Hay noticias de primera división y otras de segunda. Unas acaparan titulares en los medios de comunicación; otras, apenas se asoman. No existe una norma, pero sí razones que lo explican.
Una es periodística; tener, por ejemplo, la exclusiva de unos cables tan sabrosos como los de Wikileaks. Otra de relevancia de la propia noticia o de sus protagonistas; sucede en todo lo relacionado con Barack Obama y cada vez menos con la UE. Una tercera es geográfica; existe un principio periodístico: lo próximo es más importante que lo lejano. Una cuarta es cultural; a los británicos les interesa más lo que sucede en sus ex colonias y a los españoles lo que procede de América Latina. Una quinta es económica; allá donde se juegan los intereses de grandes empresas o los recursos petroleros y minerales que mueven una economía desarrollada, es decir la que tiene crisis, altos y bajos, y no aquellas que solo conocen dos parámetros: pobreza y mucha pobreza.
Con las guerras también; las hay de primera (Irak, Afganistán, Kosovo), a las que se desplazan miles de periodistas (solo al principio). Y otras de segunda, donde no va casi nadie: Sierra Leona, Congo, Sudán, Pakistán... No influye tanto el presupuesto, a veces es solo oportunidad y calendario...
Un conflicto en el páramo informativo de agosto, aunque sea en Georgia, pasa de inmediato a ser de primera división. Los 7.000 muertos de Sierra Leona de enero de 1999 desaparecieron por una contraprogramación: las sesiones del Senado de EEUU sobre el vestido manchado de Monica Lewinsky. Las televisiones globales prefirieron el semen presidencial a la sangre de los nadie.
Esta lista de noticias desfavorecidas es personal, subjetiva y, por lo tanto, discutible. Como la de los libros y las películas.
-Somalia. Ha sido noticia cuando los piratas amenazaban el paso de barcos mercantes y pesqueros; apenas nada cuando los protagonistas eran somalíes en tierra. Somalia es un agujero dividido en cuatro zonas de silencio: Somalilandia, Puntlandia, el centro y partes de Mogadiscio en manos de lo que llamamos con exageración Gobierno Transitorio y el sur, territorio de Al Shabab, una milicia franquicia de Al Qaeda. La comunidad internacional no pisa tierra, que es donde está el problema. Ha preferido ceder la lucha a las tropas africanas, que al parecer están logrando avances. Ellos ponen los muertos; nosotros, el dinero. Una de las lecciones de la lucha mujaidín contra los soviéticos en Afganistán es que las guerras no terminan cuando lo decidimos nosotros, que los Estados fallidos traen problemas y que la historia no concluye en las próximas elecciones de EEUU. (La guerra de Charlie Wilson).
Libro recomendado: Aman, historia de una joven somalí (Seix Barral).
Al Jazeera. Emitido el 15 de febrero de 2010.