de conflictos, lo niños y niñas tienden a unirse a los combatientes de lo que podría parecer una forma voluntaria, pero que en el fondo nunca lo es. La presión familiar o de los amigos obliga a muchos menores a unirse a los grupos que defienden la tribu o el clan. Otros lo harán para vengar la muerte de familiares o como única salida para sobrevivir una vez que el resto de su familia ha sido asesinada. Es por esto por lo que tanto ha aumentado el número de niños y niñas soldados en el país

La realidad es que, como en todos los conflictos también en la República Centroafricana, se están utilizando decenas de niños y niñas como soldados y para fines sexuales ante la apatía de la comunidad internacional.

Hay 2 Comentarios

No son niños, ya son adultos o adultos-niños, si se prefiere para que no suene tan duro; la propia dureza de la vida hace que en estas sociedades apenas afloren los buenos sentimientos ,todo a su alrededor es hostil, desde que se levantan hasta que se acuestan, la lucha diaria que los mantiene en una tensión continua para lograr sobrevivir y no miran si son niños, ellos son lo que les van a quitar algo de trabajo o suministrarles algo de dinero, para ellos la infancia sólo es una transición corta para lo que va a ser de largo la vida, son los débiles, los que los sustentan.

Niños y niñas soldado, a los que en lugar de cuadernos y libros les entregan un fusil y les dicen que han de matar a quienes tengan delante, o morir.
Como pasa en la selva entre los animales corrientes y comunes, un retroceso en la civilización en toda regla que nos retrae a las épocas de las cavernas.
Como faltan adultos, convertimos a los niños en soldado a las órdenes de cualquier poder local.
O al servicio de cualquier facción que defienda unos poderes transitorios.
Lo peor de todo para estas criaturas sin posibilidad de escape es que lo tienen claro, porque lo ven cada día a su alrededor, por la negra suerte que les ha tocado vivir en este mundo.
Que es su destino el matar a sus semejantes o morir en el intento, porque no tienen sitio a donde escapar de la atrocidad de ser criaturas en semejante infierno.
Con organismos internacionales gobernando el mundo, para más inri.

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Sobre los autores

Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.

Chema Caballero Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.

José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.

Ángeles JuradoÁngeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.

Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.

Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...

Beatriz Leal Riesco Beatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

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