Hombres se ofrecen para trabajar en Johanesburgo. / SIPHIWE SIBEKO (REUTERS)
Esta imagen es una metáfora de la crisis: fontaneros, pintores, electricistas, soldadores, albañiles y demás profesiones sentados en el barrio de Glenvista, de Johanesburgo, en espera de que alguien les contrate por un día. Pasaron los oropeles y los focos del Mundial de fútbol, las vuvuzelas y los aplausos, y se quedó la realidad con sus deudas y conflictos. En el Primer Mundo las imágenes del desempleo, el que afecta a los locales, se concentran en las puertas de las oficinas llamadas de forma exagerada y optimista de empleo. Una de las diferencias entre un mundo y otro está en los rostros: aquí, una cierta esperanza de hallar un trabajo, aunque sea menor; allá, nada, solo un presente continuo y bacheado. Para los pobres no existe globalización de la riqueza, ni movimiento de capitales y de personas, para ellos, lo único global y papable es su mundo de miseria. Lo que muestra la fotografía no está tan lejos de nosotros. Contrataciones con un "eh, tú, el del bigote, puedes subir al coche" son frecuentes para los emigrantes. Los que tienen suerte se encaraman ese día al andamio sin contrato ni seguros. Es La ley de silencio (On the waterfront), la película de Elia Kazan y Marlon , que se repite crisis a crisis.
Hay 4 Comentarios
La foto es tremenda, escalofriante.
No deseo esto en Madrid, por ejemplo, que en la Plaza Eliptica hay "carne laboral" y produce estremecimiento.
Veo y noto últimamente caras desencajadas y tristes acercandose a la depresión.
Padres de familia muy, pero que muy preocupados.
Publicado por: casicero | 09/10/2010 21:42:49
Ayer volvía de las clases de prácticas de un curso para desempleados, con un compañero que me acerca en su coche hasta la estación de autobuses de Oviedo, ya que él vive en las cercanías. En un momento dado, al tomar la desviación por una calle tuvo que frenar casi en seco porque en esos momentos iban por un paso de cebra dos trabajadores inmigrantes en traje de faena con evidentes facciones de ser peruanos. Le dije ¡¡cuidado¡¡¡ al lo que él respondió: "bueno, si me los llevo por delante mejor, a ver si no queda ninguno". El caso es que ése no es el primer comentario que hace en ésos términos.
Si a ese le regalaran Auchwitz, no es difícil imaginar lo que él haría con ese campo de concentración. En una conversación de esa persona con otra compañero mientras tomábamos un café en la pausa, dijo que le gustaba oir a Federico Jimenez Losantos porque "le había gracia". No es del PP pero está afiliado a la UGT.
Publicado por: Runaway | 09/10/2010 14:53:55
No creo que en nuestras ciudades suceda nunca algo así...: molestarían a la hora de la limpieza diaria de las calles y no dejarían a los camiones hacer su trabajo. Con tanta moral por los suelos, no habría manera de "adecentar" las calles. ¿No ocurre algo parecido en alguna "capital"...? Seguramente se podría habilitar el local de algún comercio que haya tenido que cerrar para que desde allí pudieran ofrecer sus servicios....
Igual en las formas no, pero en el fondo somos idénticos.
Publicado por: Carmen | 09/10/2010 13:00:49
Si no hacemos nada me temo que esta será la realidad laboral de nuestros hijos, y quién sabe si la nuestra.
Publicado por: ceronegativo | 09/10/2010 12:33:26