"Salvo por el nombre geográfico, África no existe", decía Ryszard Kapucinski. Y sí, desde Europa, acostumbramos a simplificar su realidad hasta hacerla una y pobre, catastrófica y dependiente. Pero África es un continente: 55 países, mil millones de personas, multiplicidad de mundos, etnias, voces, culturas... África heterogénea y rica contada desde allí y desde aquí. Un blog coral creado y coordinado por Lola Huete Machado.
Los ojos de José Dámaso Trujillo se abrieron al mundo en Agaete, un pueblito pescador y amable del noroeste de Gran Canaria, el 9 de diciembre de 1933.
Agaete es, cuando menos, un sitio peculiar. Arrumbado en una costa pedregosa, se tuesta al sol junto al Dedo de Dios, un roque con forma de anular artrítico, amputado desde que pasara sobre él la tormenta tropical Delta en noviembre de 2005. En Agaete se encuentran los únicos cafetales de toda Europa, una rareza a medio camino entre sus parientes africanos y americanos. En agosto, los vecinos del municipio descienden desde el valle, cargados con cañas y ramas, para derramarse por el pueblo y el puerto bailando y agitar las aguas atlánticas con una marea de hojas verdes. Piden lluvias a los dioses aborígenes y realizan movimientos de baile que captaron la atención de José Dámaso Trujillo cuando era niño y que, al devenir un joven artista prometedor y curioso, rebautizado como Pepe Dámaso, pudo conectar con bailes que observó en Senegal a mediados de los 60.
Hoy hemos conseguido una mezcla muy curiosa en esta sección. De los cinco temas seleccionados, los dos primeros proceden de Mali y Senegal, tienen mucha influencia tradicional y están interpretados por músicos que llevan mucho tiempo sobre el escenario, han creado escuela y ejercen una gran influencia sobre otros. Los tres últimos pertenecen a artistas más recientes pero que han cosechado un gran éxito en muy poco tiempo, de hecho son de las voces más escuchadas y codiciadas en el continente en la actualidad y no solo en sus países de origen: Uganda, Nigeria o Ghana. Los tres acaban de sacar nuevos temas que ya están siendo números uno en muchos de los países de África. Contraponemos dos generaciones y diversos estilos con lo que esperamos que cada uno encontrará algo de su agrado.
Les Ambassadeurs, quizás una de las orquestas más importantes de Malí y por la que han pasado algunos de los más grandes músicos del país, entre ellos Salif Keita, han vuelto a reunirse para grabar, junto a este, un álbum que estará a la venta dentro de pocos días. El LP se titula Rebirth, renacimiento, y tiene como objeto recaudar fondos para la fundación del cantante, la cual cuida de niños y niñas albinos. De hecho, el vídeo del tema presentación, Mali Denou, es un homenaje a estos jóvenes y a las personas que se ocupan de ellos. También cuenta con la colaboración de Natenin Keita, hija del artista, campeona de atletismo y albina como su padre. El tema elegido ya fue interpretado por Les Ambassdeurs y más tarde Amadou y Miriam también hicieron una versión de él, pero nosotros escuchamos la última.
Cantan y bailan, invocan a Dios y a los hombres. Llevan el pan a sus casas, crían a sus hijos lejos de sus noches y también se lo pasan bien. Las shikkat marroquíes expresan en música y fiestas populares sus placeres, alegrías y penas; esto es, ellas se expresan y gozan en el espacio público.
Fotograma del filme 'Orchestre des auvegles' ("Orquesta de ciegos") de Mohammed Mouftakir.
Así, un placer tan femenino y misterioso se hace hueco en un sitio tradicionalmente reservado a los hombres y a sus decires, gozos y pareceres. Un placer que es también problema en algunas sociedades que reservan a las mujeres el papel del recato y la discreción puertas afuera de sus casas, sin importar el poder doméstico que ostenten.
Poderosa pero no tan libre como podría de verdad ser, la shikha sale a la calle y se convierte en un personaje asumido y resistido a la vez. Es, en el mundo magrebí, alguien que anima nuestras fiestas pero mejor que no esté muy cerca de nuestra familia. Es ella la que sostiene la tradicional ‘Aita’ (poesía cantada marroquí). Es ella la adulada y marginalizada al mismo tiempo, en razón de su libertad o, lo que es peor, de la exhibición de su libertad para comportarse en el bendito espacio público.
Fragmentos del filme documental 'Blues des shikhats' de Ali Essafi.
Una shikha canta bien fuerte y baila con hombres que no son sus parientes. Y, a veces, alguna acepta un billete en la cadera. Son profesionales en el mundo de la música y suelen alimentar a muchas bocas a su alrededor. "Nuestra vida se parece a una vela que arde y se sacrifica para que los demás vean", dice la veterana Aïcha en el documental de Ali Essafi, Blues des shikhats (2004).
Autor invitado: José Luis Márquez, Gerente de Casa África
Antonio Lozano (Tánger, 1956) es uno de los mayores expertos españoles en literatura africana. Sus propias obras, que tocan géneros diversos, como la novela negra, la historia contemporánea novelada o la tragedia social, están todas, con muy pocas excepciones, impregnadas de África o directamente se centran en personajes y territorios africanos. Él personalmente ha viajado en repetidas ocasiones por esos territorios. Varias de sus obras han sido reconocidas con premios nacionales e internacionales, y algunas de ellas han sido traducidas a otros idiomas.
La labor de Antonio Lozano, desde su base en Agüimes, Gran Canaria, donde vive desde hace casi treinta años, como fundador y Director que fue del Festival del Sur-Encuentro Teatral Tres Continentes y del Festival Internacional de Narración Oral «Cuenta con Agüimes», o como asesor principal de literatura africana de Casa África, junto con su activismo político y social, completa el perfil de un escritor, de una persona, excepcional que ha afinado sus instintos en clave africana para ofrecernos una obra variada, solidaria y fecunda.
Antonio Lozano, en Casa África, con el club de periodismo de su instituto / Foto: Joan Tusell
La última obra publicada de Antonio, Un largo sueño en Tánger, ha supuesto una pequeña sorpresa para aquellos que conocen bien su obra y se han acostumbrado a un estilo en el que ha prevalecido la descripción sencilla y objetiva de situaciones y la conjunción de diversos elementos sociales y de la vida cotidiana, elementos sin estridencias con los que ha conseguido construir el universo concreto, a veces muy complejo, de cada una de sus novelas. El drama que nos ha hecho vivir en cada obra no estaba necesariamente derivado del alarde literario o de la elaborada originalidad de las situaciones. Los dramas en torno a los que giran sus novelas aparecen como circunstancias que están ahí por sí mismas y que, en la línea de aquellos cronistas gráficos de las guerras mundiales, Antonio fotografía con una narración analógica, en blanco y negro, como aquellas tremendas fotos de Robert Capa.
Un largo sueño en Tánger, sin embargo, introduce un enfoque original y arriesgado. El personaje principal de la novela, una mujer postrada en la UCI de un hospital de Tánger, casi desahuciada, sólo puede utilizar uno de los sentidos: el oído. Todas las conversaciones y confidencias de quienes la visitan son escuchadas atentamente por la mujer, pero nadie es consciente de que les puede oír. Y así, con esas aparentes limitaciones de la puesta en escena, Antonio Lozano nos introduce en su creación más emotiva y compacta. Una obra en la que, desde ese único sentido, el oído que todo lo ve y que todo lo narra, aparecen una profusión de personajes y se exponen de forma cruda gran parte de los temas que componen y explican el mosaico histórico y social de una ciudad como Tánger. A saber: el colonialismo, la historia reciente de Marruecos y de la presencia española en ese país, el Tánger internacional, el racismo, la mujer en la sociedad colonial, la democracia, el franquismo, el machismo, la homosexualidad, las relaciones familiares, la violencia de género, las relaciones ama/criada, junto con todo el espectro de las pasiones de la tragedia clásica: celos, odio, compasión, amor, ambición, envidia..
Se trata de una obra femenina, más femenina que feminista, que también lo es, donde el oído de la protagonista se convierte en voz, que se va fundiendo con el resto de voces de las otras mujeres que dan sentido y sostienen esta historia.
Esta reciente novela de Antonio Lozano es un complejo puzzle de elementos misceláneos, pero de todo ello surge una obra de voz solista, una obra apretada, sólida, edificante y, sobre todo, conmovedora. Una pequeña joya. Una canción. Leerla nos hace conocer mejor la condición humana, conocer mejor África, desde ese territorio tan especial que fue y que es Tánger, las claves de su travesía internacional y cosmopolita, contemporánea del franquismo. Pero, sobre todo, la lectura de Un largo sueño en Tánger nos hace ser mejores.
La habilidad de Antonio Lozano para conseguir una fórmula literaria tan redonda y bien trabada, a partir de elementos tan numerosos y variados, sólo es comparable con su capacidad como cocinero de darle el punto idóneo al cuscús, incluso cuando generosamente lo cocina para cien personas, algo de lo que algunos hemos tenido la suerte de ser testigos y beneficiarios.
Un largo sueño en Tánger de Antonio Lozano Edit. Almuzara, 2015, 176 páginas
Notas
Antonio Lozano fue el creador y ha sido el responsable del programa Letras Africanas, y del Club de Lectura de Casa África, así como asesor de publicaciones de literatura africana de esa institución.
Casa África es un Consorcio de Diplomacia Pública integrado por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, la AECID, el Gobierno de Canarias y el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, con sede en esta ciudad.
Si 2011 fue para Naciones Unidas el “Año Internacional del Afrodescendiente”, la Unesco ha declarado 2015 inicio del Decenio de los Afrodescendientes en el mundo, con la intención de mejorar las condiciones de vida de las numerosas poblaciones producto de la diáspora africana y reivindicar sus derechos. Hay mucho por hacer. “México, en el panorama latinoamericano, la tiene mucho más difícil que el resto de los países”, lamenta Tanya Duarte, activista por los derechos humanos de las mujeres y de los afrodescendientes, fundadora y coordinadora de la organización Afrodescendencia México.
Al leer la Historia de México (2010), una publicación de la Academia Mexicana de la Historia (con prólogo del entonces presidente Calderón), editada con motivo del Bicentenario del inicio de la guerra de independencia (o Insurgencia) y de los 100 años de la Revolución, es claro advertir el insignificante espacio destinado a los afrodescendientes mexicanos en sus páginas. Solo se los cita como parte del orden colonial y luego desaparece toda referencia a ese colectivo. Como explica Duarte, ellos no figuran en ningún libro de texto porque en el país se niega su existencia y nunca se los ha censado. Pero la coordinadora estima que deben ser unos 5 millones, aunque dispersos y repartidos entre los 120 millones de mexicanos. En casi su totalidad, el mexicano niega el ancestro afro y prioriza la explicación de grandeza de una nación a partir del mestizaje. “La mayoría de los afromexicanos no saben que lo son”, asegura la titular de Afrodescendencia México.
La “nación azteca” olvida que es un verdadero mosaico étnico de cuatro raíces: indígena, europea, africana y asiática.
Miles de personas, especialmente mujeres y niños, se refugian en la zona adyacente a la base de las fuerzas de paz de UNAMID en Um Baru, en el norte de Darfur. Foto Hamid Abdulsalam / UNAMID
El fin de semana del 13 y 14 de junio, de improviso, surgió la posibilidad de que se comenzara a hacer justicia a las víctimas del conflicto, ya olvidado, de Dafur. El presidente de Sudán, Omar al-Bashir, asistía en Sudáfrica a la cumbre de la Unión Africana (UA) cuando el Tribunal Supremo sudafricano le prohibió salir del país mientras decidía sobre su posible detención a petición de la Corte Penal Internacional (CPI). Sin embargo, el líder sudanés partía el 14 por la noche desde un aeropuerto militar cercano a Johannesburgo en su propio avión hacia Jartum, burlando, una vez más, a la justicia internacional que le acusa de crímenes contra la humanidad y genocidio.
Con el paso del tiempo ha decaído la atención mediática sobre conflicto de Darfur, tanto que ya no se habla casi nada de él, como si se hubiera terminado. Nada más lejos de la realidad.
Salif Bambara y Salif Diop son dos jóvenes senegaleses que sueñan con una vida mejor de la que han tenido hasta el momento. El trabajo en el bar de Fatú no les otorga esta oportunidad y por eso deciden embarcarse en un cayuco rumbo a las Canarias.
Esta historia nos la cuenta el escritor y periodista Johari Gautier Carmona (Paris, Francia, 1979) en su libro Del sueño y sus pesadillas. En él se cuenta todo el proceso que lleva a los muchachos, y a muchos de sus compañeros, a embarcarse. El negocio que la migración representa para algunos senegaleses y la angustia y el sufrimiento de los que realizan la travesía en cayuco.
Para adentrarnos más en la obra hablamos con su autor
Resulta muy fácil hablar de la inmigración desde el punto de vista del observador y más aún si este vive en el mundo occidental. Es frecuente escuchar afirmaciones categóricas que nadie se atreve a replicar, bien por desconocimiento del tema o sencillamente porque son tópicos habituales instalados en nuestra imaginación. Pero la cruda realidad solo la conocen sus directos protagonistas que, muy rara vez, tienen espacio para explicar su situación.
Yo también fui inmigrante en distintos países y en circunstancias especialmente difíciles, y sé que muchas de las afirmaciones merecen ser matizadas cuando no son rotundamente erróneas. Otras hieren, sin saberlo, la sensibilidad de los africanos que las oyen, bien por no coincidir con la realidad o por ser sencillamente humillantes. Muchas veces cuando se habla de África desde Europa, parece que se está hablando de otro planeta, de un lugar completamente exótico donde no existe ningún atisbo de esperanza, en un entorno donde el sufrimiento hace rechinar los dientes y donde la totalidad de los habitantes viven sumergidos en una indescriptible miseria. Ciertamente algo de verdad habrá en lo que se dice pero la mayoría de esos tópicos son representaciones mentales alejadas de la realidad.
Muchos eritreos intentan huir de las violaciones de derechos humanos en su país. Foto AP.
Las violaciones de derechos humanos en Eritrea son de “un alcance y una escala que raramente se han visto en otro lugar”, ha dicho un equipo de investigación nombrado por la Naciones Unidas.
El gobierno de Eritrea, según el informe de los investigadores, es responsable de violaciones de derechos humanos sistemáticas, generalizadas y flagrantes que han creado un clima de temor en el que la disidencia se ahoga, una gran parte de la población está sometida a trabajos forzados y encarcelamiento y cientos de miles de refugiados han huido del país. Algunas de estas violaciones pueden constituir crímenes contra la humanidad.
"Lo sé. Los albinos tienen poderes", dice un hombre al que algunos llaman 'sabio'. No hay porqués que valgan: él lo sabe. Y a ciencia cierta.
El músico de 'Negre/blanc', el filme documental rodado en Camerún por Cheikh N'diaye.
En Europa y América nace un albino por cada 20.000 personas, contábamos un tiempo atrás. Pero la incidencia de esta afección hereditaria, en África, es mayor: se registra un albino por cada 4.000 nacimientos.
¿Las razones? Al parecer, las prácticas endogámicas en ciertas regiones del continente coadyuvan con las características de esta enfermedad que se transmite cuando ambos padres son poseedores del mismo gen recesivo. Para colmo de males, la naturaleza de la dolencia -una ausencia total de pigmentación en ojos, piel y pelo- y gran parte de las precauciones y riesgos asociados tienen que ver con lo dañino de la exposición al sol de una cobertura tan débil.
En un entorno de gente de color que aguanta tan bien el sol impío, los albinos destacan por su frágil blancura, sus problemas de visión y, en algunos casos, todas las pecas y las manchas con que la piel se defiende de tanta luz.
Imágenes de 'Negre blanc' del franco-mauritano Cheikh N'diaye.
"Me gustaría sentirme a gusto con mi piel. Sentirme limpia", dice la adolescente que entrevista el director Cheikh N'Diaye en un pequeño pueblo camerunés, para Negre/Blanc, su película documental sobre un puñado de vidas que transcurren sin casi melanina y entre rumores de maleficios.
De no tener melanina a ser "un fantasma... de los blancos", nada menos. Tal el estigma de los albinos, principalmente en Tanzania -donde son cruelmente perseguidos- como en ciertas zonas de Camerún, Benín, Guinea y Angola, entre otras.
Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.
Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.
José Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.
Ángeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.
Chido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.
Akua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...
Beatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.