En 1974, el gobierno sudafricano promulgó un decreto por el que se imponía el estudio del afrikáner en las escuelas del país al mismo nivel que inglés. Este idioma era el mayoritario entre la minoría blanca que controlaba la política y la economía del país. Los estudiantes negros se opusieron a él con el argumento de que aunque lo aprendiesen seguirían siendo igual de discriminados que sin él. Ellos quieren estudiar en su lengua e inglés.
En el township de Soweto, en Johannesburgo los estudiantes del Instituto de Orlando West, planearon una serie de acciones contra esta ley que entró en vigor en enero de 1975. En una serie de reuniones secretas decidieron realizar manifestaciones contra ella.
El 30 de abril de 1976, los estudiantes del centro se manifestaron por las calles del barrio solo para negros. Además de la abolición del decreto pedían igual trato y condiciones que sus compañeros blancos. El resto de estudiantes del gueto se unieron a la marcha de aquel día.Tras ella los jóvenes empezaron a organizarse y a formar grupos y elegir líderes.
Los escolares recibieron el apoyo del Movimiento de Conciencia Negra (Black Consciousness Movement, BCM), el movimiento de activistas anti Apartheid que apareció en Sudáfrica a mitad de la década de los 60 del siglo pasado para cubrir el vacío político creado por el castigo a los líderes del Congreso Nacional Africano (ANC, por sus siglas en inglés) y el Congreso Panafricano, que fueron encarcelados y censurados tras la masacre de Sharpeville en 1960. También recibieron en apoyo de los profesores negros.
Se formó un Comité de Acción para organizar una gran manifestación pacífica el miércoles 16 de junio a través de las calles de Soweto, a la cual se invitó a todos los estudiantes del township y otros vecinos.
El día elegido, unos 3.000 manifestantes, entre estudiantes y profesores, empezaron a manifestarse tratando de evitar provocar a las barricadas que la policía había instalado en el berrio desde el inicio del día. Poco a poco, otras personas se fueron uniendo y se calcula que la marcha llegó a congregar unas 10.000 personas (algunas fuentes hablan de 20.000) que recorrían las calles con pancartas y lemas como “Abajo el afirkáner” y “Si aprendemos afrikáner, que Vorster aprenda zulú”.
Balthazar Johannes Vorster, conocido como John Forster o B. J. Vorster, era el primer ministro del país en aquel momento. Más tarde, en 1978 sería elegido presidente de Sudáfrica. Firme defensor de la división racial, su gobierno (1966-1978) se caracterizó por endurecer las medidas del apartheid y ser responsable, además de la matanza de Soweto de la condena a prisión y a cadena perpetua de Nelson Mandela.
Los manifestantes avanzaban con cánticos, bailes y consignas pacíficamente, ante ello, la reacción de la policía fue lanzar perros de presa contra los escolares. Estos los recibieron a pedradas, lo que llevó a los agentes del orden a abrir fuego sobre la multitud. Esto provocó el estampido de los asistentes y la perdida de todo control sobre lo que allí sucedía por parte de los líderes de la manifestación. Los escolares comenzaron a tirar piedras contra los edificios públicos y a correr por todas partes buscando refugio.
El gobierno envió unos 1.700 policías más con armas de fuego de largo alcance para dispersar a tiros a la multitud y con ordenes de restablecer el orden “a cualquier precio”. Los choques entre los cuerpos de seguridad y los manifestantes se prolongaron durante todo el día y hasta bien entrada la noche. El balance oficial de aquella jornada fue de 23 escolares muertos. Sin embargo, la realidad fue muy distintas ya que los muertos que se contaron llegaron a los 700 y los heridos sobrepasaban el millar.
Hector Pierterson, un estudiante de 13 años, fue el primer manifestante en caer muerto; lo hizo en brazos de su compañero Mbuyisa Makhubu y ante la presencia de su hermana Antoinette. La fotografía de ese momento tomada por el reportero gráfico Sam Nzima se convirtió en un icono de la lucha de los estudiantes negros sudafricanos.
Aquel mismo día, el gobierno sudafricano declaró el Estado de Emergencia. Durante los 13 años en que estuvo en vigor al menos otros 750 jóvenes fueron asesinados, más de 10.000 arrestados y muchos más torturados.
Desde entonces en esta fecha se celebra el Día del niño africano, una fiesta que reivindica los derechos de todos los menores del continente.
Hoy día en el cruce donde Hector Pierterson y, posiblemente, cientos de compañeros más cayeron, se levanta un memorial.
Poco tiempo después de estos acontecimientos, el compositor sudafricano Hugh Masekela escribió el tema “Soweto Blues”, que interpretado por la cantante Miriam Makeba, formó parte del álbum You told mama not to worry, que se publicó en 1977. La canción ayudó a dar a conocer en todo el mundo lo que aquel 16 de junio de 1976 había sucedido en Soweto. La letra dice así:
Los niños recibieron una carta del amo
que decía: no más Xhosa, Sotho, no más Zulú.
Negándose a aceptarla le enviaron una respuesta
fue entonces cuando la policía vino al rescate.
Los niños morían a balazos. Las madres gritaban y lloraban,
los padres estaban trabajando en las ciudades.
Las noticias de la tarde lo dieron a conocer:
“Un pequeño altercado en la ciudad”.
Soweto blues, Soweto blues, Soweto blues.
Benikuphi ma madoda (¿Dónde estaban los hombres)
abantwana beshaywa (cuando los niños tiraban piedras)
ngezimbokodo Mabedubula abantwana (cuando dispararon sobre los niños?)
Benikhupi na (¿Dónde estabas tú?).
Sirva esta canción como homenaje a aquellos estudiantes y su lucha.
40 años después de aquel acontecimiento, algunos analistas opinan que la lucha de los estudiantes negros que piden igualdad de oportunidades con sus compañeros blancos no ha terminado en Sudáfrica, por eso hacen un paralelismo entre los acontecimientos de Soweto y la campaña #FeesMustFall.
Esta es un protesta estudiantil que comenzó en octubre de 2015, cuando el gobierno sudafricano anunció un aumento de las tasas universitarias. Las primeras acciones tuvieron lugar en la Universidad de Witwatersrand y pronto se propagaron a la de Ciudad del Cabo, Pretoria y a la Rhodes, antes de hacerse un movimiento que abarca a todas los centros universitarios del país.
La campaña, liderada principalmente por los estudiantes negros, no solo pide que se bajen las tasas universitarias, sino que también lucha por que se destine más fondos a ayudar a los estudiantes pobres a llegar a la universidad y a políticas que ayuden a transformar la sociedad y a acabar con la brecha de desigualdad socioeconómica y racial que caracteriza a Sudáfrica desde los tiempos de la colonia.
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