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Lola Huete Machado

Suiza refina oro extraído por niños en Burkina Faso

Por: | 07 de marzo de 2016

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Joven de 16 años entra en una de las minas / Foto Pep Bonet - Noor - Keystone /A Golden Racket


¿Cómo puede ser que todos los años Suiza importe toneladas de oro desde Togo, un país que no produce este mineral? es lo que se pregunta la ONG suiza Berne Declaration (BD).

Está organización lleva más de 40 años luchando por una relación más equitativa entre el país europeo y los países en desarrollo. En un informe titulado A Golden Racket demuestra que el oro procede de las minas artesanales de Burkina Faso, donde se extrae en condiciones pésimas tanto para adultos como para niños, se lleva de contrabando hasta Togo y desde allí es importado por una compañía suiza con sede en Ginebra.

El viaje del oro se inicia en las minas artesanales de Burkina Faso. En ese país existen 200 unidades mineras artesanales reconocidas oficialmente. En una unidad pueden operar diferentes mineros a título individual. Junto a ellas hay otras 27 unidades semi-mecanizadas. Pero la gran mayoría de la minería artesanal es ilegal; se estima que en Burkina Faso existen más de 600 unidades clandestinas. Algunas fuentes calculan que en estas unidades se extraen más de 20 toneladas de oro al año. Las cifras oficiales dicen que en 2014, Burkina Faso solo produjo 36 toneladas de oro.

Una vez extraído y semirefinado, el oro es sacado clandestinamente del país y llevado hasta Lomé, la capital de Togo. La revista Invetig´action apunta a que el contrabando del oro no sería posible sin la complicidad de políticos y funcionarios del gobierno de Uagadugú que comparten los beneficios de los contrabandistas. El informe de BD señala como a uno de los principales intermediarios en el contrabando de oro a la compañía SOMIKA, propiedad de El Hadj Adama Kindo, un poderoso hombre de negocios que cuenta con numerosas concesiones de minas de oro en Burkina Faso y estuvo muy cercano y protegido por el régimen del antiguo presidente Blaise Compaoré, continuando sus actividades tras la caída de ese. Evidentemente, la compañía niega toda implicación en el comercio ilegal de este metal.

Cuando el oro llega a Lomé es comprado por Waafex Sàrl, una sucursal del grupo Ammar que aglomera diversas compañías propiedad de una familia libanesa. Luego, la filial suiza del grupo, MM Multitrade, importa el oro en el país helvético. Aviones de Air France lo transportan desde Lomé hasta Paris y de ahí a Zurich. En 2014, unas 7 toneladas de oro salieron desde Togo para Suiza de esta forma.

Desde Zurich el metal es llevado a la refinería Valcambi, que esta cerca de Lugano y es una de las más grandes del mundo. Esta refina el oro procedente de Togo y lo vende en barras o lingotes, acreditando su valor equivalente en onzas troy de oro en la cuenta de MM Multitrade en el Arab Bank de Ginebra.

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Joven dentro de en una de las minas / Foto Pep Bonet - Noor - Keystone /A Golden Racket



Se calcula que en Burkina Faso entre el 30 y el 50 % de los trabajadores de las minas artesanales son niños. Estos menores arriesgan sus vidas descendiendo a pozos mineros, altamente inestables y mal ventilados, atados a una cuerda como única medida de seguridad y con una linterna atada a la cabeza como única iluminación, en busca del metal precioso.

Se trata de niños de incluso solo 12 años que tienen que realizar las mismas tareas que los adultos, trabajando en turnos de día y  noche de 12 horas de duración. Dada la angostura de los pozos artesanales es siempre más fácil deslizar a un menor en ellos que a un adulto. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) califica el trabajo en minas artesanales como una de las peores formas de trabajo infantil ya que esta actividad “pone en riesgo el bienestar físico, mental o moral del niño”.

Muchos de estos menores tienen que manejar sustancias altamente tóxicas, como el mercurio, sin protección prácticamente a diario. Las medidas de seguridad, como hemos apuntado anteriormente, son prácticamente inexistentes y los accidentes y muertes ocurren con mucha frecuencia en este tipo de explotaciones debidos, principalmente, a los derrumbes. Además son comunes enfermedades relacionadas con el trabajo incluyendo las que afectan a las vías respiratorias  y las enfermedades pulmonares debido a la exposición al polvo y las lesiones de huesos debido a los accidentes y a los grandes pesos que tienen que manejar. La exposición permanente al mercurio, por su parte, perjudica gravemente los sistemas digestivo e inmunológico, pulmones y riñones.

Lejos quedan los tiempos de Thomas Sankara, cuando el algodón era llamado oro blanco y representaba el 57% de las exportaciones de Burkina Faso. A partir de 2009, el oro amarillo tomó el relevo. Solo en 2013, las minas de este metal han aportado a las arcas del Estado, en términos de impuestos y tasas aduaneras, unos 198 millones de francos CFA (unos 300.690 euros). En la actualidad, el oro representa el 5% del PIB de Burkina Faso, uno de los países más pobres del mundo (puesto 183, de 188, en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas de 2015).

A diferencia de su extracción, el contrabando de oro es un negocio muy lucrativo para todas las partes implicadas en él: los contrabandistas burkineses evitan el pago de los impuestos que gravan la exportación del oro, entre ellos una tasa de 500 francos cfc (0,76 euros) por gramo, mientras que el Grupo Ammar se beneficia de las generosas tasas de exportación de Togo, diez veces más baratas que las de Burkina Faso.

Evidentemente, las perdidas que la minería ilegal y el tráfico de oro suponen para este país son muy grandes. BD estima que en 2014 esa pérdida ascendió a unos 6 millones de euros, lo que equivale a una cuarta parte de la ayuda al desarrollo que Suiza envió a Burkina Faso ese mismo año.

Destaca la organización suiza que el código de conducta de Valcambi presume de “ las más altas normas de trazabilidad en toda su cadena de suministro”. De hecho, esta empresa, al conocer el informe de BD sacó un comunicado de prensa negando las acusaciones. la ONG suiza contestó afirmando que Valcambi no aportaba ninguna prueba que negase sus alegaciones por lo que las mantenía. 

También denuncia la ONG que las autoridades suizas cierran los ojos, confiando en la buena fe de las empresas del país y en sus propias iniciativas para que estas no se involucren en violaciones de derechos humanos. 

Para saber más sobre las explotaciones artesanales de oro en Burkina Faso se puede leer el reportaje: Una generación cegada por el oro, en Planeta Futuro.

Hay 1 Comentarios

Una violación de los derechos humanos, en este caso de los niños, en toda regla.

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Sobre los autores

Lola Huete Machado. Redactora de El País y El País Semanal desde 1993, ha publicado reportajes sobre los cinco continentes. Psicóloga y viajera empedernida, aterrizó en Alemania al caer el muro de Berlín y aún así, fue capaz de regresar a España y contarlo. Compartiendo aquello se hizo periodista. Veinte años lleva. Un buen día miró hacia África, y descubrió que lo ignoraba todo. Por la necesidad de saber fundó este blog. Ahora coordina la sección Planeta Futuro.

Chema Caballero Chema Caballero. Llegó a África en 1992 y desde entonces su vida giró en torno a sus gentes, su color y olor, sus alegrías y angustias, sus esperanzas y ganas de vivir. Fue misionero javeriano y llevó a cabo programas de educación y recuperación de niñ@s soldado en Sierra Leona durante dos décadas, que fueron modelo.

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Chido OnumahChido Onumah. Reputado escritor y periodista nigeriano. Trabaja como tal en su país y en Ghana, Canadá e India. Está involucrado desde hace una década en formar a periodistas en África. Es coordinador del centro panafricano AFRICMIl (en Abuja), enfocado en la educación mediática de los jóvenes. Prepara su doctorado en la Universidad Autónoma de Barcelona. Su último libro se titula 'Time to Reclaim Nigeria'.

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Beatriz Leal Riesco Beatriz Leal Riesco. Investigadora, docente, crítica y comisaria independiente. Nómada convencida de sus virtudes terapéuticas, desde 2011 es programadora del African Film Festival de NYC. Sissako, Mbembe, Baldwin y Simone la cautivaron, lanzándose a descubrir el arte africano y afroamericano. Su pasión aumenta con los años.

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