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Lola Huete Machado

LagosPhoto y Rencontres de Bamako, encuentros de fotografía

Por: | 13 de octubre de 2015

¡La fotografía está de enhorabuena! A finales de octubre darán comienzo dos de los festivales más importantes dedicados a esta disciplina en África, el LagosPhoto Festival (Nigeria) y el Rencontres de Bamako  (Mali). Con dos visiones y trayectorias muy diferentes ambos resaltan el valor del arte y de los artistas africanos, el peso de la diáspora e incluso la visión extranjera, alejando así el foco de una visión tradicionalista o del estereotipo de los temas a tratar por el hecho de proceder de un lugar o de otro.

La creación de imágenes se presenta como una herramienta poderosa: la de mostrar diversas realidades con una voz propia sin intervención ajena. Las iniciativas fotográficas en todo el continente son cada vez más numerosas y variadas y la tecnología ha tenido bastante que ver con eso; desde el Instagram anónimo de un chico que muestra la realidad de su ciudad y su día a día, hasta profesionales que inician proyectos ambiciosos y experimentales, la fotografía en África tiene cada vez mayor importancia y permite no sólo narrar historias sino también crear festivales de gran envergadura internacional.

LagosPhoto y Rencontres de Bamako reúnen y dan a conocer de manera conjunta gran parte de la producción continental, que de otra manera, podría quedar desperdigado e inconexo. Además estas fotografías derriban viejos mitos, por desgracia aún vigentes, y nos ayudan a salir de ese eurocentrismo u occidentalismo que empuja a pensar a veces que solo "nosotros" (países desarrollados") estamos haciendo algo mientras los mal llamados “en vías de desarrollo” se dedican en exclusiva a sufrir, padecer y luchar.

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David Adjaye, el arquitecto afropolita más internacional

Por: | 12 de octubre de 2015

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Smithsonian National Museum of African American History and Culture, Washington DC, actual. Cortesía de Adjaye Associates. Fotografía de Steve Hall, Hedrich Blessing.

Perteneciente a una generación de creadores africanos hijos de diplomáticos, David Adjaye pasó sus primeros años viajando antes de establecerse en el Reino Unido. Sus orígenes ghaneses, su nacimiento en Dar es Salaam (Tanzania, 1966), su infancia en Oriente Medio y Egipto y su formación británica, se mezclan con fluidez e inspiran sin contradicciones sus obras. Licenciado por la South Bank University de Londres y con un máster en el Royal College of Art, el joven arquitecto trabajó para los estudios David Chipperfield (Londres) y Eduardo Souto de Moura (Porto) antes de asociarse con William Russell en 1994. Recién inaugurado el año 2000 se independizaría fundando su estudio Adjaye Associates.

Con oficinas en Accra, Berlín, Londres y Nueva York, su impacto en la arquitectura contemporánea es incuestionable. Su carrera es casi inabarcable: asesor para diversas instituciones internacionales y profesor invitado de universidades como Princeton, Harvard o Penn, el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) lo acaba de condecorar con el Eugene McDermott Award in the Arts para el 2016.

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David Adjaye. ©Ed Reeve, cortesía de Adjaye Associates.

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Jalada04, literatura en lenguas africanas

Por: | 11 de octubre de 2015

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Una de las cosas que llamaban la atención de la lista África 39, compuesta por algunos nombres de los nuevos valores literarios de África sub-sahariana y la diáspora, era que aparecieran solo tres autores que escriben en lenguas africanas: lingala, en el caso de Richard Ali, luganda en el de Glaydah Namukasa y kiswahili en el de Mohamed Yunus Rafiq. El resto se poblaba de literatura escrita en los idiomas colonizadores: inglés, francés o portugués, siendo Recaredo Silebo Boturu, de Guinea Ecuatorial, el único autor de la lista en lengua castellana. El árabe no se contemplaba ya que los organizadores entendían que estos escritores ya habían tenido su oportunidad en “Beirut 39”. 

En 1952 Amos Tutuola había publicado El bebedor de vino de palma. El libro tuvo muchos detractores y admiradores a partes iguales, tanto dentro como fuera de África. Una de las críticas más repetidas se refería al idioma empleado: pidgin nigeriano. El escritor se había servido del inglés para escribirla (fue el primero de su generación en hacerlo), pero al no ser su lengua materna el idioma aparecía “imperfecto”, mostraba repeticiones, frases inconexas, fallos gramaticales y errores sintácticos. El mago Tutuola había trasladado su mundo de narrativa oral yoruba al inglés.  El inglés (los escritores de expresión francófona ya  habían tenido su primer congreso en París) volvió a ser tema de debate en Kampala en la Conferencia de Makerere de 1962 cuyo nombre lo decía todo: “Conferencia de escritores africanos en inglés” y en la que se puso sobre la mesa la situación de la literatura africana, a dónde iba y también qué medios (idioma) usaba para caminar. Allí se reunieron Chinua Achebe, Wole Soyinka, Grace Ogot, Ezekiel Mphahlele, James Ngugi o Rajat Neogy (fundador de la revista “Transition”), entre otros.  A consecuencia de la misma Obi Wali escribiría un año después su polémico ensayo,  The dead end of African Literature, defendiendo, frente a la posición de Chinua Achebe, que la literatura escrita en lenguas europeas no era literatura africana. 

La postura de Obi Wali fue compartida por el joven escritor James Ngugi, quien después cambiaría su nombre inglés por el de Ngugi wa Thiong´o. Él es, hoy en día,  el rostro más conocido cuando se escribe sobre la defensa de las lenguas africanas: se negó a volver a usar el inglés para escribir el resto de su obra en gikuyu (sin embargo no fue el único, se suele obviar a su compatriota Grace Ogot, fallecida este mismo año, que escribió en luo). Junto a ellos aparece también Boubacar Boris Diop quien apartó el francés para escribir en wólof y afirmar que no ve que la  literatura africana tenga ningún futuro "si pretende desarrollarse al margen de nuestras lenguas madre”.   

En este sThis_houseentido se siguen dado algunos esfuerzos significativos en el empeño de avanzar en la escritura en lenguas africanas. Por un lado, el año pasado, Mukoma wa Ngugi,hijo de Ngugi y escritor como él, anunciaba el nacimiento de un nuevo premio, “The Mabati Cornell Kiswahili Prize for African Literature”, con el objetivo de premiar obras de ficción en idioma kiswahili (swahili). Mukoma destacaba el hecho de que las más importantes obras literarias africanas no se encuentran disponibles en las lenguas africanas de origen. Así, Todo se desmorona de Chinua Achebe ha sido traducida a más de 50 idiomas (además de castellano, hay versiones en euskera, catalán y gallego) pero no al igbo la lengua materna de Achebe. Por otro lado, la editorial Cassava Republic Press publicaba una antología de relatos cortos en torno al amor bajo el sello Ankara Press traducidos a varias lenguas africanas, como el pidgin, el kiswahili, el igbo, el yoruba, el hausa o el kpelle.  

Ahora, el colectivo que se encuentra detrás de Jalada da un nuevo e importante paso al publicar un compendio de obras que impulsan y ponen en primer plano a las lenguas africanas. Jalada, fundado en Nairobi en 2013, nacía con la intención de ser más que un espacio de publicación o una revista digital, quería convertirse en una red en la que compartir proyectos. Compuesto por 22 escritores (mitad hombres, mitad mujeres) de diversas partes del continente (Kenia, Uganda, Zimbabue, Sudáfrica o Nigeria), que participaron en un taller de escritura patrocinado por Kwani Trust, Granta y British Council, cuenta ya con tres antologías (sobre afrofuturismo, ciencia ficción o sexo) que se pueden leer online, a la que se suma esta última sobre las lenguas africanas. 

La cuarta antología se despliega en otras tres revistas digitales ofreciendo un importante trabajo de creación y traducción. Así, Jalada04 llega repleta de textos editados en el idioma de origen (kiswahilidholuohausandebelekimeruxhosa o yoruba) con su traducción al inglés, francés o portugués (incluso se le hace un hueco al árabe de la mano de Suleiman Agbonkhianmen Buhari o al bengalí, con un poema de Aryanil Mukherjee, y al hindi). En el especial hay poesía, relatos breves y artículos de opinión que pueden ser leídos o escuchados, ya que la lectura se entremezcla con varios audios. Los nombres más o menos conocidos de los escritores Richard Ali, Edwige-Renée DRO, Efemia Chela, Richard Oduor Oduku, Moses Kilolo o E.C.Osondu, se unen a los de los fotógrafos Phoebe Boswell, Victor Ehikhamenor, Marziya Mohammedali o Msingi Sasis que utilizan las imágenes como lenguaje

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Junto a ellos, Mukoma Wa Ngugi, Bwesigye Bwa Mwesigire e Ikhide R. Ikheloa ofrecen breves piezas de pensamiento en el que expresan sus deseos, contradicciones y dificultades en relación a la literatura en lenguas africanas. Si Mukoma comparte con nosotros los problemas que tuvo para pronunciar de manera correcta el inglés, en una época en la que hablar en una lengua africana en la escuela era un crimen, Bwesigye formula el interrogante sobre cómo es posible realizar un activismo literario en una lengua extranjera. Pero es Ikhide, el crítico literario nigeriano, el que escribe el texto más largo y el que trata de contestar a la pregunta sobre cómo es posible preservar la autenticidad de la prosa si hay que contentar también al público occidental. Consciente de que la situación actual, con pocas facilidades de edición y escasas posibilidades de venta debido al precio de los libros, produce que el escritor que quiere publicar tenga que marcharse al extranjero, se lamenta de que a cambio tenga que “acomodar” su literatura a los gustos occidentales. Y para ello se tengan que plegar también a la hora de utilizar el lenguaje. Analizando las novelas de EC OsonduThis House is Not For Sale y de Chigozie Obioma The Fishermen demuestra cómo los propios escritores explican términos y pervierten diálogos, hasta el punto de preguntarse “¿Quién habla así en Nigeria?”. 

Bwesigye sabe que el tema de las lenguas africanas es eterno y recurrente. Mientras tanto, iniciativas como esta demuestran que el interés sigue en aumento y que, como la artista visual Phoebe Boswell nos recuerda se trata de conectar, camino que Jalada04 ha emprendido al levantar una nueva torre en donde las lenguas africanas conviven con las europeas, las imágenes con las palabras y los audios con la escritura.

Compromiso y música (134): Demasiado cotilleo

Por: | 10 de octubre de 2015

La gran novedad esta semana es que después de muchas entradas contando las últimas novedades artísticas del continente, no tenemos ninguna nigeriana, lo que es difícil dado que la industria musical de ese país está desbocada. Hoy pasearemos por Sudáfrica, República Democrática del Congo, Tanzania, Angola y Uganda. Hemos tenido que dilucidar fuertemente sobre si incluir algunos de los temas seleccionados, pero al final hemos optado por ellos. También hemos decidido aceptar un par de canciones de artistas totalmente desconocidos pero cuyos temas nos han llegado directamente desde África y hemos optado por darles una oportunidad. En resumidas cuentas, un poco de todo, un par de vídeos espectaculares, algo de afrofuturismo, unas gotas de jazz, mucho afropop y algo de rap junto con música para bailar y mucha política son los ingredientes principales de la propuesta de esta semana.

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Foto polémica: Daimond Platnumz y Zari Hassan. Foto Lailasblog.

Como os contábamos anteriormente, nos ha costado mucho decidir si nuestro primer tema debería estar aquí por su singularidad ya que pertenece a la banda de jazz británica Sons of Kemet. Las razones que han pesado a favor de su inclusión son que estos chicos definen su música como afrofuturística y que el vídeo que acompaña al tema que presentamos está dirigido por el sudafricano Lebogang Rasethaba, rodado en el township de Tembisa y juega con el último fenómeno musical del país, el retorno del pantsula, eso sí, algo renovado, un baile que se originó en los townships sudafricanos en los años 50 y 60 del siglo pasado como respuesta al apartheid. Los bailarines pertenecen a la Indigenous Dance Academy, de Tembiso y la coreografía es de uno de los cofundadores de la misma, Jarrel Mathebula.

Pantsula y jazz se encuentran por primera vez en este tema titulado In the castle of my skin, el cual hace referencia a la novela del mismo nombre, que explora el tema de la identidad postcolonial, del poeta y escritor de Barbados George Lamming.

Como veis, son muchas las razones para presentar este tema entre las propuestas de hoy. Además, el vídeo acaba de ser elegido mejor vídeo de jazz del año. No nos lo podíamos perder.

 

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Urwibutso, los bollos dulces de Ruanda

Por: | 08 de octubre de 2015

Autor invitado: Gaetan Kabasha (*)

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Gaetan y Sina delante de la escuela fundada y sostenida por este.

 

Una mañana, Sina Gérard me recoge en Kigali con su Land Rover. Cruzamos la ciudad, capital de Ruanda y nos adentramos en las colinas hacia el norte. A lo largo de esta carretera asfaltada que serpentea entre las montañas, voy contemplando la alternancia de colinas y valles. Ruanda es de una belleza indescriptible. Su paisaje verde es una maravilla de la naturaleza. Al cabo de 40 minutos, llegamos al centro Nyirangarama, la sede de la empresa Urwibutso, creado y desarrollado por la misma persona que me transporta en su coche y lo conduce.

Ya en los años ochenta, Nyirangarama era un centro bastante moderno y concurrido por estar al lado de la carretera principal que une la capital con las ciudades del nordeste del país. Sina empezó su negocio poco a poco vendiendo artículos de base sin que nadie pudiera sospechar que aquel chico delgado con un lenguaje dulce y muy respetuoso llegara a montar un imperio de negocios y a transformarse en un millonario.

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El misterio de la fotógrafa sin nombre que se perdió en Madagascar

Por: | 06 de octubre de 2015

Estamos estrenando el siglo XX en una remota isla que flota en el Océano Índico, arrimada a la costa oriental de África de la que la separa apenas un canal de mar a la altura de Mozambique. Colonia francesa, oficialmente, desde finales del siglo XIX, vive un momento de cambios radicales y aceleración traumática de su historia. Se llama Madagascar y -según la Wikipedia- es la cuarta isla más grande del planeta y la mayor del continente africano, con una biodiversidad única y un 80 % de endemismos entre sus fronteras marcadas con espuma.

Este singular territorio es el protagonista de Madagascar 1906, una muestra fotográfica que se inauguró el pasado viernes en Casa África. La exposición incluye una treintena de imágenes en blanco y negro que se tomaron entre 1901 y 1906 en esa isla, que se ancla a nuestra memoria literaria con olor a lejanía y especias y que excita nuestra imaginación con rumores de baobab, ojos desorbitados de lémur y gestas de piratas. El autor de las imágenes es un misterio, aunque hay indicios que apuntan a que se trató de una mujer europea de familia acomodada, quizás pariente de uno de los colonos o militares franceses instalados en el país.

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Tarek Ode, comisario de la exposición, y Luis Padrón, director general de Casa África, en la presentación a los medios de la muestra Madagascar 1906

El colectivo Zero Memory Archive descubrió las fotos en el año 2010 y montó a su alrededor este proyecto tras adquirirlas y trabajar en su escaneo, documentación, reproducción y restauración durante dos años. Todo comenzó cuando se toparon con un centenar de placas de cristal distribuidas en dos cajas de madera, parte de una colección particular perteneciente a una familia andaluza con ancestros galos y adquirida por un librero-anticuario granadino. Las redes de trabajo del colectivo, que se dedica a la recuperación de memoria fotográfica desde el siglo XIX y hasta mediados del XX, se pusieron en marcha. Investigadores, historiadores, artistas, restauradores y periodistas diseminados por Estados Unidos, Francia y España se volcaron en indentificar la localización de las imágenes y datarlas. Así llegaron a Madagascar y al año 1906.

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Para poner un marco histórico a esta exposición hay que recordar que la colonización real de Madagascar arranca en 1895, con el cruel general Gallieni pasando la isla a sangre y fuego periódicamente y encargándose de la violenta abolición de la monarquía malgache, último resto de soberanía insular.

La relación entre Francia y Madagascar nunca fue fácil. Sin embargo, Gallieni encarnó probablemente el paroxismo del desencuentro entre malgaches y franceses. El general francés envió a la reina Ranavalona III al exilio en la isla de Reunión y se dedicó a la "pacificación" de la isla sin cortapisas legales ni morales. La primera de una serie de revueltas locales contra los colonos invasores tuvo lugar en 1896 y la respuesta del general Gallieni fue de una enorme brutalidad: acabó con la vida de unas 100.000 personas en un país poblado por menos de tres millones de habitantes. Para aquellos que defienden el legado colonial como algo positivo, hay que recordar que Francia eliminó la esclavitud, pero impuso los trabajos forzosos y un régimen de indigenado que reducía a los malgaches a la minoría de edad legal e intelectual. En la escuela se practicó la asimilación y la aculturación. El francés se impuso como lengua oficial y se prohibió el malgache, se arrasó con la aristocracia del país, se ejecutó a ministros.

A partir del comienzo del siglo XX, el poder colonial se centró en la puesta en valor de la isla para provecho de colonos y metrópolis. Se desarrollaron vías de comunicación como ferrocarril y carreteras y se apostó por la agricultura, se crearon puertos modernos y toda la infraestructura necesaria para esquilmar el país a través de concesionarios franceses. Se establecieron impuestos que iban directamente al Tesoro de Francia y se mimó a una élite local afrancesada.

Éste es el momento en el que las imágenes de esta exposición se toman: en pleno esplendor de la colonización de Madagascar, con el fondo de obras aceleradas y represión salvaje de todo movimiento con ansias de emancipación, normalmente solucionado con ejecuciones sumarias, torturas y encarcelamientos.

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El comisario de Madagascar 1906, Tarek Ode, explica que esta exposición se dedica a las mujeres viajeras, cuyos nombres no trascendieron a lo largo de la historia y cuyo coraje jamás fue reconocido. También valora la importancia de la mirada de esas mujeres y de la labor que hicieron al incorporar el componente emocional en la percepción, en este caso, del continente africano.

En un contexto violento y duro, emerge la figura de una mujer europea, blanca, sin nombre pero con el rostro identificado en placa fotográfica, que se dedica a retratar complejos peinados, estoicos y nítidos rostros, diversas vestimentas tradicionales, arquitectura tradicional y francesa y paisajes casi sin tocar. Un viaje por primeros planos nítidos llenos de sensibilidad, escenas casi íntimas, composiciones que no tienen el componente acartonado y formal de la fotografía firmada por hombres en la época.

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Tarek Ode afirma que  está seguro que que existen más placas y testimonios gráficos de la misma autora y la misma época en algún sitio y resalta el sabor moderno de las imágenes de esta exposición, que podemos apreciar como si se hubieran tomado hoy, a pesar de que ya pasó un siglo desde que se hicieron.

También precisa que la muestra cuenta una historia, arrancando con la llegada de buques y colonos al país para después inmortalizar el encuentro de colonizados y colonizadores y finalmente quedarse prendida en las pieles de los propios malgaches.

En cualquier caso, la historia que cuentan esas imágenes es la de dos misterios que confluyen en uno: el misterio de un Madagascar que intenta resistir a la presión extranjera y el de una fotógrafa sin nombre que carga su cámara por sus pueblos, selvas y costas, enamorada de un país y de un momento.

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Compromiso y música (133): Entre lo divino y lo cursi

Por: | 03 de octubre de 2015

La selección musical que os presentamos hoy empieza con un tono poético ya que la música, la letra y la luz del vídeo que acompañan a nuestro primer tema incitan a ello, para luego elevarse y entrar en el terreno espiritual con una mezcla de gospel, rap y pop que nos abre las puertas a al ritmo hipnótico del tercer tema, el cual nos hará sentir embriagados y no nos permitirá seguir sentados. La cuarta propuesta nos hunde en reflexiones filosóficas demasiado profundas y lejanas para nosotros pero que ayudan a bailar; finalmente, terminaremos en plan romántico cursi. Así que tenemos para todos los gustos. Partimos de Marruecos y pasamos por Zambia y la República Democrática del Congo para concluir en Nigeria.

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El grupo congolés Mbongwana Star. Foto Frorent de la Tullaye/PR.

Tras el éxito de Soul of Marocco, Oum regresa con un nuevo álbum, titulado Zarabi, que acaba de salir a la venta en Francia el pasado 22 de septiembre. Como adelanto del mismo tenemos el sencillo HNA, un homenaje a los tejedores de alfombras de M’hamid El Ghizlane, el pequeño oasis del sur de Marruecos también famoso por su festival de música nómada.

Las letras y la voz dulce de esta diva de la canción marroquí al mezclarse con el jazz dan un toque mágico a este tema. En él juega un papel central el oud que es tocado por Yacir Rami.

 

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De cómo los africanos se ríen de sí mismos y de sus males

Por: | 02 de octubre de 2015

La BBC publicaba el pasado 23 de septiembre una carta de la escritora Elizabeth Ohene en la que hablaba de la innovación lingüística ghanesa, a remolque de la actualidad del país y teñida siempre con el humor con el que la mayoría de los africanos suelen tomarse hasta la mayor tragedia.
 
Ohene describía algunos ejemplos de esa creatividad. "Aunque tuvimos problemas con un suministro eléctrico poco fiable en los últimos tres años, intentamos encontrar la parte divertida de andar a tientas en la oscuridad y con la comida pudriéndose en las neveras", explicó. "Creamos una palabra, dumsor, para describir el fenómeno. El significado literal es apagado-encendido (off-on en inglés)"*. 
 
La autora añadió que el término dumsor llegó a la Wikipedia y entró en el léxico de las redes sociales, algo que se sintió en su país como si dumsor creciera y pasara de ejercer de palabra recién manufacturada que describía un fenómeno muy local de luces encendiéndose y apagándose a un término aceptado internacionalmente para denominar los cortes de electricidad en una economía en vías de desarrollo. Un vocablo, además, polivalente, ya que puede ser utilizado como nombre, adjetivo, verbo y lo que se le ocurra al usuario. 
 
 

El motivo central de la carta de Elizabeth Ohene era explicar que esta rápida y creativa respuesta al devenir del país es, en realidad, una forma de superar el trauma. Y para probar su tesis, se remitió al caso concreto de Anas Aremeyaw Anas, un joven periodista de investigación que ha conseguido remover los cimientos de la sociedad ghanesa con su trabajo sobre sobornos aceptados por jueces.

El método de Aremeyaw es peculiar: se disfraza y se infiltra para grabar vídeos y conversaciones. Es un arte que ha refinado a lo largo de los años. Los españoles pudimos disfrutarlo, a cara tapada, en el II Festival Internacional por la Libertad de Expresión que se celebró en Cádiz en el año 2010. En su curriculum figura el traumatizar a sus compatriotas destapando abusos en orfanatos, sobornos a policías en el mundo de la prostitución y hace nada, la corrupción en la Justicia. Según Ohene, la última vez que toda Ghana se unió en un shock colectivo de este tipo se remonta a 1982, cuando se produjo el secuestro y asesinato de tres miembros del Tribunal Superior de Justicia. "La única manera que encontramos de enfrentarnos al trauma es hacer bromas sobre la tragedia", concluye triunfante y añade un listado de nuevas palabras y expresiones a su diccionario ghanés: 

  • To go undercover is "to anas"
  • To make secret recordings is "to anas-anas"
  • To wear disguises is to "do an anas"
  • To be caught in the act is "to be anased"
  • To have someone exposed taking bribes is to have that person being given the full "Anas Aremeyaw Anas". 

Los africanos son unos expertos a la hora de reírse de la desgracia propia y ajena.

Las redes sociales están llenas de chistes, montajes, parodias, nuevo vocabulario y comentarios ocurrentes de todo tipo en este sentido. Además, en tiempo real y en conexión total con lo que sucede en las calles de Cotonú, Kampala o Antananarivo. 

El último ejemplo: el reciente golpe de estado en Burkina Faso.

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El pasado mes de septiembre, los burkineses no sólo dieron al mundo un ejemplo de movilización ciudadana con clase magistral de nuevas tecnologías incluida, una lección sobre cómo abortar un golpe de estado sin ayuda externa y un máster en resolución pacífica de conflictos entre fuerzas armadas. También honraron la memoria de su conciudadano más ilustre, Thomas Sankara, y entre sustos, protestas y ataques de indignación, tuvieron tiempo para reírse de la situación, hacer bromas e innovar el diccionario. 

Los ejemplos son legión:

POEME D'AMOUR POUR TOI MA DULCINNEE.

Bb quand je ne te vois pas je me sens comme tonton EDDY ne pouvant pas se presenter aux élections...
je suis comme une armée loyaliste au porte de ton coeur attendant qu'un oui pour y pénétrer...
loin de toi je me sens comme dans un habit du general Diendere.
mon coeur bat pour toi a la vitesse d'un vehicule entrain d'Achiller.
Je te respecterai comme un couvre feu de 23h, j'irai jamais dans un Maquis Sale boire du Bony.
Bb je serai bien plus serieux que l'ultimatum donné par l'armée.
C'est de mon coeur cantonné que vient ces quelques mots qui j'espere te desarmeront.
Stp ne me dit pas de revenir dans 50 jours... sinnon je pourrais te prendre en otage...
Ton homme qui t'aime et t'aimera aussi longtemps que la jeunesse burkinabé s'opposera à l'injustice.

 

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Sobre los autores

Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.

Chema Caballero Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.

José NaranjoJosé Naranjo. Freelance residente en Dakar desde 2011. Viajó al continente para profundizar en el fenómeno de las migraciones, del que ha escrito dos libros, 'Cayucos' (2006) y 'Los Invisibles de Kolda' (2009), que le llevaron a Marruecos, Malí, Mauritania, Argelia, Gambia, Cabo Verde y Senegal, donde aterrizó finalmente. Le apasiona la energía que desprende África.

Ángeles JuradoÁngeles Jurado. Periodista y escritora. Trabaja en el equipo de comunicación de Casa África desde 2007. Le interesa la cultura, la cooperación, la geopolítica o la mirada femenina del mundo. De África prefiere su literatura, los medios, Internet y los movimientos sociales, pero ante todo ama a Ben Okri, Véronique Tadjo y Boubacar Boris Diop, por citar solo tres plumas imprescindibles.

Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.

Akua DjanieAkua Djanie. Así se hace llamar como escritora. Pero en televisión o en radio es Blakofe. Con más de tres lustros de carrera profesional, Akua es uno de los nombres sonados en los medios de su país. Residente en Reino Unido, fue en 1995, en uno de sus viajes a Ghana, cuando llegó su triunfo televisivo. Hoy vive y trabaja entre ambos países. La puedes encontrar en su página, Blakofe; en la revista New African, en Youtube aquí o aquí...

Beatriz Leal Riesco Beatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

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